"Quien acompaña desde lo psico-histórico-espiritual es
una persona con un excedente de humanidad -que supera la norma, que va más allá
de lo razonable, de lo comúnmente esperado... - que se muestra en una actitud
hacia los demás que se acerca a la incondicionalidad para acoger a la otra
persona en toda su realidad, con un más de ternura, de misericordia, de
aceptación, de bondad, de empatía..."
(…)
“Aunque con temor y temblor, quien acompaña tiene que ser
consciente de que, en muchas ocasiones, la figura de quien acompaña hace
cercano -¡o lejano!- el rostro de Dios para quien está siendo acompañado(a),
porque a veces, es esta relación, lo más próximo que la persona ha vivido como
degustación de lo que puede ser la misericordia y la incondicionalidad de la
acogida.
El(a) compañero(a) psico-histórico espiritual, tiene que ir
haciendo suyas, por tanto, las características del Dios de Jesús, por medio del
encuentro constante y cercano con Él. La alegre misericordia, el amor
incondicional, la gratuidad, el compromiso solidario, la libertad y la
confianza, la apertura al Misterio, la dinámica pascual muerte/vida, la
encarnación en los más pobres, en los más débiles, y la esperanza, son características
del Padre reveladas por Jesús. Estas, de alguna manera, tienen que ser parte de
quien acompaña. Quien acompaña tiene como oficio exagerar a Dios en lo que Dios
es de pasión –amor, preocupación y sufrimiento- por las personas pecadoras y
pobres de este mundo.
Por eso, la persona que acomaña está constantemente invitada
a hacer un esfuerzo por vivir con coherencia la vida, sus propias opciones, y a
saber ser instrumento en manos de Dios, porque está convencida de que es Él
quien hace, quien trabaja… Esta triple actitud va gestando, en quien acompaña,
un modo ordinario de ser que le dispone a vivir con conciencia, el que puede
ser reflejo del rostro cercano de Dios para los demás.
Todo esto lleva también al(a) acompañante
psico-histórico-espiritual a vivir con conciencia que está frente al rostro de Cristo
–muchas veces sufriente-. Es decir, quien acompaña desde lo
psico-histórico-espiritual, no sólo es consciente de que puede ser el rostro de
dios para quien acompaña sino que descubre –como gracia- el rostro de Jesús en
la persona que está acompañando. Esto significa que no solo sabe – por gracia-
que en el(a) otro(a) está Dios, sino que lo siente, sobre todo allí donde está
padeciendo más. Quien acompaña, por otra parte, desde su propia vida y la vida
resucitada que le comunica Dios, es capaz de detectar los signos de
resurrección en las personas, en los acontecimientos, en el mundo.
Esta conciencia exige también que quien acompaña sea una
persona para la cual el discernimiento es una actitud vital, y un ejercicio
diario."
(…)
“Quien acompaña es alguien que tiene sentido de la historia;
alguien que capta la historia y las circunstancias como estructura y no como un
simple saber datos; y entonces enmarca en este horizonte su quehacer. Su
compromiso tiene como horizonte lógico la historia. Por tanto, como se sabe
responsable frente a ésta, no olvida la óptica de los necesitados. Ahora bien,
no habrá estructura nuevas sin personas nuevas. De ahí que se siente impelido a
comprometerse a fondo para generar la Humanidad Nueva que asegura que algún día
acaezcan estructuras nuevas.
Conoce que la historia se mueve en dinamismos diversos,
complejos: en unos momentos el factor decisivo es la confrontación salario-trabajo,
en otros el factor religioso, en otros lo étnico…, esto hace que tenga
conciencia de que la historia se estructura. En definitiva, es alguien que sabe
de la historia, y sabe concretar procesos para que se cambien estructuras que
sirven de columna vertebral a la historia.
Por eso, hace las cosas de manera diferente: desde la
perspectiva de las personas necesitadas, buscando por lo tanto, todo lo que hace
diferencia, sin olvidar para esto la importancia de emplear la excelencia de
los medios (…) se usan los medios que tocan los puntos neurálgicos.”
(...)
“Quien acompaña desde lo psico-histórico-espiritual,
desempeña su tarea desde la gratuidad más que desde el negocio o interés,
aunque sea éste su medio de subsistencia, apostando en primera instancia por
los que siempre pierden. Esto lo(a) abre a la disponibilidad y generosidad de
su tiempo y su trabajo, a ser diferencial en los costos de su servicio, a tener
preferencia para servir en situaciones límites de pocos recursos. Es decir,
hace lo que hace, porque se percata de que su trabajo de acompañar, hace historia
preparando Humanidad Nueva.“
Referencia:
Cabarrús, C. (2002). Cuaderno de bitácora para acompañar caminantes. Guía psico-histórico-espiritual. Bilbao: Desclee de Brouwer. (De las páginas 61-72)