Mostrando entradas con la etiqueta Normas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Normas. Mostrar todas las entradas

Cabrones, claveros y criminales


Guatemala, Marzo de 2016.
Autor: Lic. Enrique Campang Chang.

*Definiciones previas

Cabrón: Persona o animal que hace malas pasadas y resulta molesto. Persona experimentada y astuta.

Clavero: En Guatemala se utiliza para describir a una persona que hace escándalos o hechos vergonzosos sin pudor.

Por todas partes hay personajes que el lenguaje formal y refinado no logra retratar a cabalidad, pero que la centenaria sabiduría de la expresión coloquial o vulgar, franca pero no hipócrita si los describe, entre ellos el clavero y el cabrón, son personajes que pueden anticipar una conducta criminal, o dar pistas para su detección.

El clavero no sólo es un personaje escandaloso que llama la atención, es algo más específico como el que se comporta sin identificar o respetar las normas de conducta en determinado ambiente; el que socializa, envía mensajitos o sextea en clases; se distraen en misa; hablan en conciertos; ignoran, desconocen, atropellan, irrespetan las normas o costumbres establecidas del lugar. El clavero puede ser el que sin mala intención no está informado, el que pasa de una cultura a otra como el personaje fílmico Borat Sagdiyev de Kazakstán; a los cabrones como el villano Guasón en Batman con mil recursos para hacer el mal; o políticos, profesionales y empresarios reales.

Muchos personajes trágicos, funestos o corruptos de la historia como Nerón, Mussolini, Hitler, Ghadaffi, Roxana Baldetti y Compañía; como la mayoría de procesados por delitos, empezaron con fama de cabrones y terminaron como criminales. Otros son empresarios, banqueros, políticos astutos que ganan fortunas o las elecciones con amplio respaldo, tienen ascensos sorprendentes en sus carreras, seduciendo y engañando a las masas por sus cabronadas, abuso y prepotencia; más que por mérito y honradez. Son los que empiezan con el petit crime o pequeños crímenes robando en las tiendas a contrabandistas. coyotes, sicarios o tratantes de personas.

El cabrón por su lado puede conocer las reglas, pero se aprovecha de ellas, es oportunista; abusa de la confianza; puede ser muy popular, seductor, emprendedor astuto, que tiene muchos contactos y talento práctico para resolver problemas donde otros no se atreven; aun saltándose las barreras –trancas- morales y legales. Unos son conductores de vehículos, que en su temeridad y afán de presumir su machismo –chilerear-, llegan antes o causan accidentes, como varios pilotos de nuestros buses y motos.

Los sistemas altamente competitivos y rentables en lo académico, financiero, deportivo o político presionan a la tentación de violar las normas éticas. Unas empresas alteran sus estados financieros, la calidad de sus productos, hacen publicidad engañosa; los políticos retuercen las leyes para quedar impunes; en el deporte unos consumen drogas, se dopan, para aumentar su rendimiento y ganar patrocinios o medallas; el ciclista Lance Armstrong se mostraba arrogante por sus hazañas, hasta que se descubrió su fraude; él encaja en esta definición de Cabrón-criminal. Los fraudes en la FIFA y el doping en los Juegos Olímpicos son acción de quienes tratan de pasarse de listos hasta que son detectados.

A los que copian en los exámenes o plagian trabajos; los que ganan los cursos a base de chivos, alegatos y otros fraudes; contrario al espíritu de la ética académica que todo punteo, título o reconocimiento debe ser respaldado con aprendizaje y dominio de los temas. Los que ganan perdiendo, son cabrones pero se quedan tontos.

En las reuniones se escuchan quejas de que fulano de tal me hizo una cabronada (víctima de un cabrón), me estafó, se robó a mi mujer, mi casa, me hizo trampa. Es un abuso deliberado de confianza entre socios, amigos, familiares, que no encaja claramente como una falta civil o delito penal, queda en lo moral. Caen en un limbo en que no son absolutamente malos ni santos.

Algunos rasgos del cabrón aparecen como el Trastorno Anti Social de Personalidad (301.7) en el DSM 5 de la Asociación Psiquiátrica Americana de 2014. Ver Las ciencias penales no manejan a fondo los problemas emocionales. Lo que debe preocupar es cuando dan el mal paso, y cruzan la línea, en que un clavero o cabrón se convierte en criminal,

Cuando se analizan los antecedentes de varios episodios violentos, se puede notar un período previo de encabronamiento y hostigamiento, que puede pasar desapercibido, con los animales –abejas, perros, toros-, su pareja, en el trabajo, los amigos o en el gobierno; hasta que se da la gota que rebalsa el vaso, para dar paso a ataques, crímenes pasionales, altercados o revoluciones. En abril de 2015 el pueblo de Guatemala se encabronó de tanta corrupción de los politiqueros y salió a las calles.

El cabrón puede encajar dentro del Trastorno Ético Mental (E.C. 2011) que combina la violación de normas con trastornos de adaptación social, obsesión por la riqueza, lo material, egoísta, narcicismo o delirios de grandeza, sin respetar límites. No han superado la etapa infantil del capricho, el deseo de reconocimiento; sin el Súper Yo de auto control y poca conciencia de los demás, y de las consecuencias de sus actos. La dignidad de las personas, el bien común, la moral, la ley, no son cuestiones que les preocupen.

La sociedad coexiste con los claveros y cabrones, los toman como parte del folklore; y no hace juicios hasta que empiezan a irritar, afectar a otros. Es el molesto cabrón que abusa, se aprovecha, que causa daño; se lo cree como algo gracioso, poderoso, valiente; pero en el fondo es un(a) estúpido(a). Entonces mucho ojo con los que presumen ser muy cabrones en los negocios y la política; son de riesgo, sobre todo cuando se pasan de la línea.

“El que no comprende lo que es la inmadurez, la estupidez o la locura, corre el riesgo de quedar atrapado en su círculo”.

La confusión sobre el matrimonio


Guatemala, Mayo de 2012.
Autor: Lic. Enrique Campang Chang.

Hay mucho ruido y confusión en torno al tema del matrimonio, sobre la vigencia, su función, problemas, quienes pueden o no contraer; la diferencia entre boda religiosa, civil la celebración social; para eso es necesario hacer unas aclaraciones ya que casi nadie está manejando los términos correctamente, desde   Barak Obama,  los religiosos y grupos interesados en contraerlo.

Para empezar, pocos le prestan atención al tema de la asimetría en la reproducción de los humanos provoca que la carga física y mental sea más fuerte en la mujer y menor en el hombre; lo que le permite al hombre acumular patrimonio en forma de productos agrarios, ganado, tierras o riqueza. Siendo este uno de los orígenes de la desigualdad económica y social. Para unos el simple reconocimiento de diferencias entre hombre y mujer resulta ser políticamente incorrecto.

Matrimonio es una unión que surge desde tiempos antiguos; en Roma  la mujer obtiene el reconocimiento público a la maternidad y el  apoyo patrimonial parte del hombre a la familia que resulta. Existiendo diversas  formas de relación matrimonial en otras culturas.

A la madre por si sola le es muy difícil la gestación y crianza, sin un apoyo  solidario que le de protección material, que en este caso surge un acuerdo económico que da origen a la familia,  en que se une la maternidad de la mujer y el patrimonio del hombre (Engels). Esto trae posteriormente entendimientos en las relaciones sexuales, emocionales, económicas, morales, culturales y jurídicas, encaminadas a la felicidad de la familia, cosa que hasta la fecha no siempre se da.

La maternidad sin matrimonio ha sido causa de estigmatización social y desventaja económica. Así como la obligación patrimonial a la maternidad es motivo de  disputas en los tribunales.  El acuerdo matrimonial debería ser meditado, negociado, con la intención de cumplimiento; siempre ha presentado altos índices de conflictividad, por tomarse a la ligera. La relación del macho con la hembra, diferente a la del hombre y mujer; es meramente sexual y económica; no pueden producir relaciones estables ni familias en el sentido emocional y cultural.

Las exigencias  culturales y sociales  para la celebración del matrimonio aun son vagas, insuficientes o problemáticas; predomina el interés por la pompa y la superficialidad. Con frecuencia las secuelas de los matrimonios fallidos afectan a  la sociedad.  

El matrimonio religioso es la celebración de la unión de personas ante Dios, elevado a un sentido sacramental; y se espera que se tome en serio. Cada religión dispone de sus normas, condiciones para su celebración; la norma religiosa es moral que puede coincidir con las normas jurídicas y otras no, como el sexo de los contrayentes, edad, régimen económico, derechos y obligaciones o formas de disolución.

Muchas culturas celebran el matrimonio en grande porque la mujer está lista para la maternidad y el hombre en capacidad de formar patrimonio económico. El amor y sentimientos no son importantes en estos matrimonios por conveniencia o arreglados; además de los fuertes intereses en el mercadeo y gasto en la boda social.

Las normas de la religión y la cultura por efecto de la costumbre no son universales; establecen sus reglas para el que se acoge a su ámbito; pero no es aplicable a todos. Hay diferencias  en las reglas religiosas, legales  o culturales, ni se deben imponer.

Esto es el meollo del debate actual, si las personas del mismo sexo pueden contraer “matrimonio”; dentro del término que implica maternidad y patrimonio, entonces, es etimológicamente incorrecto; se pueden utilizar otros términos como unión civil, acuerdo de convivencia,  que es diferente. No puede haber matrimonio entre personas del mismo sexo porque no va implícita la maternidad; es cuestión de usar bien lo términos, que por fuerza de la costumbre se usan incorrectamente. Su insistencia es necedad.

La celebración pública de la unión entre personas del mismo sexo puede causar irritación y resultar contraproducente en sociedades no preparadas para aceptarlo; en todo  tipo de relación, la discreción y manejo privado siempre es recomendable. La exposición pública sólo alimenta la fricción social y el morbo de manera innecesaria.

Para justificar la norma o la ley dentro de la ética, debe existir un razonamiento riguroso que va a producir beneficio y evitar daño, debe ser libre, autónoma y justa; y sobre todo no puede basarse en prejuicios.

En la norma moral este planteamiento puede ser casuístico, subjetivo o relativo basados en la tradición; las religiones y culturas no siempre fundamentan las normas sobre análisis rigurosos y formulan prohibiciones donde ya no existe razón de mantenerlas, como la prohibición de comer carne de cerdo o la discriminación de la mujer.

Así se dan las prohibiciones de matrimonio, alimenticias, de género o de vestir, sobre todo entre los hindúes, budistas, judíos, musulmanes o cristianos. Unos estados fundamentalistas, sustituyen la ley civil por la norma religiosa como el caso de las repúblicas islámicas en que se aplica la sharia.

En el plano religioso o cultural las relaciones entre el mismo sexo pueden ser rechazadas; pero si los contrayentes se acogen al plano jurídico para obtener derechos  de herencia, impuestos, seguros, pensiones, adopción, residencia, etc., están en su derecho, si hay evidencia de más beneficios que de daño. Concederlo o no, le corresponde a la autoridad civil.

Es una polémica que no debería existir, si cada quién manejara correctamente los términos y ámbitos, pero una cosa se mezcla una con la otra; solicitan derechos legales a instituciones religiosas, o limitan derechos del plano civil por la norma religiosa. No se define el contexto, los alcances y limitaciones de cada tipo de unión.

Unas relaciones sexuales, amorosas, no se acogen al fuero público cultural o religioso por mantenerse privadas; nunca celebran matrimonios o bodas ante la fe, la sociedad o la ley. Se liberan de las censuras morales pero no gozan del reconocimiento social ni de protección legal. En todo caso,  tanto en lo religioso y civil,  debe prevalecer el sentido del bien común y la dignidad de las personas. No se puede prohibir sobre prejuicios, algo que cause beneficio.

Hay un traslape en el caso de matrimonio religioso y la unión civil. Hay falta de claridad en el análisis de los sistemas religiosos, emocionales, legales o sexuales; cada sistema tiene su dinámica particular con sus coincidencias y diferencias. (Enfoque Multisistémico, E. Campang 1991). La mezcla forzada de los sistemas religiosos, sexuales y jurídicos produce estos debates estériles. 

La coincidencia del análisis legal con la postura religiosa no siempre se da; en unos casos la autoridad religiosa presiona sobre la civil para imponer su criterio; o el Estado choca con la norma religiosa como en los casos del aborto y el divorcio. Se deben demarcar los ámbitos o jurisdicciones en la aplicación de las normas.