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Leopold Bellak: Una nota sobre algunos conceptos básicos de psicoterapia


El término psicoterapia ha adquirido un amplio y poco definido significado en la literatura psiquiátrica y en el habla cotidiana. En su sentido más amplio, podría ser definida como cualquier cosa que no sea primariamente de naturaleza somática que se crea que pueda ser benéfica de cualquier forma para el estado mental de cualquier persona. En este sentido general se incluye cualquier acción, desde una amistosa palmada en la espalda y un alegre "buenos días", para el cual tenga tiempo el psiquiatra del hospital en la conversación de cinco minutos de su rutina diaria, hasta una amonestación o psicoanálisis prolongado. Como el término puede ser usado con una connotación tan amplia, conduce, sin duda, a mucha hipocresía.

Proponemos una más detallada conceptualización de la psicoterapia. Aunque probablemente poco de lo que digamos sea completamente nuevo, la justificación para esta presentación se deriva del encuentro con la confusión en el uso del término.

Aunque hablemos de tres formas básicas de psicoterapia, nuestro principal interés está dirigido a una de ellas, denominada psicoterapia dinámica y sus conceptos subyacentes.

Psicoterapia dinámica

Esta es la que usualmente es referida como "psicoterapia profunda", o lo que uno quisiera llamar psicoterapia propiamente. Para todos menos para la mayoría de los problemas superficiales, debería ser el método de elección, si todas las circunstancias lo permiten. En esta aproximación, las situaciones de vida del paciente son estudiadas en detalle. 

La psicoterapia dinámica consiste esencialmente en comunicación, interpretación, introspección y elaboración. 

Comunicación.- Esta denota alguna manera en la que el paciente relata sus situaciones de vida al terapeuta. Esto puede ser hecho por asociación libre, como en el proceso de psicoanálisis clásico, o de otra forma. Aunque el primer método mencionado es el científicamente más seguro, más exhaustivo y productivo, cierta selectividad en la comunicación, como la empleada en formas abreviadas de terapia, puede estar indicada. 

Interpretación.- Cuando el terapeuta se ha familiarizado con un número de situaciones de vida del paciente, podría percibir un cierto denominador común en los patrones de comportamiento e indicárselos al paciente en tales dosis que parezcan ser adecuadas para él en cualquier momento. 
  • Estudio horizontal: Principalmente, el terapeuta puede encontrar un denominador común de patrones de comportamiento y de relaciones interpersonales la situación de vida contemporánea, y podríamos hablar de esta tarea como un estudio horizontal de patrones. 
  • Estudio vertical: Tarde o temprano, será posible trazar por asociación libre o de otra forma el desarrollo histórico de estos patrones n la historia de vida del paciente, conduciendo a un conjunto más o menos definido. Podemos hablar de esta parte de la investigación terapéutica como el estudio vertical de las relaciones de los patrones de vida. Frecuentemente, será necesario señalar ambos, los denominadores comunes verticales y horizontales del comportamiento actual del paciente para conducir a una solución de sus problemas. 
  • Relación con el terapeuta: Como un caso especial de situaciones de vida actuales de los patrones horizontales en su relación con los históricamente más tempranos, la relación con el terapeuta puede ser discutida específicamente, lo que en psicoanálisis se conoce como análisis de la situación de transferencia.
Interpretación, entonces, significa señalar por el terapeuta al paciente los denominadores comunes en sus patrones de comportamiento - horizontalmente, verticalmente y en su relación con el terapeuta. 

Un breve ejemplo puede ser de ayuda aquí: el paciente puede haber llegado con el problema presente de vagos ataques de ansiedad. Puede parecer tarde o temprano que estos aparentemente desconcertantes ataques ocurren típicamente cuando el paciente está en contacto con una autoridad estricta que produce hostilidad en él. Después de que este patrón horizontal ha aparecido, en un momento u otro, un patrón vertical podría ser encontrado - el paciente tuvo una relación más o menos específica con su padre quien originalmente produjo esos sentimientos de hostilidad en él y la resultante ansiedad. Un estudio posterior revelaría una completa historia de relaciones con autoridades similares previo a la situación actual, y una actitud similar hacia el terapeuta.

Introspección.- El siguiente paso en el proceso terapéutico está constituido por el insight. El término insight es uno tan mal utilizado como el mismo de psicoterapia. Frecuentemente es usado para decir simplemente que el paciente está consciente de estar mentalmente enfermo. Así es usado más a menudo en la discusión sobre psicóticos, usualmente sin querer sin implicar más que eso. En un contexto de psicoterapia dinámica, insight debe tener este significado: la capacidad del paciente para ver la relación entre un síntoma dado y los previamente inconscientes patrones que subyacen en sus síntomas. Más estrictamente hablando, podemos definir insight como la apercepción (percepción significativa) de los denominadores comunes de su comportamiento, como señalados por el terapeuta.

Este proceso puede desglosarse en dos partes: 
  • Insight intelectual: El paciente puede ver la interrelación de sus diferentes patrones horizontales y verticales; el puede verlos como casos especiales de una clase general, o, en lenguaje gestáltico, él aprende por introspección, y el cierre de experiencias - las piezas de acontecimientos aislados se convierte en un todo significativo; una remodelación de patrones y reaprendizaje toma lugar. 
  • Insight emocional: El paciente reproduce el afecto perteneciente al insight intelectual - alivio, ansiedad, culpa, felicidad, etc. 
Si solo se produce el insight intelectual, limitados o ningún resultado terapéutico puede ser alcanzado, porque la remodelación de patrnoes emocionales es algo esencial para el proceso terapéutico, sea este concebido como un proceso libidinal-metapsicológico o como un proceso de aprendizaje en términos académicos convencionales. El afecto debe ser parte de la gestalt de una experiencia terapéutica. 

Elaboración.- El siguiente paso consiste en la elaboración del nuevo insight:
  • Intelectualmente: El paciente ahora aplica lo que ha aprendido en relación con algunas situaciones, como fue señalado por el terapeuta, a un número de otras situaciones para las cuales el mismo denominador general aplica. Si un patrón fue señalado de existir con su presente empleador, su maestro, su analista y su padre, él puede ahora recordar situaciones involucrando a su tío, a un oficial superior en el ejército, un hermano mayor, etc. pues ha reaccionado con ellos similarmente. 
  • Terapéuticamente (emocionalmente): En la situación terapéutica, psicoanalíticamente conocida como situación de transferencia, el paciente originalmente "transfiere" los patrones emocionales los cuales ha aprendido previamente hace con el terapeuta tanto como reaccionaría con ellos hacia cualquier otra persona. De hecho, debido a que las capas más tempranas de comportamiento son discutidas y el terapeuta se vuelve una persona más importante que la mayoría de personas y juega un rol parental, estos patrones de comportamiento aprendidos más temprano son particularmente expuestos. Cuando estos patrones aparecen son interpretados y luego el paciente elabora sus problemas reaprendiendo su patrón de acción con el terapeuta primero, y luego  una transferencia del entrenamiento también cambia su comportamiento en la situación de vida real. Esta no es la única manera - otras formas de reaprendizaje en la situación real son discutidas abajo. La situación de transferencia y su rol terapéutico, no obstante, puede ser reformulada como sigue: por transferencia de entrenamiento, el paciente acciona hacia el terapeuta como reaccionaba hacia sus padres. El reaprendizaje toma lugar en la situación terapéutica por insight y recondicionamiento, y luego hay una transferencia de entrenamiento de la situación terapéutica a la situación de la vida real. 
  • Conductualmente: Fuera de la sesión terapéutica, el paciente continúa encontrando situaciones discutidas y similares a las escudriñadas. Mientras que en las situaciones reales, el está consciente del insight que ganó recientemente. Bajo la influencia de esta nueva "disposición mental" reacciona de forma diferente, en medida progresiva, a esas situaciones en la dirección correctiva sugerida por el análisis de la situación. Nuevos problemas emergentes son re-analizados, y el problema es elaborado por el persistente ajuste y reajuste entre la disposición mental y la realidad. 
Aunque el proceso de insight y los aspectos puramente intelectuales de la elaboración son mejor explicados por la teoría de aprendizaje Gestalt, la elaboración terapéutica y conductual son mejor vistos como cuestión de condicionamiento y recondicionamiento, y como un problema en el cual el ensayo y error y la recompensa y castigo conducen al mejor resultado final.

Psicoterapia directiva

Proponemos usar este término para denotar cualquier método mediante el cual una persona hace un intento consciente por ayudar a otra persona con un conflicto o problema, y trata de mejorar su estado emocional activamente guiándolo, persuadiéndolo, sugestionándolo, reafirmándolo y apoyándolo. Es posible referirse a este método como orientación o consejería. La psicoterapia directiva, entonces, consiste en que el terapeuta arrive a la solución del problema y se la dé al paciente con direcciones sobre qué hacer. 

Psicoterapia expresiva

En esta forma de tratamiento, el paciente puede en parte transmitir sus dificultades en palabras. Si eso es imposible o no deseable, puede expresar las cosas que lo perturban consciente o inconscientemente mediante terapia de juego, psicodrama, baile y otros medios. Aquí pertenece, en cierta medida, actuar bajo hipnosis, ciertas formas de terapia con esquizofrénicos que simbolizan más en acciones que en términos convencionales reconocidos, y la catarsis bajo amital sódico. La psicoterapia expresiva está basada en la hipótesis de que manifestar las propias dificultades puede ser catártico, que eso disminuye la carga emocional relacionada con cierto contenido. Por otro lado, los métodos no verbales pueden ser usados para comunicación, y frecuentemente este método expresivo es usado en conjunción con la interpretación como en la psicoterapia dinámica.

En la psicoterapia expresiva, entonces, las operaciones pueden ser similares a las de la terapia analítica, excepto que el paciente puede plantear sus problemas simbólicamente y la reorganización de patrones puede llevarse a cabo sin el recurso de un nivel consciente, por manipulación emocional. 

Resumen y conclusiones

Uno debe estar consciente de que intentamos examinar solamente unos cuantos de los principales conceptos de psicoterapia. No hace falta decir que el proceso involucra muchos problemas más, algunos de los cuales son intrincados detalles psicodinámicos y técnicos para nada ajustables a la discusión en este particular marco de referencia. El objetivo de nuestro artículo fue establecer tan claramente como sea posible y tan brevemente como sea posible algunas operaciones básicas generalmente inteligibles de la psicoterapia. Esta fue nuestra intención debido a la frecuente experiencia de que es pensado como un proceso que va desde algo vago y charlatán por parte de timadores, a algo místico y maravilloso para el ingenuo, y siendo practicado por otros como un arte con el cual supuestamente tiene algo que ver con entender la naturaleza humana o tener un buen trato con enfermos y comportamiento tranquilizador.

Queremos señalar que las manipulaciones básicas de la psicoterapia pueden ser exitosamente reformuladas en términos académicos e incluso experimentales como un proceso de aprendizaje. El paciente relata sus situaciones de vida en las cuales el terapeuta encuentra denominadores comunes para sus patrones de comportamiento y los señala, interpreta. El paciente puede entonces experimentar un insight intelectual, por ejemplo viendo las interrelaciones percibiendo la gestalt (aprender) y reproduciendo la sensación emocional relacionada con esa situación. Puede el paciente entonces, al encontrar instancias específicas con el mismo denominador común, elaborar sus problemas intelectualmente, emocionalmente en la situación de transferencia y, fuera del cuarto de tratamiento, conductualmente, modificando su comportamiento al encontrar la situación real mediante ensayo y error y condicionamiento.

En distinción a estos procesos de la terapia no directiva, hay psicoterapia directiva y expresiva. La terapia directiva consiste en que el terapeuta llegue a la solución del problema y se la dé al paciente con direcciones sobre qué hacer. En la psicoterapia expresiva, las operaciones pueden ser similares a la terapia no directiva, excepto que el paciente puede expresar sus problemas simbólicamente y la reorganización de patrones puede llevarse a cabo sin el curso del nivel consciente, por manipulación emocional.

Simbolizaciones de los síntomas, su persistencia y límites de su interpretación



Dado que los símbolos, el lenguaje, son condiciones que no pueden faltar en el psiquismo humano, para trabajar el síntoma en la terapia psicológica se pregunta por su significado, se piensa que éste significa algo, que es un símbolo de “algo más” a interpretar.

Muchas veces se ha caído en la tentación teórica de decir de qué se trata ese “algo más”. Sin embargo, en la relación empírica con el problema del síntoma, en muchas ocasiones eso que el síntoma simboliza no se dejará delimitar por especulaciones teóricas a priori. Y aunque se ha propuesto formalmente, y en ocasiones se ha comprobado, que mediante cierto tipo especial de interpretación o desciframiento se puede tratar o aliviar el síntoma, también son numerosos los casos en donde los síntomas persisten a pesar de la “interpretación”.

Por dichos casos desafortunados donde la “interpretación” de los síntomas no da resultados o alivio, habría que revisar, sino la utilidad práctica de la interpretación (¿por qué funciona o no?), al menos sus límites, empezando por lo que se piensa que simbolizan los síntomas, y tratando de concebir algo propio de los síntomas que ayude a entender su persistencia…

Simbolizaciones de los síntomas

Lo que simbolizan los síntomas es visto de varias maneras teóricas, pero comúnmente en ellas simbolizan oposiciones, opuestos o conflictos. Algunas tomadas de Singer (1994):
  • Freud: “un impulso y al mismo tiempo un esfuerzo por oponerse a ese impulso” (p.86).
  • Arieti, Fromm-Reichmann, Sullivan: “compromiso entre el deseo de supervivencia y de progreso y las fuerzas originalmente externas (finalmente interiorizadas) que se oponen a este desarrollo” (p.86).
  • Fromm: “Todas las simbolizaciones, incluyendo en ellas los síntomas, contienen (…): facetas simbólicas universales, convencionales y accidentales” (p. 98).
Nuevamente, para Freud, lo simbólico de los síntomas es también varias posibilidades contradictorias: “indicio y sustituto de una satisfacción pulsional interceptada” (Freud, 1926, 22), por lo tanto símbolo contradictorio de satisfacción y frustración; una presentación de un resto mnémico traumático, lo presente del pasado (Negro, 2009); una formación de compromiso con un deseo traicionado (Zizek, 1994); una expresión de algo encubierto (Singer, 1994).

También Jung presenta cierta antítesis en su interpretación de los símbolos. Su postulación de los arquetipos contiene las imágenes más primitivas del hombre pero también las más trascendentes y espirituales, “lo mas hermoso y grande que la humanidad pudo pensar, y también las peores infamias y diabluras de que fueron capaces los hombres” (Jaspers, 2006, p. 381).

Singer (1994) respecto a su propia psicopatología piensa en los síntomas como “oscuras simbolizaciones” (p. 82) de seudoactividad o inactividad, pero “paradójicamente expresivas”. “Ver los símbolos como expresivos, más bien que como represivos (…) Lleva a comprender que (…) son representación de la situación interna del paciente. (…) Expresión de su estado interior” (p. 86).

En general toda la psicología está llena de oposiciones, pero todas estas oposiciones, estos contrarios en cuanto a los síntomas, sugieren “la cualidad peculiar de la mayor parte de las simbolizaciones, (…) su capacidad para representar tanto la tesis como la antítesis” (Singer, 1994, 102). Los síntomas y símbolos pueden representar cosas opuestas simultáneamente.

Y entre extremos opuestos caben posibilidades infinitas, dos fuerzas opuestas apuntan a ambos lados de lo infinito. Así es el símbolo del Ouroboros, el dragón o serpiente que engulle su propia cola: es símbolo de la integración de contrarios y también de infinito. Los símbolos y síntomas, por lo tanto, simbolizan oposiciones, pero de innumerables posibilidades.

Algo más: los símbolos pueden representar en primera instancia una cosa y luego esto que representan puede representar algo más. Jaspers (2006) afirma sobre las leyes de la vida de los símbolos, que los contenidos que aparecen en los sueños o en imágenes ópticas intuitivas, no son alcanzados a comprender mediante reglas, pero dado que la pretensión de un comprender significativo busca siempre reglas y relaciones, éstas podrían ser, si se quiere hacer interpretación de los contenidos como símbolos:
“En primer lugar, la interpretación es infinita, no se puede rematar, las ramificaciones del sentido no cesan.


Jung escribe: “En cuanto se investigan los tipos en sus relaciones con otras formas arquetípicas, se ensanchan a relaciones de tal modo frecuentes, histórico-simbólicas, que se llega a la conclusión de que los elementos psíquicos básicos son de una multiformidad reluciente, imprecisa, que sobrepasa la capacidad humana de representación”.

En segundo lugar, la interpretación misma es un vivenciar como continuación de la vida de los símbolos, un crecer e iluminarse de contenidos, un proceso productivo. No se encuentra apoyo alguno en la traducción de símbolos” (pp. 378-379).

Persistencia de los síntomas

Zizek (2003, pp. 108-109), señala cómo a pesar de que el síntoma es una comunicación simbólica fallida, reprimida, a interpretar, a veces persiste a pesar de la interpretación:
“El síntoma surge donde la palabra falla, donde el circuito de la comunicación simbólica se ha roto: es una especie de “prolongación de la comunicación por otros medios”; la palabra fallida, reprimida, se articula en una forma codificada, cifrada. (…) Precisamente como un enigma, el síntoma, por así decirlo, anuncia su disolución por medio de la interpretación: la meta del psicoanálisis es restablecer la red rota de comunicación permitiendo al paciente verbalizar el significado de su síntoma: a través de esta verbalización, el síntoma se disuelve automáticamente. (…) Pero aquí empezaron los problemas: ¿por qué, a pesar de la interpretación, el síntoma no se disuelve, por qué persiste? La respuesta lacaniana es, claro está, goce”.
Acá presenta Zizek un problema de la persistencia del síntoma ante la interpretación: el goce, el placer del dolor y el dolor del placer. Dado que como señala Freud el síntoma es sustituto de una satisfacción frustrada, es también sustituto del displacer de un placer, y del placer de un displacer. Cuando el placer y el displacer se encuentran equilibrados en un síntoma, se podría dar lugar a una característica de la conversión histérica opuesta al placer y al displacer: la belle indifference. El síntoma puede ser un recurso ante la angustia para no experimentarla y evitar conocer su objeto.

Otra forma de goce podría ser la del trastorno facticio, donde se producen o fingen síntomas con la intención de asumir el papel de enfermo, de paciente, en el pleno sentido de la palabra, evitando “las ansiedades más punzantes del hombre, que giran en torno a los problemas de la libertad y de la responsabilidad, del crecimiento y del cambio” (Singer, 1994, 106).

Ahora, prescindiendo de poner en el síntoma mismo todo el problema de su persistencia ante la interpretación, está también el problema del uso inadecuado y límites de la misma…

Límites de la interpretación

En primer lugar, la interpretación de los síntomas es limitada cuando se limita a sí misma, pues la interpretación puede ser infinita y es infinita, primero, en el sentido de que la comprensión es interminable, holística y no puede ser “traducción” de un fragmento aislado, y segundo, en el sentido de que “todo se ha demostrado como infinitamente interpretable. Cuando se piensa establecer una significación, aparece pronto otra distinta” (Jaspers, 2006, p. 402). La comprensión o interpretación no se pueden fijar a prejuicios, sino que tiene que moverse. “Lo que es comprensible y el comprender mismo están en movimiento” (Jaspers, 2006, p. 402).

Las interpretaciones reduccionistas hacen todo lo contrario: fijarse en fragmentos y restringirse en prejuicios. Olvidando casi por completo que el símbolo es representante de “algo más”, dicen con sus prejuicios que todos los símbolos son representantes de “mucho menos”. Esto pasa frecuentemente en el psicoanálisis cuando se pretende reducir todo a símbolos de la sexualidad (el trauma sexual de la infancia, vulgaridades reprimidas, la castración, falos y oquedades), o a Edipo y el secreto de familia.

Una segunda limitación de la interpretación se da cuando, por prejuicios y consideraciones fragmentarias, no se atiende a las expresiones manifiestas, o a la propia comprensión que tiene el hombre sobre sí mismo. La interpretación de un mensaje es sólo la recepción parcial y no la emisión, ni el mensaje, ni su código, por lo que el comprender aisladamente el mensaje, símbolo o síntoma, se limita enormemente si no se verifica con las propias comprensiones del emisor. Es una tarea constante, tanto de la terapia como de la comprensión psicopatológica, el evitar “malentendidos”, abarcando al “emisor” y su propio entendimiento.

En tercer lugar hay tres limitaciones para la comprensión que Jaspers (2006) señala:
“Los límites de toda psicología comprensiva son necesariamente también los límites del psicoanálisis comprensivo. Esta comprensión cesa primeramente ante la realidad del carácter empírico congénito. Éste no es en verdad nunca definitivamente reconocible y no es fijable. Pero lo comprensible choca por decirlo así en él como lo impenetrable, como lo que no se puede alterar. Los hombres no han nacido iguales, sino nobles y comunes en graduaciones múltiples por las más diversas dimensiones. La comprensión cesa en segundo término ante la realidad de las enfermedades orgánicas y de las psicosis, ante lo elemental en ello. Ésta es la realidad decisiva, aun cuando en sus manifestaciones muestren un aspecto de la comprensividad tantos contenidos especiales. La comprensión cesa en tercer lugar ante la realidad de la existencia, de aquello que el hombre es propiamente como él mismo. La manera del esclarecimiento psicoanalítico se convierte aquí en esclarecimiento aparente. Pero cuando la existencia no se tiene precisamente para el conocer psicológico, se hace sensible a la comprensión psicológica como el límite en el que hay algo que, sin embargo, se muestra únicamente en lo comprensible como su imperfectibilidad. El psicoanálisis ha quedado ciego ante todos esos límites. Lo quería comprender todo” (pp. 406-407).
Los límites dados en las psicosis y las enfermedades orgánicas tienen cierta analogía con lo que Singer (1994) indica como algunas de las necesidades de la terapia:
“El paciente espera recibir de la terapia algo nuevo, (…) tiene que haber cierto núcleo de racionalidad en esas esperanzas; de lo contrario, el trabajo terapéutico sería imposible. Freud (…) concluyó que las llamadas neurosis de transferencia eran susceptibles de tratamiento, en tanto que las psicosis no respondían a la terapia analítica. Sugirió que entre las “condiciones necesarias y suficientes para la terapia” figuraba de modo prominente la capacidad del paciente de entablar relaciones racionales con otros” (p. 105).
En analogía con el límite de la comprensión dado por la existencia del hombre, por la incapacidad para abarcar lo que el hombre es, Singer (1994) señala una esperanza irracional en la terapia: perpetuar la pasividad evitando la actividad creadora, la libertad, la responsabilidad, el crecimiento, el cambio, propiedades de la existencia humana. La psicología del estimulo-respuesta o la psiquiatría que apunte a dichas esperanzas, buscando el “ajuste”, no logrará comprender tampoco la realidad del hombre, ni aproximarse a su límite o ampliarlo, sino que querrá explicarla toda como un funcionamiento maquinal común a todos los hombres, lo cual es un prejuicio “burdamente desorientador” (p. 106) y cerrado a toda comprensión individual.



Resumen

El siguiente resumen abarca lo que se intentó plantear en el presente ensayo:
  • Aunque se ha propuesto que algunos síntomas mejoran con cierto tipo de interpretación, existen muchos casos en donde no hay alivio a pesar de la misma.
  • Por los casos donde los síntomas persisten a pesar de la interpretación habría que atender, sino a la funcionalidad de la interpretación, al menos a sus límites, a los significados posibles asignados, y a la propia naturaleza del síntoma para encontrar el porqué de esa persistencia.
  • Las simbolizaciones de los síntomas son comúnmente conflictos, pero de infinitas posibilidades que no se han logrado agotar con múltiples teorías.
  • Los síntomas y los símbolos pueden representar una cosa, un conflicto entre dos opuestos, o más. Luego lo que representan en conjunto puede representar a su vez algo más, haciendo en lo sucesivo una cadena infinita.
  • Los síntomas pueden persistir por el goce, por su naturaleza de ser sustitutos de satisfacciones frustradas, y por ser sustitutos de insatisfacciones a veces resultan preferibles a las verdaderas angustias frente a objetos, o ante las ansiedades “más punzantes del hombre” (Singer, 1994, 106).
  • Los síntomas pueden persistir a pesar de la interpretación, por un uso inadecuado y las limitaciones de la misma.
  • Los límites de la interpretación son: los que se impone a sí misma por prejuicios, la exclusión de la propia interpretación del emisor, los ceses en cuanto al carácter congénito, las enfermedades orgánicas y las psicosis, la existencia, la libertad y lo dado del hombre.


Referencias

Freud, S. (1926). Inhibición, síntoma y angustia. [Documento en PDF].

Jaspers, K. (2006). Psicopatología general. (3a. ed.). México: Fondo de Cultura Económica.

Negro, M. (2009). Función del síntoma en la estructura psíquica. Affectio Societatis, 10, 1-7. Recuperado 14 de septiembre del 2010, dehttp://aprendeenlinea.udea.edu.co/revistas/index.php/affectiosocietatis/article/viewFile/5308/4666

Singer, E. (1994). Conceptos y fundamentos de psicoterapia. México: FCE.

Zizek, S. (1994). ¡Goza tu síntoma! Jacques Lacan dentro y fuera de Hollywood. Buenos Aires: Nueva Visión.

Zizek, S. (2003). El sublime objeto de la ideología. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.

M. Foucault: Freud descubrió el inconsciente como se descubre un texto



"No hay que olvidar que Freud descubrió el inconsciente como se descubre una cosa, o si se me permite, como se descubre un texto. Sabemos bien -y las interpretaciones que el doctor Lacan hace de Freud son incuestionables- sabemos que el inconsciente freudiano posee una estructura de lenguaje. Pero eso no quiere decir que el inconsciente sea un lenguaje vacío o virtual. El inconsciente es una palabra, no es un idioma. No es el sistema que permite hablar, es lo que efectivamente fue escrito, palabras que fueron depositadas en la existencia del hombre, o en la psiquis del hombre, que se descubre literalmente cuando se practica esta operación misteriosa que es el psicoanálisis. Descubrimos un texto escrito, es decir que descubrimos, en primer término, que hay signos depositados. En segundo término, que estos signos quieren decir algo, que no son signos absurdos y, tercero, descubrimos qué quieren decir."

Michel Foucault, entrevista con Alain Badiou.

K. Jaspers: "La interpretabilidad infinita"



"Así se trate de mitos, de contenidos de sueños y de contenidos de la psicosis, todo se ha demostrado como infinitamente interpretable. Cuando se piensa establecer una significación, aparece pronto otra distinta. Este hecho, de la infinitud de todas las interpretaciones de los símbolos, advertible desde la antigüedad (...), y luego en las interpretaciones de los sueños y en los psicoanálisis de la época moderna, no es casual y no es error, sino que yace en el principio de la comprensividad. Lo que es comprensible y el comprender mismo están en movimiento. También en la autointerpretación de la propia vida se transforma el sentido de los hechos típicos exteriormente fijo o va en otras honduras, de las que puede quedar la comprensión anterior como comprensión provisoria, parcial y anticipada. Así también en la comprensión de los mitos, sueños y contenidos delirantes. Por eso en la comprensión el objetivo del conocimiento no se puede orientar en la medida de las ciencias naturales y de la lógica formal nacida de las matemáticas. Más bien está la verdad de la comprensión en otros criterios, como la intuibilidad, la relación, la profundidad, la riqueza. La comprensión queda en la esfera de lo posible, se ofrece constantemente como provisoria, es en la frialdad del saber racional siempre una mera propuesta; pero estructura los hechos típicos significativos objetivos, que son fijables como simples hechos típicos, cuando quedan abiertos en su sentido a aquella interpretabilidad infinita. Por otra parte, es también más decisiva la comprensión con el crecimiento del material empíricamente accesible. Ambigüedad no equivale a arbitrariedad ni a imprecisión, sino a movimiento en la amplitud de lo posible por el camino de la contemplación cada vez más precisa" (Jaspers, 2006, p. 402).


Bibliografía:

Jaspers, K. (2006). Psicopatología general. México: FCE.

R. D. Laing: "La conducta del paciente es, en cierta medida, una función de la conducta del psiquiatra"


"Los libros de texto típicos contienen las descripciones de la conducta de las personas en un campo de conducta que comprende al psiquiatra. La conducta del paciente es, en cierta medida, una función de la conducta del psiquiatra en el mismo campo de conducta" (Laing, 2006, p. 24).

"He aquí la explicación dada por Kraepelin, (1905) a los estudiantes de su curso, de un paciente que mostraba señales de excitación catatónica: 
El paciente que les mostraré hoy ha tenido casi que ser traído a la sala, puesto que camina con las piernas abiertas, sobre la cara externa de sus pies. Al entrar, se quita las zapatillas, canta un himno en voz alta y luego grita dos veces (en inglés), "¡mi padre, mi verdadero padre!" Tiene 18 años de edad y es alumno de la Oberrealschule (Escuela de enseñanza superior), es algo, más bien fuerte, de tez pálida, en la que a menudo hay un sonrojo transitorio. El paciente se sienta con los ojos cerrados y no presta atención a lo que le rodea. No levanta los ojos ni si quiera cuando se le habla, pero responde comenzando en voz baja y gritando gradualmente cada vez más. Cuando se le pregunta dónde está, dice, "¿también quiere saber eso? Le digo quién está siendo medido, y es medido y será medido. Sé todo eso, y se lo podría decir ¡pero no quiero!" Cuando se le pregunta su nombre, contesta gritando "¿Cuál es tu nombre? ¿Qué es lo que cierra? Cierra sus ojos. ¿Qué es lo que oye? No entiende; no entiende nada. ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Quién? ¿Cuándo? ¿Qué quiere decir? Cuando le digo que mire, no mira como es debido. ¡Tú, mira simplemente! ¿Qué es? ¿Qué ocurre? Atiende; no presta atención. Digo yo ¿qué pasa entonces? ¿Por qué no me das una respuesta? ¿Te estás poniendo descarado de nuevo? ¿Cómo puedes ser tan descarado? ¡Ahí voy! ¡Ya verás! No tienes que putear para mí. Tampoco debes dártelas de listo; eras un descarado, un asqueroso, un descarado y un asqueroso como no he visto otro en mi vida. ¿Está comenzando de nuevo? No entiendes nada de nada, nada de nada; no entiende nada de nada. Si tú sigues ahora, él no sigue, él no seguirá. ¿Te estás poniendo todavía más descarado? ¡Cómo escuchan, ellos escuchan!", y así sucesivamente. Al final regaña profiriendo sonidos muy inarticulados.

Kraepelin observa aquí, entre otras cosas la "inaccesibilidad" del paciente: 
Aunque indudablemente entendía todas las preguntas no nos dio un solo trozo de información útil. Su conversación era... solamente una serie de frases inconexas que no guardaban relación alguna con la situación general ((...) las cursivas son mías).

Ahora bien, no cabe duda de que este paciente muestra las "señales" de la excitación catatónica. La interpretación que demos a esta conducta, sin embargo, dependerá de la relación que establezcamos con el paciente (...). ¿Qué es lo que parece estar haciendo este paciente? Indudablemente, está llevando a cabo un diálogo entre su propia versión parodiada de Kraepelin y su propio yo rebelde y desafiante. (...) Esto parece ser una conversación pura y simple. Es de presumir que resiente profundamente esta forma de interrogación que se está llevando a cabo (...). Probablemente, no se da cuenta de lo que tiene que ver con las cosas que han de estar trastornándolo hondamente. Pero estas cosas no serían "información útil" para Kraepelin, salvo como otras tantas "señales" de una "enfermedad".

(...) El paciente responde con estallidos exasperados en los que está expresado lo que considera que es la actitud implícita en la forma que tiene Kraepelin de acercarse a él (...) No tienes que putear para mí (es decir, piensa que Kraepelin le está haciendo objeciones porque no está dispuesto a prostituirse delante de todo el grupo de estudiantes), y así sucesivamente...

Ahora bien, es claro que la conducta de este paciente puede verse por lo menos de dos maneras, análogas a las maneras de ver un jarrón o un rostro. Podemos entender su conducta como "señales" de una "enfermedad"; y podemos ver su conducta como expresiva de su existencia. La interpretación fenomenológica existencial es una inferencia acerca de la forma en que el otro está sintiendo y actuando. ¿Cuál es la experiencia que el muchacho tiene de Kraepelin? Parece estar atormentado y desesperado. ¿Qué pretende al hablar y al obrar de esa manera? Se opone a que se le mida, y a que se le someta a prueba. Lo que quiere es que se le oiga" (pp. 25-27). 


Bibliografía: 

Laing, R. (2006). El yo dividido. México: FCE.

Lacan fue Pablo y los lacanianos la Iglesia



Lacan realizó algo así como una exégesis, o una adecuación exegética del psicoanálisis, haciéndolo adaptable fuera de su cultura originaria, la burguesía vienesa, paciente de los primeros años del psicoanálisis. De forma estructural, logró hacer teóricamente fidedignas las nociones e hipótesis sustanciales del psicoanálisis, reavivando su adecuación hasta entonces caduca, improductiva y sumamente tediosa en los discípulos freudianos, quienes pretendiendo innovar, redundaban sin cansarse sobre los mismos temas de hacía décadas. 


Pero Lacan no se envaneció con la idea de proponer, de innovar con alguna hipótesis psicoanalítica, a diferencia de los discípulos freudianos. "Esto no es nada nuevo, es para que entiendan", decía en sus seminarios, por ejemplo, con los conceptos de lo real, lo simbólico, lo imaginario. Lacan más bien vio la necesidad de retomar la teoría freudiana y hacer una práctica adecuada, no flexible, sino sustancialmente estructurada en algunas nociones, actitudes y supuestos del psicoanálisis, dando especial importancia a las significaciones, debido a su interés personal por la lingüística y el estructuralismo y porque Freud así parecía concederlo. Estudió con bases lingüísticas el psicoanálisis, pero eso tampoco fue algo nuevo, retornó al mito de "la cura por la palabra" una práctica, una doctrina incluso, que se había convertido en "la cura por Edipo". "El psicoanálisis no es el rito de Edipo", decía.

Haciendo una analogía, Freud fue como Cristo, pues así como Cristo vivió los Evangelios, la Buena Nueva, Freud practicó, incluso vivió el psicoanálisis, como una actitud. Bruno Bettelheim decía que el psicoanálisis no es una herramienta, sino una actitud, una actitud de no conformarse con lo obvio, una actitud de entender al otro desde su punto de vista. Eso básicamente es lo que ha hecho todo buen psicoanalista. Lacan fue quien se encargó de llevar esa práctica, esa doctrina freudiana, "la cura por la palabra" a culturas distintas, como Pablo a los gentiles llevó la Buena Nueva. Y ese fue, sintéticamente el aporte de Lacan, no algo nuevo, sino un retomar, incluso escudriñar y analizar lo esencial de una teoría, tomando lo accidental de la cultura vienesa sólo como evidencia, contaminada y enterrada por prejuicios sobre prejuicios. 

Los lacanianos, por su parte, malinterpretaron la actitud de Lacan, retrocedieron en esa determinación de volver a la teoría freudiana y terminaron dogmatizando sus estudios, sus cuestionamientos, incluso bajo el formalismo de la institución, como lo hicieron los discípulos freudianos, y como lo hizo la Iglesia de los primeros siglos con las exégesis de Pablo. Por ejemplo, el tema de la angustia, fue un tema que Freud reconocía que le daba problemas, y Lacan retrocedió para examinarlo, para concluir lo que Freud dejó a medias, pero no para llegar a fórmulas. Igual sucedió con el problema de la psicosis. ¿Pero qué hicieron los lacanianos? Reducir nuevamente todo a los viejos temas de los "epígonos" freudianos. Las palabras lacaniano o freudiano, están señalando una actitud equivocada, así como frecuentemente es equivocado hablar de "cristianos", más apegados a costumbres que poco tienen que ver con la persona de Cristo.

Los lacanianos, por ejemplo, copiaron algunas cosas como la interrupción arbitraria de las sesiones, se obstinaron en otras, como en el poner en evidencia el complejo de Edipo, cosas que si bien Lacan las hizo, fue esporádica y circunstancialmente, y si las trabajó, lo hizo de forma accesoria, como un trámite, a veces algo engorroso, que tenía que realizar lo más pronto posible, no porque considerara que hubiera un problema urgente, sino porque quería salir de ello y llegar a lo esencial.

Basta con ojear alguno de sus seminarios y contrastar con los ensayos o estudios de los llamados lacanianos. Se observarán diferencias sustanciales en sus problemas, en sus conclusiones o fines. Si Lacan reivindicó algo muy claramente ante todos sus alumnos fue lo siguiente: “ustedes son lacanianos, yo soy freudiano”.