(En memoria del Dr. Rodolfo Kepfer)
El psiquiatra e investigador social Rodolfo Kepfer y el antropólogo Felipe Girón compartieron una conversación en el año 2005 dedicada a Paul Ricoeur, uno de los filósofos más influyentes del siglo XX. Ambos abordaron su pensamiento desde sus propios campos, mostrando cómo la reflexión ricoeuriana sigue siendo relevante para comprender al ser humano en su complejidad.
Kepfer inició evocando su primer acercamiento a Ricoeur a través de El conflicto de las interpretaciones y sus trabajos sobre Freud. Se refirió a la imaginación como un fenómeno esencial de la experiencia humana, y de importancia conceptual en la hermenéutica de Ricoeur. Señaló que la imaginación no es una mera fantasía ni una ilusión totalmente desapegada de la realidad, sino una capacidad mediadora que permite al sujeto proyectar posibilidades y reconducirse en medio de la confusión, representarse lo ausente y ensayar nuevos modos de comprensión de sí mismo y del mundo. La imaginación nos permite habitar simultáneamente un relato entre la realidad y la ficción. Lo imaginario social (el miedo colectivo a la inseguridad, la esperanza política, la crisis permanente) no es un mero telón de fondo psicológico, sino una visión que estructura la acción colectiva y da sentido a la experiencia cotidiana.
En su intervención, Felipe Girón explicó el aporte de la hermenéutica de Ricoeur para la antropología, ya que la interpretación como la concibe no es un acto unilateral, un desciframiento objetivo desde un lugar ajeno, sino una construcción dialógica, que se da en los siguientes pasos:
- Delimitar el “texto” y "apropiarse de él": establecer un lugar, un tiempo, un grupo, etc.; trasladarse al mundo del otro, sentirlo, dejarse afectar en "carne propia", para lo cual se requiere un trabajo de campo prolongado; posteriormente recopilar el conjunto empírico a trabajar (de textos, obras, chistes, etc.).
- Traducir el texto, escribirlo en mi propio lenguaje, desde mi conjunto original de significados, sabiendo que toda traducción es creativa, subjetiva y nunca perfecta o definitiva.
- Regresar al otro para que él lea mi interpretación: el pueblo o la persona interpretada la lee, verifica, corrige o rechaza.
Así pues, la interpretación en antropología (como en psicología) no es una decodificación con base en un conjunto preestablecido de significados, como buscar en un diccionario lo que algo significa, sino que la interpretación es un ejercicio de acercamiento a la experiencia del otro y un diálogo, una construcción intersubjetiva en torno a un texto, un tejer puentes entre dos orillas, un tercer lugar mestizo que no es de uno u otro.
La conversación sobre Ricoeur invita a reflexionar sobre lo humano como texto, es decir, como entramado de significados y sentidos, siempre abierto a la interpretación y reescritura, y más que como mero texto, como narración viva, es decir, no solo como un registro de acciones concluidas que se quedan en un plano simbólico, sino que se abren nuevas posibilidades o sentidos en la realidad.