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La vida después del sexo


Guatemala, Abril de 2013.
Autor: Lic. Enrique Campang Chang.

El proyecto de vida es la filosofía que contiene los valores, actitudes, intereses o metas que configuran al ser humano. Unos carecen de él y otros lo trabajan hasta la experiencia cumbre en la autorrealización, como lo presenta la pirámide de Maslow o el Enfoque Multisistémico como la estructura del desarrollo de proyectos físicos, emocionales, económicos, culturales y sociales (Campang, 1991).

La sexualidad es en muchos casos una experiencia breve, que no se extiende por mucho tiempo, luego del placer surge la pregunta: ¿Qué hacer después?

En lo emocional, económico, cultural, moral y educativo, el impulso que se le da, produce identidades propias sólidas que se llevan con orgullo y marcan sellos distintivos en las personas en sus valores, tradiciones, arte, hasta la alimentación; como los proyectos culturales fuertes entre los judíos, mexicanos, japoneses o chinos, para citar a unos, y en las personas con características especiales.

Lamentablemente el desconocimiento de la importancia de los proyectos de vida en las relaciones personales, lleva a parejas a ser disfuncionales, violentas o antagónicas. Cuando el interés sexual y el amor se han agotado, se sienten enjaulados, obligados a vivir juntos para toda la vida sin otros intereses comunes; entonces surgen las ideas de la infidelidad, la separación o agresión.

Es como la obra de teatro A Puerta Cerrada de Jean Paul Sartre de 1944 en que cuatro personajes Garcin, Inés, Estelle y Nailse cuyo castigo es ser condenados al infierno, a vivir juntos encerrados en una habitación, en la eternidad sin tener elementos en común e intereses encontrados, lo que resulta ser la peor tortura, la desesperación perenne de tener que aguantarse

La cultura asume que en el matrimonio y la familia, los proyectos de vida se dan por entendidos; no se esfuerzan en la preparación seria; que no se necesita mayor preparación, que en el camino aprenderán.

La realidad es otra, cuando ven que las vidas de ellos y los hijos son afectadas. La unión forzada o accidentada de proyectos de vida contrarios no puede generar felicidad real; aunque en la superficie aparenten ser la “Familia perfecta de foto”; pero por dentro, cada quien anda por su lado.

Unos grupos tradicionales y religiosos (judíos ortodoxos, Amish, menonitas o fundamentalistas), imponen proyectos sin dejar opción; creando cuadros neuróticos de relación con malestar violencia, al suicidio, entre quienes aspiran a otros planes.

Posiblemente muchos desconocen como armar un proyecto de vida propio; menos uno común y sostenido por más tiempo. Su proyecto principal se limita a metas cortas como hacer dinero, beber, comer, divertirse, la celebración de la boda con gran fiesta, o la consumación del acto sexual, para darse cuenta que después de todo, les cuesta seguir andando juntos o llevan vidas que chocan. Muchos terminan saboteando los potenciales de su pareja como acto de venganza.

Desarrollar proyectos consistentes requiere madurez buena voluntad, conocimiento y sentido de autocontrol para dialogar sobre los pro y en contra de tales proyectos. Unos proyectos sexuales, financieros, o psicológicos pasan por encima de los valores o dignidad de las otras personas, al privar el egoísmo sobre el altruismo. Son proyectos con secuelas negativas, como el desarrollo a base de la explotación humana, la injusticia y la destrucción del medio ambiente.

En otros casos, las personas con proyectos de vidas especiales, intelectuales, religiosos o políticos en que establecen relaciones diferentes a la intimidad matrimonial, de amistad, admiración, aprendizaje de maestro–alumno, líder, guía–seguidor. Unos se incorporan a proyectos en grupos o prefieren desarrollar sus planes individualmente, sin afectar a otros.

Las separaciones, divorcios, rebeliones o guerras son el punto crítico de colisión en los proyectos, donde se evidencian los conflictos de intereses o agendas ocultas. La infidelidad, la corrupción, egoísmo e incapacidad son los factores que participan. En unos casos el deterioro de las relaciones es definitivo; y en otros es posible revertir el proceso vía la renegociación, el perdón y la misericordia, para obtener la reconciliación, según recomendación del Papa Francisco.

En la política donde al paso de la atracción y euforia superficial de las campañas o un conflicto armado, uno se pregunta ¿que hacer después? Ganó un candidato, un líder llega al poder, pero ¿Será capaz de realizar un proyecto de bien común con la población? O si sólo fue una alegría efímera de triunfo para repetir los viejos proyectos corruptos.

En Medio Oriente los judíos y palestinos están confinados a un pequeño espacio, a vivir juntos unos pegados a otros con proyectos de vida antagónicos, excluyentes e irreconciliables; es la viva manifestación sartreana de” A Puerta Cerrada” en el infierno.

Los proyectos de vida deben meditarse desde la visión ética del beneficio, al menor daño, en la libertad y justicia; respetando la dignidad de todos y el bien común. Con plena conciencia del Yo y el Otro. Deben tener la buena voluntad de resolver los problemas que aparecen en el camino hacia el perfeccionamiento de todos.

El proyecto de vida propio y común otorga estabilidad a las relaciones; mejor si es meditado y producto del crecimiento personal y no por seguir la corriente. No es difícil diferenciar bajo esta óptica a quienes han perfeccionado o improvisado sus planes de vida.

“El poder andar juntos, felices, en un largo sendero, superando los obstáculos, con buena voluntad, con amor, en paz, hacia metas comunes es la aspiración superior en una relación”.

Imperfección y perfeccionamiento humano


Guatemala, Noviembre de 2010.
Samsara, Bardo y Rigpa.
Autor: Lic. Enrique Campang Chang.

Samsara es uno de los términos usados por los budistas tibetanos para describir el estado de confusión, imperfección, repetición de errores, sufrimiento, divagación y falta de paz interior. El bardo es el proceso intermedio de darse cuenta de lo bueno y lo malo, del cambio, del aprendizaje, superación, perfeccionamiento, reflexión; y el rigpa es el estado de iluminación, santidad, sabiduría; similar al valor Maya Chu'milal de encontrar su misión, su estrella, en armonía con la creación y sí mismo.

Uno pasa naturalmente por un período de Samsara, usualmente en la juventud con las tentaciones hacia lo material, sexual, las emociones fuertes; es la ilusión de tener fama, dinero y poder. Pero es una etapa a superar en la edad adulta.

Con la madurez se va llegando al estado del Bardo, de darse cuenta, aprender a diferenciar entre los bueno y lo malo; se puede lograr mediante la reflexión y meditación; con la orientación de maestros, orientadores o amigos, es la gente que busca superarse, dejando el estado inferior para entrar en el proceso de superación.

Este proceso de cambio puede ser parcial; avanzando en unos aspectos como económico, material o cultural, pero quedándose rezagado en lo psicológico o moral. El progreso de la persona de salir del samsara al bardo depende mucho de la introspección (Jung) que lleve cada quién.

En 1995 y1997 tuve la oportunidad de realizar dos recorridos o trekkings por el Himalaya en Nepal en la frontera con China- Tibet, caminando más de 100 Km. donde visité varios monasterios de monjes tibetanos refugiados. Ellos me señalaron el peligro del samsara, la ambición por lo material, dinero, el poder, los vicios, el abandono de la sencillez y la armonía con la naturaleza

El samsara se ha apoderado del mundo en la mente de los políticos, empresarios, criminales, las maras y en la gente común; en los adictos al dinero, las nuevas tecnologías (Ipods, Blackberrys) o drogas; tienen vidas erráticas, desperdiciadas, indisciplinadas que pueden retrasar su paso al bardo. Muchos ni se dan cuenta del estado en que viven.

El educador puede inducir el estado de cambio al bardo en sus alumnos; de dejar de ser sapos para convertirlos en príncipes o princesas. Estimulándolos a darse cuenta de que pueden llegar a la excelencia; marcando la diferencia entre una situación con otra. El paso de salir del ciclo de errores es determinante en la vida de cada quien.

Pero para unos es una tarea como ponerle el cascabel al gato necio; no se dejan o se sienten ofendidos a la sugerencia de que deben cambiar.

Las personas están en samsara cuando no tienen conciencia de su situación problemática (falta de insight), son insensibles de si mismos y los demás.

Hay un culto a falsos ídolos samsáricos, a personas imperfectas, se admira a gente que hace algo gracioso con su cuerpo, son pintorescos, espectaculares, ricos y famosos; unos son consumidores de sustancias, como varios artistas o deportistas. Aun así la gente los adora e imita. (Maradona, Michael Jackson, Lindsay Lohan, entre otros.) Es el mercadeo de la estupidez, del producto frívolo y la imagen tonta.

El Libro Tibetano de la Vida y la Muerte de Sogyal Rimpoché, ilustra el proceso entre la vida y la muerte; con las reflexiones sobre el paso de los estados samsara al bardo para llegar al rigpa.

El samsara puede ser un estado colectivo de culturas enteras, de las llamadas civilizaciones, con desarrollo material o militar, sin sentido correcto de virtud humana. Su historia es más el registro de los estados colectivos de errores, que de perfección como Afganistán, Somalia, Haití y no muy lejos Irak, México y Guatemala; son países dominados por la corrupción, el narcotráfico, terrorismo o ambición.

En cambio Brasil, India, China o Chile son países que están operando grandes cambios económicos y sociales; pueden estar saliendo del ciclo de samsara, pero el tiempo dirá el resultado, si alcanzan el desarrollo humano y no solo material.

Unas personas se detienen en el proceso bardo, no logran encontrar el camino al Rigpa, se esfuerzan por salir, sin llegar al estado de paz interior. No interiorizan el sentido de la virtud.

Los grandes maestros desde Buda a Jesús han tratado de transmitir sus ideas a sus seguidores; pero unos creen que con ir al templo cumplir rituales o leer libros se van a hacer santos, sin pasar por toda la experiencia de transformación

La tarea de salir del samsara lo ilustra la siguiente reflexión de un maestro Zen:
“Yo te puedo compartir que es la iluminación, contar el camino que recorrí, pero eso no significa que tu estés iluminado, ni que hayas recorrido el camino. Yo te puedo enseñar muchas cosas, pero eso no significa que tú tengas la experiencia de las cosas. La sabiduría sin la experiencia propia de la sabiduría no es posible; no se le puede comprimir ni hacerla más fácil para otros; se tiene que pasar por la experiencia de todo el proceso; no se pueden tomar atajos con leer un libro o estando cerca de un maestro, llevar su retrato o vestirse como él… Es inútil esperar que el maestro te acorte el proceso de iluminación, tu debes hacer el recorrido”

El budismo como el cristianismo coincide en el abordaje de la calidad de las personas, comparten el valor de la vida, la dignidad de la persona, el bien común. Este punto de vista es aplicable independientemente de sus creencias.