"¿Existe algún común denominador en la multiplicidad de los fenómenos neuróticos, que pueda utilizarse para comprender la naturaleza esencial de las neurosis?
En todos los síntomas neuróticos sucede algo que el paciente percibe como extraño e ininteligible. Este algo puede consistir en movimientos involuntarios, en alguna otra clase de cambios en las funciones corporales, y en diversas sensaciones, como sucede en la histeria; o en una emoción y un estado de ánimo abrumadores e injustificados, como en los accesos de angustia o en las depresiones; o bien se trata de extraños impulsos o pensamientos, como en las compulsiones y obsesiones. Todos los síntomas dan la impresión de algo que parece asaltar a la personalidad, partiendo de una fuente desconocida; algo que perturba la continuidad de la personalidad y reside fuera de la esfera de la voluntad consciente. Pero existen también fenómenos neuróticos de otro tipo. En los caracteres neuróticos, la personalidad no parece ser uniforme o estar sólo perturbada por éste o aquel suceso interruptor, sino a tal punto manifiestamente desgarrada o deformada, y con frecuencia afectada en tal extensión por la enfermedad, que resulta imposible decir dónde termina la personalidad y dónde empieza el síntoma. Pero, diferentes como parecen, las neurosis sintomáticas y las neurosis de carácter tienen esto en común: la manera normal y racional de manejar, tanto las exigencias del mundo externo, como los impulsos internos, ha sido sustituida por algún fenómeno irracional, que parece extraño y no puede ser controlado voluntariamente. Dado que el funcionamiento normal de la mente está regido por un aparato de control que organiza, dirige e inhibe fuerzas instintivas, más arcaicas y más profundas, del mismo modo que la corteza organiza, dirige e inhibe impulsos de los planos más profundos y más arcaicos del cerebro, puede afirmarse que el común denominador de todos los fenómenos neuróticos es una insuficiencia del aparato normal de control.
La forma más sencilla de controlar los estímulos es descargar, mediante reacciones motoras, la excitación por ellos provocada. Más adelante la descarga inmediata es reemplazada por mecanismos de control más complicados de fuerzas de rechazo. Este control consiste en una distribución de contracargas, en procura de un equilibrio económico adecuado entre los estímulos que llegan y las descargas que parten.
Todos los fenómenos neuróticos tienen por base insuficiencias del aparato normal de control. Pueden ser comprendidos como descargas de emergencia involuntaria, que sustituyen a las descargas normales. La insuficiencia puede producirse de dos maneras. Una de ellas es un aumento en el flujo de estímulos: en una determinada unidad de tiempo, el aparato psíquico recibe una cantidad excesiva de excitación, que no puede controlar; estas experiencias se llaman traumáticas. La otra manera es el bloqueo o la disminución previa de la descarga, lo cual produce un estancamiento de tensiones dentro del organismo, de manera que las excitaciones normales actúan ahora relativamente, como las traumáticas. Estas dos formas posibles no se excluyen mutuamente. Un trauma puede iniciar un bloqueo posterior de la descarga, y un bloqueo primitivo puede, al crear un estado de estancamiento, dar lugar a que ulteriores estímulos corrientes tengan un efecto traumático.
Un ejemplo del primer tipo puede observarse en la irritación que todo el mundo experimenta a continuación de pequeños traumas, como ser un susto o un pequeño accidente. La persona se siente irritada durante cierto tiempo, y no puede concentrarse porque, en su interior, todavía está ocupada con el suceso y no dispone de ninguna energía libre para dirigir su atención en otro sentido. Repite el suceso en sus pensamientos y sentimientos, unas cuantas veces, y después de un rato recupera su equilibrio psíquico. Una pequeña neurosis traumática como ésta puede explicarse como la inundación del organismo por cantidades de excitación que no alcanzan a ser controladas, y al mismo tiempo como una tentativa de lograr un control diferido. Las neurosis traumáticas graves deben ser consideradas desde este mismo punto de vista.
Las neurosis del segundo tipo, llamadas psiconeurosis, y caracterizadas por el bloqueo previo de la descarga, tienen su modelo en las neurosis artificiales que los psicólogos experimentales provocan en los animales (...). El experimentador relaciona súbitamente algún estímulo que ha representado anteriormente experiencias instintivas placenteras o que ha servido como señal de alguna acción portadora de gratificación, con experiencias frustrantes o amenazadoras; o bien disminuye la diferencia entre los estímulos que el animal había sido acostumbrado a asociar respectivamente con una gratificación instintiva y con una amenaza: el animal entra entonces en un estado de irritación muy similar al de la neurosis traumática. Experimenta impulsos contradictorios; el conflicto le hace imposible ceder a los impulsos en la forma acostumbrada; la descarga está bloqueada, y esta disminución en la descarga actúa en la misma forma que un aumento en el aflujo de excitación: conduce al organismo a un estado de tensión y exige descargas de emergencia.
En las psiconeurosis algunos impulsos han sido bloqueados; la consecuencia es un estado de tensión y, eventualmente, algunas descargas de emergencia. Éstas consisten, en parte, en una inquietud inespecífica y en elaboraciones de la misma, y en parte, en fenómenos mucho más específicos, que representan descargas involuntarias y deformadas de aquellos mismos impulsos instintivos a los que se había impedido una descarga normal. Así, pues, en las psiconeurosis tenemos, primeramente, una defensa del yo contra un instinto; después, un conflicto entre ese instinto que tiende a la descarga y las fuerzas defensivas del yo; luego, un estado de estancamiento, y finalmente, los síntomas neuróticos, que son descargas deformadas, como una consecuencia del estado de estancamiento: un compromiso entre las fuerzas opuestas. El síntoma es el único paso de este proceso que llega a hacerse manifiesto; el conflicto, su historia y la significación de los síntomas son inconscientes."
Bibliografía:
Fenichel, O. (2009). Teoría psicoanalítica de las neurosis. México: Paidós.