"Cuando la perversión no se manifiesta al lado de la vida sexual normal (fin y objeto), en cuanto las condiciones son favorables a una y desfavorables a otra, y más bien la perversión descarta en cualquier caso la vida normal y llega a reemplazarla; sólo en este caso cuando se da exclusividad y fijación, está justificado, en general, considerar la perversión como un síntoma mórbido.
Lo normal es la subordinación de todas las excitaciones sexuales a la primacía de las zonas genitales, lo mismo que la de los placeres parciales al orgasmo heterosexual" (Chazaud, 1976, p. 22).
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Referencia bibliográfica
Chazaud, J. (1976). Las perversiones sexuales. Barcelona: Herder.