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La Teoría del Inodoro


Guatemala, Mayo de 2009.
Autor: Lic. Enrique Campang Chang.
Otra perspectiva de la higiene mental.

Desde hace muchos años he estado con el deseo reprimido de escribir este ensayo; múltiples burlas, comentarios tontos o la simple incomprensión, ha evitado que esto salga a luz. Finalmente, a solicitud de muchos amigos, alumnos y personas que respeto y quiero, me atrevo a lanzar esta Teoría. Para el alivio de quienes no saben o no quieren admitir que existen los desechos mentales; y que necesitamos descargarlos en un inodoro mental. Dedicado a aquellas personas escépticas que niegan la existencia de ese importante acto de humildad y contrición que liberaría al mundo de tanta mierda o inmundicia mental que cae sobre personas inocentes.

La Teoría del Inodoro se basa en el reconocimiento de que, así como existe el desecho fisiológico por la vía renal, intestinal y epitelial, también existen desechos mentales, que demandan de su manejo higiénico. Se alerta sobre la intoxicación fecal y los riesgos de conductas explosivas en contra de los demás -terrorismo o crímenes seriales indiscriminados-

Toda persona a temprana edad, es entrenada para que haga pipí y popó en el lugar adecuado; si luego de que pasa algún tiempo y no ha aprendido a que lo haga, se le lleva al médico o psiquiatra para que vea que hay de malo en el patojo. Sin embargo, en materia de desechos mentales, se puede pasar toda una vida sin haber tenido nunca un entrenamiento para su manejo; porque casi nadie sabe que existen. Y se vive en una verdadera cloaca mental, como es en muchas partes del mundo de hoy.

El desecho mental, así como el desecho orgánico, es toda aquella idea o pensamiento que ha dejado de ser útil; que estorba, que bloquea el normal funcionamiento de la mente; que produce síntomas, malestar, la persona se siente intoxicada; o las personas sienten que está reteniendo mentalmente "alguna basura o algún desecho". Allí, cuando la persona tiene mal carácter, repite amarguras; que no puede dejar de pensar en ideas obsoletas, en el pasado difícil; que contamina el ambiente con sus sentimientos negativos; que en el lenguaje profano "está lleno de mierda". Esta persona es la que no se ha podido liberar de un cúmulo de ideas que ya no le son parte de su vida; pero las retiene; y esto, la enferma mentalmente, y afecta su relación con los demás.

La Teoría del Inodoro, puede ser la continuación de la teoría de la fijación anal de Freud; en que la represión produce síntomas, que demanda de la liberación como proceso de cura. La persona puede tener una cantidad de desechos mentales difíciles de imaginar sin un proceso analítico; pero que no resulta difícil de comprender, cuando estos alteran notoriamente su vida cotidiana.

El problema más serio es la carencia de entrenamiento social para la liberación del desecho mental. Cuando la persona libera su cólera, su amargura o sus conflictos contra personas inocentes o en lugares inadecuados; en los estadios, las calles, en la Huelga de Dolores, en los carnavales, fiestas o en la intimidad. Cuando un esposo encolerizado en el trabajo por sus jefes, se desahoga contra su esposa o hijos; cuando un empleado trata mal a los clientes, cuando ha recibido un regaño de sus superiores; o un catedrático que llega a dar clases molesto por sus problemas familiares y maltrata a sus alumnos.

En el mundo del crimen no es raro que personas encolerizadas por otras personas, entren a restaurantes, escuelas, embajadas o edificios y ametrallen a decenas de personas; detonen bombas para volar edificios, que luego son llamados terroristas; o los fanáticos del deporte que desahogan en los estadios sus cóleras reprimidas; los que no van a ver un espectáculo deportivo, sino buscan un ambiente de conductas poco controladas para liberar su "mierda", como los hooligans o barras bravas. Para ellos las calles o los estadios son su gran inodoro. Seguramente Hitler, Stalin, Jack "el destripador", Pol Pot de los Khemer Rojos de Cambodia o todos los asesinos en serie, necesitaban o necesitan la terapia del Inodoro. O líderes políticos de que escupen mierda en sus comentarios como Donald Trump. 

Se puede vincular sin temor a equivocación de que bastantes casos de violencia doméstica o de género se pueden relacionar con desahogos incontrolados de cólera en contra de personas débiles que no se pueden defender. A quienes una persona iracunda ve a la mujer, al marido o a los niños con "cara de inodoro para cagarse en ellos". Toda persona que no tiene un proceso de descarga controlada de los desechos mentales, se puede considerar como un riesgo social; en lo que prácticamente entra la mayoría de la población; que no dispone de espacios o de oportunidades de desahogo en intimidad y sin hacer daños a los demás. Esto podría aclarar algunos crímenes aparentemente absurdos.

Muchos episodios dramáticos de la historia, de genocidio, masacres, guerras o terrorismo, pueden reescribirse bajo esta perspectiva. En que no han sido solamente casos políticos o ideológicos; sino de personas que tomaron a la humanidad, a pueblos, a razas, a culturas como los grupos humanos para liberar los desechos mentales de unos cuantos locos. Las personas llenas de odio, amargura, los que se prestan a la tortura, al crimen sádico, al hostigamiento de grupos raciales, sexuales, religiosos o que son "ecópatas" o personas que sin ninguna razón aparente agreden al medio ambiente. Las personas que por su boca sale el desecho mental en forma de insultos, comentarios denigrantes en las redes sociales en contra de cualquier persona o situación. Para quienes todo es una "mierda" y que todo les cae mal; ellos siempre, siempre encuentran una razón para descalificar a los demás. Estas personas necesitan pasar urgentemente por el proceso terapéutico del inodoro.

La "Terapia del Inodoro" es entonces, el procedimiento preventivo o curativo de entrenar a la persona a que identifique en primer lugar sus desechos mentales; que tenga conciencia de que su vida cotidiana puede estar contaminada por descargas involuntarias y ofensivas de ira, o amargura. Que sepa dominar el impulso de la descarga, hasta que encuentre un espacio o una oportunidad privada para liberar la tensión emocional reprimida, sin ofender ni dañar.

Dependiendo de la gravedad de la situación, la "Terapia del Inodoro" puede ser un proceso breve de una sesión; en que la persona se da cuenta de su problema, identifica sus desechos y busca el lugar para descargarlos. Otros en cambio, pueden necesitar de un largo proceso de control de daños. De identificar las fuentes de su malestar; si la ecología en la que vive es la que genera el desecho; si es alguna relación familiar, laboral, o escolar la conflictiva. Si no tiene conciencia de porqué siempre está lleno de "mierda". Si su problema le ha llevado a ocasionar daños severos a otros. Si la agresividad o el odio no tiene causa explicable; si algún evento traumático es el que le sigue produciendo su cuadro de intoxicación mental. La persona tendría que pasar por los análisis necesarios de darse cuenta; para luego aprender a manejar su situación. Más adelante, entraría a diseñar un proceso de descarga periódica de desechos mentales de manera segura.

En una ocasión (1989), un joven pandillero "marero", con varios ingresos a la cárcel, consumidor de cocaína, homicida y con tatuajes; me confesó textualmente lo siguiente (respeto sus palabras originales):

"vea licenciado, yo soy una mierda, pero ¿quiere saber la verdad?, mis viejos se cagaron (**) en mi desde que me acuerdo; mírelos, ahora ellos se limpiaron el culo, no apestan, tienen su vida "normal", su negocito, dicen que no saben lo que me pasa, se hacen las bestias; pero luego del tiempo,... el que sigue apestoso soy yo; ....... después de la gran cagada que se dieron en mí".

La "(**) cagada" a la que se refiere el joven es en el abandono, falta de afecto, la violencia, abuso sexual, maltrato físico y verbal que sufrió en su niñez por parte de sus padres, la sociedad y el entorno en general donde vivió.

De este duro testimonio me llevó a la reflexión de esta Teoría; de cuanta persona ha descargado sus desechos mentales, sin saberlo, tal vez sin quererlo, sin deseo de ofender, pero que ha dejado profundas secuelas en otras personas, sobre todo en los niños y niñas abusadas, violadas y maltratadas a temprana edad, cuando no se podían defender de la "mierda" que les caía de los mayores.

A nivel social, es recomendable que dentro de los procesos de higiene física y mental, se diseñen espacios en los hogares, escuelas, puestos de trabajo y lugares públicos, para que la persona, al estar consciente de una inminente descarga de desechos mentales, se dirija a estos lugares para evitar daños innecesarios. Toda casa tiene servicios sanitarios, pero casi ninguna un espacio para meditar, rezar, tranquilizarse, descargar la cólera, llorar, suspirar o reflexionar. Unos buscan la iglesia, el confesionario, los bares o la calle para desahogarse. Otros al no saberlo, descargan su desecho mental de manera descontrolada, y producen daños serios a las personas. Unos aprovechan las redes sociales o los correos de lectores para su descarga fecal, insultan, ofenden, descalifican, destruyen vidas, reputaciones, creando molestos ambientes tóxicos.

Los arquitectos y urbanistas deberían contemplar en el diseño de ambientes más humanos para la higiene mental, partiendo del reconocimiento de que el desecho mental existe; y que se necesitan los espacios adecuados para liberarlos. Así como de la cultura de la higiene mental para su uso.

Se puede reír de la Teoría del Inodoro, pero no la puede ignorar; va muy en serio. Cuide su higiene, prevéngase de la diarrea y el estreñimiento mental. Por favor jale la palanquita.... Gracias.

Rostros fecales


Título original: Rostros Chish ("Chish" es un guatemaltequismo que expresa asco. En esta publicación se sustituyó la palabra "chish" por "fecal".)
O caras de vinagreta. 
Guatemala, Diciembre de 2008. 
Autor: Lic. Enrique Campang Chang. 

Casi siempre que voy a una reunión de amigos, familiares, al inicio clases o en un evento, me topo con la infaltable cara fecal; “Shit or sour face”, como dicen en los USA; rostros agrios, (lemon face) descalificantes, amargados, de pocos amigos, negativos, retadores, críticos de todo, que alegan por cualquier cosa, parece que todo les molesta y son capaces de arruinar cualquier momento. Luego se hacen las víctimas, que nadie las quiere o que son hostigadas.

Mis colegas docentes con los que he conversado, me han dicho que en el primer instante de clases siempre hay una o dos caras fecal, que si uno les presta atención le distraen o lo descontrolan. No se tiene que decir una palabra, o conocerse, para que lo vean con cara de aburrimiento o descalificación.

Uno empieza a olerse las axilas, si no tiene mal aliento, está sucio, si su ropa esta mal, o se paró en popó de perro; nos preguntamos de la razón de esas caras como oliendo a muertos.

Luego algún tiempo de estudiar la situación, veo que la cara o personalidad chiisshh no es más que un estado relacionado con la fijación anal freudiana; vinculado a la retención de las heces y la muerte; es la persona que todo lo ve sucio; inconscientemente agresiva. Desconfía del amor, el sexo, de las relaciones sociales. Su visión del mundo es negativa.

Según la Teoría del Inodoro (E.C. 2004), es una persona que no ha procesado adecuadamente sus desechos mentales, intoxicada con su propio conflicto, que afecta su rostro y lo descarga en los demás.

La sonrisa, es una expresión de vida, de la libido de Freud. Cuando el recién nacido recibe el primer impulso de vida y amor del pecho de la madre. Establece confianza en la alimentación, dialogar, besar, amar. Es una caricia emocional a los demás.

La sonrisa es la tarjeta de presentación del que se siente bien con la vida; que ha superado grandes retos, es altruista; da la sonrisa serena e incondicional. Ve las cosas buenas en las personas, la naturaleza, y la vida. Nelson Mandela, la Madre Teresa, Juan Pablo II son ejemplos de gente realizada haciendo el bien.

El rostro descalificante enturbia y dificulta las relaciones sociales, es una agresión instantánea, sin provocación que produce incomodidad; puede ser un Ecópata (E.C., 1997: persona que contamina el medio ambiente), o una Pelosopera (que de oficio pone los pelos en la sopa de cualquiera, E.C. 2006).

Me han pasado muchas situaciones molestas, en que esos rostros lanzan dardos envenenados sin razón alguna. Es parte de la inmadurez; o no se han visto frente a un espejo para darse cuenta de su estado emotivo. A otros les hace gracia.

Unas personas lo expresan de varias maneras, siendo melindrosos, que nada les gusta, lo dicen con arrogancia, al inicio de la comida: “¡eso no me gusta!”, en una notoria descortesía y mala educación a la persona que sirve, a la anfitriona y a los demás que pueden creer que algo está malo. No resisten guardarse la m., y la lanzan sobre la mesa.

A otros les sale rápidamente el "¡me cae mal!" sin razón real. Sus relaciones con la gente generan anticuerpos, toda persona les causa alergia.

Es una desafortunada combinación de fijación anal, desechos mentales, ecopatía, pelosoperismo, Síndrome de Aburrimiento Crónico (E.C. 2004), y rostro fecal, que pueden arruinar el mejor romance, fiestas, reuniones, conferencias o clases.

Analizando los rostros de criminales, mareros y dictadores, no es difícil ver que en su rostro se nota la perversión, de oler m. en todo; llena de odio a comunistas, judíos, ricos, etc.; es la cara perversa del placer por hacer sufrir. La locura del poder anal.

La fijación anal es consecuencia de las experiencias en los primeros años de vida; cuando vive en un ambiente descalificante con mandatos: “sucio, no toque, no se ría, no se meta eso en la boca, no hable, asqueroso, no sirve para nada”; cuando se crece en un ambiente carente de amor, aprobación o mensajes contradictorios entre los padres; experiencias desagradables o abuso. Unas veces es el ambiente familiar descalificante el que genera estos rostros.

No se puede justificar un pasado problemático para mantener una actitud negativa frente al mundo; es tan sencillo como importante darse cuenta de los mensajes que el rostro envía a los demás. El rostro revela el estado emocional, y sin decir palabra puede decir más que mil.

La sonrisa es el gancho para el amor, la amistad o la confianza; es cuestión de reflexionar sobre el estado del Yo, de jalar la palanquita del inodoro para dejar ir toda esa mierda mental que intoxica el alma. Como dice un mi compañero de colegio que la vida es corta como para mantenerse como la gran p… todo el tiempo. Controle su rostro fecal, sonría y sea feliz.