Apuntes y síntesis de "La Represión" (1915) de Sigmund Freud


En "La Represión", Sigmund Freud, destaca en este mecanismo de defensa su carácter frustráneo, es decir, el hecho de que esta siempre falla, nunca consigue del todo su objetivo de mantener un material pulsional, mnémico o fantaseado, alejado de la consciencia. 
  • La represión es una resistencia que aspira a despojar de su eficacia al instinto (pulsión). 
  • El yo no puede huir del instinto, pues es interno, por lo que lo "enjuicia" y "condena". 
  • La represión es una noción intermedia entre la fuga y la condena. 
  • Es cierto proceso por el cual la gratificación (placer) producto de una satisfacción queda transformada en displacer en mayor medida que el placer (el motivo del displacer > el motivo de placer).
  • La esencia de la represión consiste exclusivamente en rechazar y mantener alejados de lo consciente a determinados elementos. 
  • Antes de la represión rigen los restantes destinos de los instintos (sublimación, transformación en lo contrario, etc.).
  • La represión se da en diferentes niveles o etapas:
    • Represión primitiva: negación del acceso a la conciencia a la representación psíquica del instinto, la cual no desaparece y queda sin cambio: solamente se le niega acceso a la consciencia. 
    • Represión secundaria: esta es la represión propiamente dicha. Consiste en impedir la emergencia de ideas o ramificaciones psíquicas asociadas a la representación reprimida (en la represión primaria). 
    • La represión no impide la representación en el sistema inconsciente ni impide que crezca. Lo reprimido es como un árbol que crece en la sombra. Cuando las ramificaciones se alejan del nodo reprimido (represión primaria) logran acceso a la consciencia. La represión es un proceso individual con cada ramificación. Es un proceso (barrera) móvil.  
  • La neurosis proviene de represiones fracasadas, o bien, podría llamárseles ramificaciones intrusivas (que luego son sustituidas por el síntoma). Los mecanismos de defensa toman lugar haciendo que estas ramificaciones secundarias se satisfagan de forma distorsionada. Este es el proceso caracaterístico de las psiconeurosis. 
    • En la histeria de angustia (neurosis fóbica), la angustia equivale a una "fuga" interna, ante un objeto que -por desplazamiento- sirve para  representar lo reprimido. El mecanismo en ester caso es el desplazamiento. 
    • En la histeria de conversión la sustitución se da por inervación sensorial o motora y tiene efecto en una parte de la representación misma del instinto, la cual ha atraído y condensado todo esa carga. El mecanismo en este caso es la conversión histérica.  
    • La neurosis obsesiva se da que una ambivalencia que incluye un impulso sádico se sustituya o se modifique por un yo escrupuloso; el afecto de ira se transforma en autoreproches; la representación reprimida se transforma en elementos "nimios e indiferentes", de ahí la obsesión quisquillosa con pequeños detalles absurdos de la vida cotidiana. El mecanismo en este caso es la formación reactiva. 

Referencias

Freud, Sigmund. (2006). El malestar en la cultura y otros ensayos. México: Alianza Editorial. 

Síntesis de "Duelo y Melancolía" (1915) de Sigmund Freud


En "Duelo y Melancolía" (1915), Freud expone la diferencia fundamental entre el duelo normal y patológico, es decir la melancolía: la disminución de la propia estima (el yo se agrede, se critica, se humilla con amargos reproches). Esta asunción se deriva de las siguientes observaciones y consideraciones:
  • En el duelo el examen de realidad ha mostrado la pérdida del objeto, por lo cual surge una dolorosa resistencia a abandonar al objeto que es fuente de satisfacción. En la melancolía, en cambio, no es claro lo que el sujeto pierde, o lo que pierde en el objeto, por lo cual la melancolía se relacionará con una pérdida de un objeto psíquico. 
  • En el duelo el mundo aparece como desierto. En la melancolía el yo se ha empobrecido, atribuyéndose exageradamente ciertos defectos y rebajándose. Parece que el melancólico ha perdido el amor propio y por ende algo en el propio yo. 
  • Cuando el sujeto se agrede con reproches y autocrítica, estas agresiones parecen inadecuadas, sin embargo con pequeñas modificaciones pueden adaptarse a otra persona que fue amada. Se puede decir que "sus lamentos son acusaciones". 
  • Es por ello que la clave del cuadro clínico es distinguir los autorreproches como reproches hacia otra persona u objeto amado. Esto se da como una intensificación de una ambivalencia preexistente. Una parte del yo se torna sádica y se descarga con otra parte que se identifica con el objeto amado. Este sadismo aclara el suicidio. 
  • Las tachas que el yo se hace a sí mismo son más de carácter moral, es decir son acusaciones que ocasionan un sentimiento de culpabilidad. El yo se torna sádico consigo mismo. Una parte retrocede hasta la identificación y otra hasta la fase sádica. 

La melancolía se transforma en manía en algunos casos:
  • Se tiene la impresión de que el contenido es idéntico en la manía y en la melancolía. 
  • Ambas lucharían con el mismo complejo que sojuzga al yo en la melancolía y queda sometido en la manía. 
  • El maníaco nos evidencia su emancipación del objeto que le hizo sufrir. 

Referencias

Freud, S. (2006). El malestar en la cultura y otros ensayos. Madrid: Alianza Editorial.

Matrimonio: Crisis, adaptación y fidelidad


"El amor verdadero nace poco a poco, crece pausadamente y a golpes de crisis a lo largo del camino recorrido a la par. El matrimonio no es un certificado de amor, sino el compromiso de amarse, el intento perennemente renovado de un ser imperfecto, débil y limitado por adaptarse a otro al que también descubre imperfecto, débil y limitado. Las bodas no son el puerto de atraque del amor, sino el de partida, el ingreso en la "escuela del amor"(...). 

El amor nace y se nutre en el paso monótono y grisáceo de los días, de las desilusiones más que de las ilusiones, de la caída de los mitos que el enamoramiento había erigido, de la demolición dolorosa y prolongada de los egoísmos personales, de las tentaciones vencidas, de los perdones recíprocos, del ritmo y declive de la sexualidad, de las ansias, gozos y dolores de dos existencias que tratan de fundirse sin confundirse, ni anularse. Dos vidas, dos personalidades en continuo movimiento, en constante variación en virtud del avance de la edad, de las experiencias acumuladas, de los avatares laborales, de las enfermedades, de las nuevas relaciones de paternidad y maternidad. (...)

Amar es por tanto, adaptarse: la adaptación incesante de dos seres. El matrimonio consiste en un viaje conjunto, en el que cada etapa es diferente a la anterior, de tal forma que la unión ha de renovarse, renacer a cada instante. No, no se ama de una vez y para siempre: se comienza a amar cada día. El nacimiento de los hijos, por ejemplo, crea una situación nueva, transforma el núcleo del amor agregándole las relaciones de maternidad y paternidad. El amor de los novios no es igual que el de los recién casados, y este debe dar paso poco a poco a otro género de amor, más maduro y sólido. En definitiva, la fidelidad no es rigidez, ni la continua remisión a un estado inicial de enamoramiento entusiasta, y fuertemente emotivo, más o menos realista o imaginario. No, la fidelidad consiste en esa renovación incesante, en esa adecuación incansable, enjundia de una vida en común. Por este motivo los esposos tipo "eternos novios" resultan ridículos, auténticos enanos o subdesarrollados en el amor. O el amor se inventa cada día, o se incinera en ritos sin ningún significado" (Torelló, 2008, pp. 211-212).

Bibliografía

Torelló, J. (2008). Psicología y vida espiritual. Madrid: Rialp. 

Diferentes tipos de matrimonio infeliz


"La obra de Fritz Künkel es ejemplar. Habla de diferentes formas de matrimonio infeliz: 
  • La de las "comunidades aparentes" donde la felicidad de una y otra parte se hacen consistir en la confirmación del propio egotismo que un cónyuge recibe del otro. 
  • La del "matrimonio tiránico" donde uno de los cónyuges es activo y el otro un pasivo que se satisfacen recíprocamente. 
  • La de los "artistas" cuyo tratado de amor se resume en la frase "yo te amo porque crees en mí, porque necesito que alguien me demuestre incesantemente con su fe cuánto valgo".
  • Aquella en que la infelicidad siempre se considera culpa del otro, o bien del "destino" o de las circunstancias, por lo que nada puede hacerse para resolver la tensión permanentemente, lo cual impele una y otra vez a la decisión de separarse; sin embargo, cuando el vínculo está a punto de romperse se reconcilian para comenzar de nuevo a atormentarse, como si estuvieran atados a una cinta de goma... 
Pues bien, Künkel demuestra que todas estas formas de parejas infelices se deben al egocentrismo de los cónyuges, los cuales entreviendo que la solución está en el propio entregamiento, no se deciden. Lo que toda persona querría esquivar -concluye Künkel- es el proceso de liquidación que exige el matrimonio, porque intuye la alternativa que presagia tal liquidación: o renunciar al propio yo, o sufrir y más sufrir" (Torelló, 2008, p. 220).

Bibliografía

Torelló, J. (2008). Psicología y vida espiritual. Madrid: Rialp. 

Qué es la autorregulación


V. Van Gogh, El sembrador. 

Hay varias formas de definir la autorregulación. Una de ellas es la de Schunk (1997): un conjunto de pensamientos, sentimientos y conductas originados por los individuos y que están orientados sistemáticamente a la consecución de sus metas. También podemos formular su definición como: regulación voluntaria de los procesos mentales y conductuales, la cual orienta hacia un fin buscado.

Hablando en el sentido del autocontrol de las emociones, la autorregulación es un concepto que va muy de la mano con la mencionada teoría de la inteligencia emocional. Es por ello, que en el presente ensayo, utilizaremos el anterior concepto de autorregulación para luego mencionar la importancia y algunos de los beneficios que tiene la autorregulación junto con la inteligencia emocional y cómo estas se nos presentan como fundamentales para la persecución y alcance de las metas en nuestras vidas. También, abordaremos el cómo se lleva a cabo la autorregulación dentro de la inteligencia emocional, cómo la influye. El presente ensayo trata de la autorregulación y más específicamente de la autorregulación emocional…

La inteligencia emocional

Es cierto que la capacidad del intelecto no es suficiente para conseguir el éxito en la vida. Según la teoría de la inteligencia emocional, aparte de factores extrínsecos a la persona (suerte, oportunidades, etc.), lo que más influye en su eficacia para alcanzar sus propias metas es la propia capacidad para comprender y controlar sus emociones y reconocer las emociones en las demás personas, es decir para adaptarse emocionalmente a su entorno y para incrementar la eficiencia de su esfuerzo mediante la supresión de emociones y reacciones indeseados (Goleman, 1995). La buena inteligencia emocional consiste en ser más activo que reactivo, más controlado que impulsivo, más autorregulado en pocas palabras… 

Beneficios de la inteligencia emocional

Según la teoría, las personas que poseen una buena inteligencia emocional son más hábiles para responder y pensar fríamente en situaciones de crisis, son capaces de sobreponerse a las derrotas, son más eficientes para las relaciones sociales, tienen mejores y más estables relaciones de pareja, inclusive llegan a tener una vida más saludable (Märtin & Boeck, 1997).

La autorregulación: camino a la inteligencia emocional

Ahora que ha sido expuesto el concepto de inteligencia emocional y los beneficios que esta puede ofrecernos, cabrá preguntarnos ¿De qué forma la autorregulación influye en la inteligencia emocional?

Uno de los conceptos de empalme entre la autorregulación y la inteligencia emocional es el de los modelos de autorregulación emocional, los cuales se entienden como el manejo y direccionalidad para buscar las emociones agradables y evitar las situaciones que causen emociones desagradables. 

Los siguientes son algunos modelos de autorregulación emocional los cuales son parte de la inteligencia emocional (Madrid, 2000):

Modelos de Bonnano
  • Regulación de control: se refiere a comportamientos automáticos e instrumentales dirigidos a la inmediata regulación de respuestas emocionales que ya habían sido instigadas. Dentro de esta categoría se incluyen los siguientes mecanismos: disociación emocional, supresión emocional, expresión emocional y la risa.
  • Regulación anticipatoria: si el equilibrio está satisfecho por el momento, el siguiente paso es anticipar los futuros desafíos, las necesidades de control que se puedan presentar. Dentro de esta categoría se utilizarían los siguientes mecanismos: expresión emocional, la risa, evitar o buscar personas, sitios o situaciones, adquirir nuevas habilidades, revaloración, escribir o hablar acerca de sucesos angustiosos. 
  • Regulación exploratoria: en el caso que no tengamos necesidades inmediatas o pendientes podemos involucrarnos en actividades exploratorias que nos permitan adquirir nuevas habilidades o recursos para mantener nuestro equilibrio emocional. Algunas de estas actividades pueden ser: entretenimiento, actividades, escribir sobre emociones. 

Modelos de Higgins, Grant y Shah
  • Anticipación regulatoria: basándose en la experiencia previa, la gente puede anticipar el placer o malestar futuro. De esta forma, imaginar un suceso placentero futuro producirá una motivación de acercamiento, mientras que imaginar un malestar futuro producirá una motivación de evitación.
  • Referencia regulatoria: ante una misma situación, se puede adoptar un punto de referencia positivo o negativo. Por ejemplo, si dos personas desean casarse, una de ella puede anticipar el placer que significaría estar casados, mientras que la otra persona podría imaginar el malestar que les produciría no casarse. Por tanto la motivación sería la misma, pero una de ellas estaría movida por un punto de referencia positivo y la otra por un punto de vista negativo.
  • Enfoque regulatorio: los autores hacen una distinción entre un enfoque de promoción y un enfoque de prevención. Por tanto se distingue entre dos diferentes tipos de estados finales deseados: aspiraciones y autorrealizaciones (promoción) vs. responsabilidades y seguridades (prevención).


Bibliografía


Madrid, R. (2000). La autorregulación emocional como elemento central de la inteligencia emocional. Psicología online. Consultado el día 16 de agosto de 2013 de: http://www.psicologia-online.com/colaboradores/nacho/emocional.shtml

Märtin, D. y Boeck, K. (1997). Qué es inteligencia emocional. Madrid: Edaf.

Schunk, D. (1997). Teorías del aprendizaje. (2ª. ed.). México: Pearson Educación.

Simbolizaciones de los síntomas, su persistencia y límites de su interpretación



Dado que los símbolos, el lenguaje, son condiciones que no pueden faltar en el psiquismo humano, para trabajar el síntoma en la terapia psicológica se pregunta por su significado, se piensa que éste significa algo, que es un símbolo de “algo más” a interpretar.

Muchas veces se ha caído en la tentación teórica de decir de qué se trata ese “algo más”. Sin embargo, en la relación empírica con el problema del síntoma, en muchas ocasiones eso que el síntoma simboliza no se dejará delimitar por especulaciones teóricas a priori. Y aunque se ha propuesto formalmente, y en ocasiones se ha comprobado, que mediante cierto tipo especial de interpretación o desciframiento se puede tratar o aliviar el síntoma, también son numerosos los casos en donde los síntomas persisten a pesar de la “interpretación”.

Por dichos casos desafortunados donde la “interpretación” de los síntomas no da resultados o alivio, habría que revisar, sino la utilidad práctica de la interpretación (¿por qué funciona o no?), al menos sus límites, empezando por lo que se piensa que simbolizan los síntomas, y tratando de concebir algo propio de los síntomas que ayude a entender su persistencia…

Simbolizaciones de los síntomas

Lo que simbolizan los síntomas es visto de varias maneras teóricas, pero comúnmente en ellas simbolizan oposiciones, opuestos o conflictos. Algunas tomadas de Singer (1994):
  • Freud: “un impulso y al mismo tiempo un esfuerzo por oponerse a ese impulso” (p.86).
  • Arieti, Fromm-Reichmann, Sullivan: “compromiso entre el deseo de supervivencia y de progreso y las fuerzas originalmente externas (finalmente interiorizadas) que se oponen a este desarrollo” (p.86).
  • Fromm: “Todas las simbolizaciones, incluyendo en ellas los síntomas, contienen (…): facetas simbólicas universales, convencionales y accidentales” (p. 98).
Nuevamente, para Freud, lo simbólico de los síntomas es también varias posibilidades contradictorias: “indicio y sustituto de una satisfacción pulsional interceptada” (Freud, 1926, 22), por lo tanto símbolo contradictorio de satisfacción y frustración; una presentación de un resto mnémico traumático, lo presente del pasado (Negro, 2009); una formación de compromiso con un deseo traicionado (Zizek, 1994); una expresión de algo encubierto (Singer, 1994).

También Jung presenta cierta antítesis en su interpretación de los símbolos. Su postulación de los arquetipos contiene las imágenes más primitivas del hombre pero también las más trascendentes y espirituales, “lo mas hermoso y grande que la humanidad pudo pensar, y también las peores infamias y diabluras de que fueron capaces los hombres” (Jaspers, 2006, p. 381).

Singer (1994) respecto a su propia psicopatología piensa en los síntomas como “oscuras simbolizaciones” (p. 82) de seudoactividad o inactividad, pero “paradójicamente expresivas”. “Ver los símbolos como expresivos, más bien que como represivos (…) Lleva a comprender que (…) son representación de la situación interna del paciente. (…) Expresión de su estado interior” (p. 86).

En general toda la psicología está llena de oposiciones, pero todas estas oposiciones, estos contrarios en cuanto a los síntomas, sugieren “la cualidad peculiar de la mayor parte de las simbolizaciones, (…) su capacidad para representar tanto la tesis como la antítesis” (Singer, 1994, 102). Los síntomas y símbolos pueden representar cosas opuestas simultáneamente.

Y entre extremos opuestos caben posibilidades infinitas, dos fuerzas opuestas apuntan a ambos lados de lo infinito. Así es el símbolo del Ouroboros, el dragón o serpiente que engulle su propia cola: es símbolo de la integración de contrarios y también de infinito. Los símbolos y síntomas, por lo tanto, simbolizan oposiciones, pero de innumerables posibilidades.

Algo más: los símbolos pueden representar en primera instancia una cosa y luego esto que representan puede representar algo más. Jaspers (2006) afirma sobre las leyes de la vida de los símbolos, que los contenidos que aparecen en los sueños o en imágenes ópticas intuitivas, no son alcanzados a comprender mediante reglas, pero dado que la pretensión de un comprender significativo busca siempre reglas y relaciones, éstas podrían ser, si se quiere hacer interpretación de los contenidos como símbolos:
“En primer lugar, la interpretación es infinita, no se puede rematar, las ramificaciones del sentido no cesan.


Jung escribe: “En cuanto se investigan los tipos en sus relaciones con otras formas arquetípicas, se ensanchan a relaciones de tal modo frecuentes, histórico-simbólicas, que se llega a la conclusión de que los elementos psíquicos básicos son de una multiformidad reluciente, imprecisa, que sobrepasa la capacidad humana de representación”.

En segundo lugar, la interpretación misma es un vivenciar como continuación de la vida de los símbolos, un crecer e iluminarse de contenidos, un proceso productivo. No se encuentra apoyo alguno en la traducción de símbolos” (pp. 378-379).

Persistencia de los síntomas

Zizek (2003, pp. 108-109), señala cómo a pesar de que el síntoma es una comunicación simbólica fallida, reprimida, a interpretar, a veces persiste a pesar de la interpretación:
“El síntoma surge donde la palabra falla, donde el circuito de la comunicación simbólica se ha roto: es una especie de “prolongación de la comunicación por otros medios”; la palabra fallida, reprimida, se articula en una forma codificada, cifrada. (…) Precisamente como un enigma, el síntoma, por así decirlo, anuncia su disolución por medio de la interpretación: la meta del psicoanálisis es restablecer la red rota de comunicación permitiendo al paciente verbalizar el significado de su síntoma: a través de esta verbalización, el síntoma se disuelve automáticamente. (…) Pero aquí empezaron los problemas: ¿por qué, a pesar de la interpretación, el síntoma no se disuelve, por qué persiste? La respuesta lacaniana es, claro está, goce”.
Acá presenta Zizek un problema de la persistencia del síntoma ante la interpretación: el goce, el placer del dolor y el dolor del placer. Dado que como señala Freud el síntoma es sustituto de una satisfacción frustrada, es también sustituto del displacer de un placer, y del placer de un displacer. Cuando el placer y el displacer se encuentran equilibrados en un síntoma, se podría dar lugar a una característica de la conversión histérica opuesta al placer y al displacer: la belle indifference. El síntoma puede ser un recurso ante la angustia para no experimentarla y evitar conocer su objeto.

Otra forma de goce podría ser la del trastorno facticio, donde se producen o fingen síntomas con la intención de asumir el papel de enfermo, de paciente, en el pleno sentido de la palabra, evitando “las ansiedades más punzantes del hombre, que giran en torno a los problemas de la libertad y de la responsabilidad, del crecimiento y del cambio” (Singer, 1994, 106).

Ahora, prescindiendo de poner en el síntoma mismo todo el problema de su persistencia ante la interpretación, está también el problema del uso inadecuado y límites de la misma…

Límites de la interpretación

En primer lugar, la interpretación de los síntomas es limitada cuando se limita a sí misma, pues la interpretación puede ser infinita y es infinita, primero, en el sentido de que la comprensión es interminable, holística y no puede ser “traducción” de un fragmento aislado, y segundo, en el sentido de que “todo se ha demostrado como infinitamente interpretable. Cuando se piensa establecer una significación, aparece pronto otra distinta” (Jaspers, 2006, p. 402). La comprensión o interpretación no se pueden fijar a prejuicios, sino que tiene que moverse. “Lo que es comprensible y el comprender mismo están en movimiento” (Jaspers, 2006, p. 402).

Las interpretaciones reduccionistas hacen todo lo contrario: fijarse en fragmentos y restringirse en prejuicios. Olvidando casi por completo que el símbolo es representante de “algo más”, dicen con sus prejuicios que todos los símbolos son representantes de “mucho menos”. Esto pasa frecuentemente en el psicoanálisis cuando se pretende reducir todo a símbolos de la sexualidad (el trauma sexual de la infancia, vulgaridades reprimidas, la castración, falos y oquedades), o a Edipo y el secreto de familia.

Una segunda limitación de la interpretación se da cuando, por prejuicios y consideraciones fragmentarias, no se atiende a las expresiones manifiestas, o a la propia comprensión que tiene el hombre sobre sí mismo. La interpretación de un mensaje es sólo la recepción parcial y no la emisión, ni el mensaje, ni su código, por lo que el comprender aisladamente el mensaje, símbolo o síntoma, se limita enormemente si no se verifica con las propias comprensiones del emisor. Es una tarea constante, tanto de la terapia como de la comprensión psicopatológica, el evitar “malentendidos”, abarcando al “emisor” y su propio entendimiento.

En tercer lugar hay tres limitaciones para la comprensión que Jaspers (2006) señala:
“Los límites de toda psicología comprensiva son necesariamente también los límites del psicoanálisis comprensivo. Esta comprensión cesa primeramente ante la realidad del carácter empírico congénito. Éste no es en verdad nunca definitivamente reconocible y no es fijable. Pero lo comprensible choca por decirlo así en él como lo impenetrable, como lo que no se puede alterar. Los hombres no han nacido iguales, sino nobles y comunes en graduaciones múltiples por las más diversas dimensiones. La comprensión cesa en segundo término ante la realidad de las enfermedades orgánicas y de las psicosis, ante lo elemental en ello. Ésta es la realidad decisiva, aun cuando en sus manifestaciones muestren un aspecto de la comprensividad tantos contenidos especiales. La comprensión cesa en tercer lugar ante la realidad de la existencia, de aquello que el hombre es propiamente como él mismo. La manera del esclarecimiento psicoanalítico se convierte aquí en esclarecimiento aparente. Pero cuando la existencia no se tiene precisamente para el conocer psicológico, se hace sensible a la comprensión psicológica como el límite en el que hay algo que, sin embargo, se muestra únicamente en lo comprensible como su imperfectibilidad. El psicoanálisis ha quedado ciego ante todos esos límites. Lo quería comprender todo” (pp. 406-407).
Los límites dados en las psicosis y las enfermedades orgánicas tienen cierta analogía con lo que Singer (1994) indica como algunas de las necesidades de la terapia:
“El paciente espera recibir de la terapia algo nuevo, (…) tiene que haber cierto núcleo de racionalidad en esas esperanzas; de lo contrario, el trabajo terapéutico sería imposible. Freud (…) concluyó que las llamadas neurosis de transferencia eran susceptibles de tratamiento, en tanto que las psicosis no respondían a la terapia analítica. Sugirió que entre las “condiciones necesarias y suficientes para la terapia” figuraba de modo prominente la capacidad del paciente de entablar relaciones racionales con otros” (p. 105).
En analogía con el límite de la comprensión dado por la existencia del hombre, por la incapacidad para abarcar lo que el hombre es, Singer (1994) señala una esperanza irracional en la terapia: perpetuar la pasividad evitando la actividad creadora, la libertad, la responsabilidad, el crecimiento, el cambio, propiedades de la existencia humana. La psicología del estimulo-respuesta o la psiquiatría que apunte a dichas esperanzas, buscando el “ajuste”, no logrará comprender tampoco la realidad del hombre, ni aproximarse a su límite o ampliarlo, sino que querrá explicarla toda como un funcionamiento maquinal común a todos los hombres, lo cual es un prejuicio “burdamente desorientador” (p. 106) y cerrado a toda comprensión individual.



Resumen

El siguiente resumen abarca lo que se intentó plantear en el presente ensayo:
  • Aunque se ha propuesto que algunos síntomas mejoran con cierto tipo de interpretación, existen muchos casos en donde no hay alivio a pesar de la misma.
  • Por los casos donde los síntomas persisten a pesar de la interpretación habría que atender, sino a la funcionalidad de la interpretación, al menos a sus límites, a los significados posibles asignados, y a la propia naturaleza del síntoma para encontrar el porqué de esa persistencia.
  • Las simbolizaciones de los síntomas son comúnmente conflictos, pero de infinitas posibilidades que no se han logrado agotar con múltiples teorías.
  • Los síntomas y los símbolos pueden representar una cosa, un conflicto entre dos opuestos, o más. Luego lo que representan en conjunto puede representar a su vez algo más, haciendo en lo sucesivo una cadena infinita.
  • Los síntomas pueden persistir por el goce, por su naturaleza de ser sustitutos de satisfacciones frustradas, y por ser sustitutos de insatisfacciones a veces resultan preferibles a las verdaderas angustias frente a objetos, o ante las ansiedades “más punzantes del hombre” (Singer, 1994, 106).
  • Los síntomas pueden persistir a pesar de la interpretación, por un uso inadecuado y las limitaciones de la misma.
  • Los límites de la interpretación son: los que se impone a sí misma por prejuicios, la exclusión de la propia interpretación del emisor, los ceses en cuanto al carácter congénito, las enfermedades orgánicas y las psicosis, la existencia, la libertad y lo dado del hombre.


Referencias

Freud, S. (1926). Inhibición, síntoma y angustia. [Documento en PDF].

Jaspers, K. (2006). Psicopatología general. (3a. ed.). México: Fondo de Cultura Económica.

Negro, M. (2009). Función del síntoma en la estructura psíquica. Affectio Societatis, 10, 1-7. Recuperado 14 de septiembre del 2010, dehttp://aprendeenlinea.udea.edu.co/revistas/index.php/affectiosocietatis/article/viewFile/5308/4666

Singer, E. (1994). Conceptos y fundamentos de psicoterapia. México: FCE.

Zizek, S. (1994). ¡Goza tu síntoma! Jacques Lacan dentro y fuera de Hollywood. Buenos Aires: Nueva Visión.

Zizek, S. (2003). El sublime objeto de la ideología. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.

4 Películas sobre ninfomanía y adicción al sexo

Este tema sumamente específico de la adicción sexual, pero rico psicológicamente, nos trae al interior de la vida promiscua, cuyo común denominador es el desembocar en la soledad, la insensibilidad y la desesperación, con intentos más o menos erráticos por llevar una vida ordenada.

Nymphomaniac (2013)


Dirigida por el eminente Lars Von Trier. Esta película, de riquísimos matices psicológicos, muestra la historia de una ninfómana desde su tierno inicio a la desesperación, insaciabilidad, la soledad y la avidez propias de su condición.

Diario de una Ninfómana (2008)


Val: una chica cuya avidez por nuevas experiencias le hace pagar una factura de soledad y humillación por sentirse usada. Aunque busca con esperanzas el amor, este se plantea como un camino tortuoso para ella. Los desengaños y la falta de satisfacción emocional le pondrán a replantearse su vida.

Hemel (2012)


Hemel ("Cielo" en neerlandés) es una chica cuya vida gira casi completamente en torno a los "one night stands", es decir, los encuentros sexuales de una noche, sin expectativas a establecer una relación ulterior. Poco a poco se va formando la idea de que quizá sus encuentros furtivos, sean solo parte de las estrategias que utiliza para satisfacer necesidades emocionales insatisfechas en la relación con su padre.

Shame (2011)


Shame es una película protagonizada por Michael Fassbender. Un hombre de mediana edad está embebido en las relaciones sexuales furtivas. En su vida de soltero, puede permitirse el dedicar todo su tiempo libre a las conquistas sexuales, a la pornografía y el chat erótico. Sin embargo, su insaciabilidad es un círculo vicioso. La visita de su hermana a su apartamento, luego de tener sus propios problemas de pareja, le llevarán a esconder su adicción al sexo, y posteriormente a un intento de reorganizar su vida.

El descubrimiento de Freud

El descubrimiento de Freud, no fue solo que lo inconsciente es algo real, sino el hecho de que éste también determina y se impone a nuestras elecciones "voluntarias", por lo que podría decirse que marca nuestro destino.

Boss y Knoepfl: La curación de la neurosis

"La angustia neurótica es la angustia de la angustia, el "miedo al miedo"; es decir, la angustia anticipada, la angustia que quiere evitar el riesgo inherente a toda vida humana. "Quien quiera salvar la vida, la perderá", dijo Jesucristo. 

La angustia es el núcleo psicosomático de la neurosis, y el error acerca del significado de la vida constituye su núcleo espiritual. Las tres neurosis tienen en común ser expresiones del egocentrismo y, por tanto intentan situar al hombre fuera de su condición existencial de viator [viajero]. La vida pierde entonces su significado que siempre es alocéntrico -el Servir, el Conocer, el Amor-, y la angustia y el miedo desencadenan una serie de "expedientes" que facilitar y justifican la fuga de la vida real. En este sentido cabe decir que todo neurótico es un rebelde frente a su propia tarea vital, un fugitivo que busca excusa en el propio padecimiento y justificación en el propio pesimismo. 

Dedicarse a aliviar sufrimientos neuróticos, a curar síntomas y episodios neuróticos, no sólo no cura, sino que incluso puede reforzar la caracterología neurótica: exacerbación del egocentrismo, regreso a actitudes infantiles viciadas. etc., etc. Hay que ir al problema central y después entrenar al hombre en una vida auténtica. Distraerse, descansar en el campo, reconstituyentes, sedativos, electroshocks...: todos resultan paliativos simplistas, y por lo menos insuficientes, si en ellos quiere basarse una terapia: solo son elementos coadyuvantes de ésta" (pp. 59-60, Baptista, 2008). 


Torelló, J. (2008). Psicología y vida espiritual. Madrid: RIALP.

¿Quieres agilidad mental? La Técnica Pomodoro

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¿Buscas agilidad mental? Quizá la Técnica Pomodoro es para ti. 

Consiste en los siguiente: en lugar de trabajar, por ejemplo, 2 horas seguidas, a costa de estrés y una progresiva fatiga mental, puedes trabajar por intervalos de 25 minutos con 5 minutos de receso entre cada lapso. 

De acuerdo a investigaciones, esta sucesión de descansos permite que tu cerebro se relaje lo suficiente para mantener un nivel alto de actividad por más tiempo, y facilitar la asimilación de información. 

Además, el hecho de que los intervalos de tiempo de trabajo sean cortos, te alivia de sentirte abrumado por tener que trabajar mucho tiempo, y el contar cada intervalo de tiempo puede ser una herramienta útil para llevar un mejor registro de cuanto tiempo te demoras en cada actividad. 

La técnica fue desarrollada por Francesco Cirillo en los 80's, y actualmente es muy utilizada en diferentes ámbitos. Se llama "Pomodoro" en honor al tomate Pomodoro, puesto que el temporizador utilizado para medir los 25 minutos de trabajo y 5 de descanso tenía la forma de un tomate. A cada intervalo de 25 minutos se le llama "Pomodoro"

Estos son los 4 pasos para implementar la técnica:

1. Decide la tarea en la que te vas a enfocar. 
2. Coloca tu temporizador en un tiempo deseado de trabajo (usualmente de 25 minutos).
3. Trabaja en la tarea hasta que el temporizador suene. Si una distracción viene a tu mente, escríbela en papel y continúa trabajando. 
4. Apunta una raya en una hoja cada vez que termines un "Pomodoro". Si son menos de 4 rayas, descansa 5 minutos; cuando llegues a 4 toma un descanso de 15 a 30 minutos.

También puedes utilizar una aplicación como temporizador para medir tus intervalos de tiempo o "Pomodoros". Para Android:


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Referencias


3 tips para alcanzar tus metas


¿Quieres alcanzar tus metas? Aquí hay 3 de los mejores tips que puedes utilizar para lograrlo:

  1. Cuéntales a tus amigos y familiares lo que estás intentando alcanzar. Esto puede ayudarte a sentirte apoyado, y animado a lograrlo. 
  2. Crea un plan, desmenuzando tu meta en una serie de pequeños pasos concretos. Por ejemplo, no digas "ire más al gimnasio", sino programa que irás al gimnasio los días lunes, jueves y viernes, exactamente a las 6:00 PM. 
  3. Registra tu progreso. Puedes usar un diario para registrar lo que vas haciendo. La idea es que puedas ver más claramente los avances que has logrado, los errores o dificultades que has tenido.



8 recomendaciones para estar motivado


1. Dormir bien: Te ayudará a mantener elevada tu "fuerza de voluntad" y tener ganas de hacer las cosas. 
2. Sólo empieza: El sólo empezar una actividad hace más probable que la termines. 
3. Deja que te "presionen": Si las demás personas están recordándote que debes hacer algo, eso puede serte de mucha ayuda. 
4. Técnica de Pomodoro: Si necesitas agilidad mental, en lugar de trabajar dos horas seguidas, trabaja por intervalos de 25 minutos, y date descansos de 5. 
5. Evita el exceso de azúcar o grasas: las comidas grasosas o con mucha azúcar pueden provocar una sensación de fatiga o un rápido descenso de la motivación. 
6. Convierte tus metas en hábitos: Piensa en cosas específicas que podrías hacer para alcanzar una meta abstracta, y realízalas. 
7. Efectúa actividades que demanden una sola cosa a la vez: por ejemplo, durante una hora y media deberás hacer lo que necesite ser creativo (dibujar, diseñar, pensar soluciones creativas), otra hora y media lo que requiera que te comuniques (llamadas telefónicas, cartas, publicar anuncios, etc.), por otro periodo de tiempo investigar (leer, recopilar, o analizar resumir información), etc. 
8. Empieza en días lunes: si empiezas a seguir metas o hábitos días lunes, es más probable que perseveres a lo largo de la semana, ya que la delimitación temporal permite que separemos de nosotros los fracasos temporales. 

Kaplan y Sadock: Diferencia entre duelo y melancolía


"En 1917 Freud ofreció una diferenciación ya clásica entre el duelo normal (aflicción) y las reacciones anormales a la pérdida (melancolía). En su definición de duelo estaba implícito el reconocimiento de que se trata de una reacción que es el resultado no solo de la muerte de una persona amada sino que también puede surgir por pérdidas menos obvias, incluso como la de una abstracción ideal que ha asumido el lugar de una persona querida. Obviamente, Freud se refería a  la idea de pérdida per se, aunque manteniéndola todavía en un contexto interpersonal.

Freud caracterizó los rasgos distintivos del duelo de la siguiente forma: profunda decepción, falta de interés por el mundo exterior, disminuida capacidad para amar, inhibición de la actividad, conductas que son consideradas normales a pesar de su diferenciación con respecto a las actitudes normales. Sin embargo, la melancolía supone estos rasgos y otros más, a saber, la disminución de la autoestima considerada válida en la actualidad; es decir, una pérdida exagerada de la autoestima no es un aspecto notable del duelo normal por profunda que sea la decepción y la sensación de pérdida."


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Referencia bibliográfica:

Kaplan, H. y Sadock, B. (1991). Compendio de psiquiatría. (2a. ed.). México: Salvat Editores.

¿Todos tenemos algo de "psicólogos"?

En efecto, todos conocemos lo psíquico –percepciones, recuerdos, actos volitivos, fantasías, sentimientos, etc.-; lo conocemos porque lo hemos experimentado en nosotros mismos, y podemos tener también opinión sobre lo psíquico en los demás. Lo mismo ocurre en otros campos de la experiencia: por ejemplo, todo el mundo ha dejado caer un objeto o ha prendido una estufa... pero no se es físico por conocer que los objetos caen, o químico al saber que el propano enciende fácilmente. Hace falta poder explicar, decir cómo y bajo qué condiciones ocurren estos hechos: que los objetos caen de forma acelerada por una atracción entre dos masas, y que el propano enciende fácilmente puesto que su composición le permite reaccionar con el oxígeno bajo una menor cantidad de energía (calor). Y esto no basta. También hay que dominar los “cómos” del conocer: tanto en la psicología, como en las demás ciencias, se requiere de cierta sistematización y método en la aprehensión de los hechos, ciertas formas de obtener resultados similares independientemente de quién sea el investigador (muestreos, instrumentos, operacionalización de variables, criterios, métodos estadísticos o cualitativos, casuísticas, etc.).

Es así que un verdadero psicólogo necesitará, como en cualquier otra ciencia, de un adiestramiento, una fundamentación en el saber alcanzado, pero sobre todo una actitud científica que le preserve de arbitrios o simples opiniones.

Kaplan y Sadock: Rasgos comunes de las parafilias


Rasgos comunes de las parafilias (Kaplan y Sadock, 1991, p. 462). 
(Click en la imagen para agrandar.)


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Referencia bibliográfica

Kaplan, H. y Sadock, B. (1991). Compendio de psiquiatría. (2a. ed.). México: Salvat Editores.