H. K. Knoepfel: Delimitación del concepto de psicoterapia


"Si nos proponemos pensar y hablar con sencillez es particularmente importante el que sepamos que con claridad cuál es el sentido de las expresiones empleadas. Desde que la psicoterapia se ha convertido en cierto sentido en una moda, ha tenido lugar una considerable extensión  en la aplicación de la palabra. Existe, en efecto, el peligro de que la palabra psicoterapia, tan popular en al actualidad, se utilice muy pronto para toda conversación sostenida con un médico o, al menos, para toda conversación con un psiquiatra. Ningún buen médico da una inyección a su paciente sin pensar también en el temor del enfermo, sin alentarlo y darle quizá algunas explicaciones acerca del significado y efectos de la inyección. ¿Podemos llamar a esto psicoterapia? ¿Se trata de una psicoterapia cuando alentamos a un ser humano deprimido o le decimos palabras consoladoras? Si llegamos a afirmar esto, entonces también sería psicoterapia el que una madre le cosa el vestido destrozado del muñeco a su hijita llorosa, el que un hambriento sea alimentado o un pobre reciba ayuda económica. Si llamamos psicoterapia a todo comportamiento o conversación de solidaridad humana, sólo alcanzamos una hinchazón de la palabra que la despoja de todo sentido. Es necesario que nos limitemos. La psicoterapia es terapia de la psique y con la psique. Pero con ello ya presuponemos que existe una psique, un órgano psíquico por así decirlo, con el cual y gracias a cuya intervención se practica la terapia. Más adelante nos ocuparemos del carácter problemático de esta representación. No constituye ningún obstáculo para la delimitación del concepto de psicoterapia. Lo que le interesa a la psicoterapia no es pues simplemente atenuar las aflicciones psíquicas en el caso de una experiencia abrumadora sino lo que interesa es hacer frente a los problemas psíquicos a través del contacto psíquico. Pero este tratamiento no es de ninguna manera una restitutio ad integrum, tal como la concibe la medicina corporal como meta deseable sino que, por el contrario, es un intento de captar el sentido de la enfermedad, de incorporarla y de alcanzar una nueva integridad. La psicoterapia se propone alcanzar un desarrollo psíquico a través del contacto interpersonal, que permita al paciente dominar más tarde dificultades similares sin el auxilio del médico terapéutico. Si nos fracturamos un apierna por segunda vez volvemos a consultar al cirujano. En cambio en una psicoterapia bien llevada queremos aprender a tratar nosotros mismos nuestra próxima "pierna fracturada". Sólo quisiera hablar de psicoterapia en los casos en que se tiende a tal desarrollo psíquico, ciñéndome al dictamen de Meerwin. Con ello debemos delimitar a la psicoterapia frente a la esfera de acción de las palabras de aliento, consuelo, consejo y de la ayuda activa. La relación que estas actitudes guardan entre sí se encuentra muy claramente expresada por Martin Heidegger, quien ya en 1926 aclaró los conceptos de "procurar por" que "sustituye" y de "procurar por"  que anticipa, sin referirse en especial a la psicoterapia. Quien sustituye a otro le quita una preocupación, pero también hace de él un ser dependiente y no lo favorece en su capacidad de solución él mismo su dificultad. Desgraciadamente gran parte de nuestra actual acción de asistencia social se dirige a "sustituir", a quitar el peso de la responsabilidad e infantiliza con ello nuestra población sin proponérselo en forma consciente. Pero tampoco la hipnosis es una psicoterapia en el sentido de un mayor desarrollo, tan poco como, por ejemplo, los ejercicios de relajación. Todos estos métodos sirven meramente para adaptar al hombre de manera más conveniente a determinada situación, no a desarrollarlo. Frente a esta actitud está la de enseñarle a un enfermo un comportamiento más adecuado; en lugar de resolverle sus dificultades se puede por así decirlo anticipársele en una solución eficaz y alentarlo de este modo a que la imite. De este modo el paciente se vuelve libre e independiente. Si llevamos a un niño a través de un arrollo se le "sustituye"; pero si nos anticipamos a él piedra por piedra aprende a cruzarlo él mismo. La psicoterapia tiende hacia el "anticipar" pero, de acuerdo con la fuerza del paciente, debe comenzar con una actitud de "sustitución" más o menos señalada. Esta evolución interior hacia un ser humano más libre, que se siente capaz de afrontar la vida, es más importante que la rápida desaparición de los síntomas psíquicos; más aún, es a menudo indeseable que los síntomas desaparezcan con demasiada rapidez y el paciente prematuramente consolado pierda la oportunidad de lograr un desarrollo ulterior. 

Aconsejar, consolar y actuar en lugar del enfermo no puede alcanzar tal desarrollo en tanto que animarle y aconsejarle solo consiguen alcanzarlo en medida limitada. Tampoco la hipnosis modifica la personalidad, si bien permite en ocasiones la desaparición de ciertas tensiones psíquicas y ciertos síntomas muy dolorosos, que vuelven empero a aparecer si no se somete a un tratamiento la perturbación de la personalidad en que se basan. Lo mismo es válido para la terapia de relajación. Pero para contrarrestar síntomas particularmente dolorosos o en aquellos casos en que no es posible una psicoterapia propiamente dicha y con menos frecuencia dentro del margen de una psicoterapia, estas medidas pueden servir de medios auxiliares, pues es bien sabido que el éxito de todo tratamiento depende de la dosificación adecuada de la actitud de "apoyar" y de "dirigir". Con estas explicaciónes debería quedar bien claro que, de ninguna manera deseamos oponernos a los métodos de "apoyar", a saber, consuelo, consejo, estímulo, ayuda activa, hipnosis o ejercicios de relajación. Se trata únicamente de encontrar el radio de acción respectiva. Pero así como de una inyección de insulina no se espera el mejoramiento de la descompensación de la circulación sanguínea, no se ha de esperar una maduración de la personalidad de la ayuda o del consejo "sustitutivos". Cuando, por ejemplo, dos cónyuges no son capaces, debido a una falta de autodisciplina, de conservar la fe conyugal, todo consejo tendiente a hacerles renunciar a experiencias extramatrimoniales servirá de bien poco. Los consejos sólo tienen sentido en los casos en que existe una falta de conocimientos necesarios y cuando los interesados se hallan en condiciones de seguir el consejo.

El consuelo está muy acreditado entre todos los pacientes, particularmente entre quienes desean ver sólo la participación del mundo circundante en su desgracia y que prefieren no prestar atención a sus propias faltas. Si protestamos enérgicamente con ellos contra la maldad del mundo, se sienten satisfechos, pero en cambio, descuidan la oportunidad muchas veces única de ayudarse a sí mismos a través de un propio cambio de actitud y malgastan su tiempo y energías en intentos vanos de corregir el "mundo malo".

Un desarrollo que se propone lograr la independencia y la madurez no es de ninguna manera privativo de la psicoterapia. Es, por el contrario, lo más natural del mundo, lo que podemos observar en cualquier niño, en cuanto no se le estorba artificialmente. Sólo en aquellos casos en que limitaciones educativas inoportunas han originado un comportamiento enfermizo, la psicoterapia trata de poner nuevamente en marcha la maduración natural, al apartar los obstáculos; dicho gráficamente, pero no d eforzar con el auxilio de una bomba, el curso de las aguas por entre los obstáculos. 

A menudo la psicoterapia se equipara al psicoanálisis. Teóricamente es muy fácil establecer una delimitación. En los Estados Unidos, por ejemplo, se habla en muchas partes de psicoanálisis sólo en los casos en que el paciente se recuesta en un diván, asocia libremente, y cuando se analiza la relación médico-paciente. El tratamiento tiene lugar a través de una conversación, en posición sentada o sin una mención expresa de la relación médico-paciente recibe el nombre de psicoterapia. En la práctica esta diferenciación resulta engañosa y artificial. Es más fácil llegar a una delimitación -en el caso de que creamos necesitarla- partiendo del médico. Si el médico psicoterapéutico no ha sido analizado el mismo y sino se ha dejado controlar muchas horas de tratamiento a través de conversaciones con un profesora analista no debería llamar psicoanálisis a la actividad que despliega. También en los casos en que la relación médico-paciente no es expresamente estudiada es preferible hablar de psicoterapia y no de psicoanálisis. Como ocurre ante todo en el psicoanálisis, médico y paciente pueden estudiar esta relación, por así decirlo, como caso modelo de comportamiento interhumano o también se puede, lo que ocurre con frecuencia  en la psicoterapia, utilizar esta relación por ejemplo para intentar un comportamiento nuevo y más favorable. Pero debemos señalar que ambos aspectos aparecerán en todos los análisis, tanto la observación como el aprovechamiento de las relaciones, y con ello también esta diferenciación se vuelve problemática. Lo más sencillo es prescindir de la diferenciación rigurosa entre psicoanálisis y psicoterapia. 

En resumen podemos afirmar lo siguiente: La psicoterapia se propone poner en marcha el desarrollo humano natural en sí pero obstruido de manera enfermiza, para alcanzar la madurez e independencia. 

El psicoanálisis por su parte es una forma particularmente profundizada de la psicoterapia, sólo necesaria y posible para pocos pacientes, que en gran medida se apoya sobre la consideración de la relación entre médico y paciente. La curación de los síntomas no es abordada en primer término, sino que por regla general, ocurre espontáneamente cuando ha vuelto a ponerse en marcha al maduración psíquica, más aún, constituye su principal misión, a pesar de que desgraciadamente la transmisión de conocimientos ha pasado a ocupar un primer plano en nuestro tiempo. Pero la educación sólo es posible cuando tiene este proceso de maduración que es natural en el hombre.  Si es frenado, se produce un estado enfermizo que puede ser superado en muchos casos mediante la psicoterapia" (Knoepfel, 1967, pp.13-15).


Referencia bibliográfica

Knoepfel, H. (1967). Psicoterapia para médicos de cabecera. Madrid: Gredos. 

Roger Money-Kyrle: Moralidad del superyó y moralidad basada en el amor


El psicoanalista Roger Money-Kyrle (1955) describe dos tipos de moralidad que llama: a) "moralidad del superyó" y b) "moralidad no basada en el miedo sino en el amor". La primera es la más temprana, basada en sentimientos de persecución y castigo. Fue descrita plenamente por Freud. La segunda es más tardía, y está relacionada con la posición depresiva. Fue descrita por Melanie Klein. Money-Kyrle dice que hay no solo una diferencia cualitativa en el tipo de culpa (persecutoria o depresiva, que se dañe el yo o que se dañe o pierda el objeto) sino también en la reacción hacia esa culpa. "Aquellos con un predominio de la conciencia persecutoria reaccionan por expiación. Aquellos en quienes el elemento persecutorio está ligeramente dispuesto y que, en consecuencia, son relativamente más sensibles al elemento depresivo reaccionan por reparación".


Bibliografía

Money-Kyrle, R. (1955). Psychoanalysis and ethics. In The Collected Papers of Roger Money-Kyrle. Clunie Press pp. 264-284.

4 factores clave que pueden predecir el futuro de tu relación


Predecir qué relaciones durarán es la pregunta del millon de dólares en los estudios de pareja. Este conocimiento tendría un valor incalculable sobre todo para quienes planean un compromiso a largo plazo. No obstante, un estudio de esta naturaleza resulta increíblemente difìcil de conducir. No sólo se presentan múltiples variables demográficas -edad, sexo, etnia, religión, etc.- sino que las dinámicas relacionales varían de un vínculo a otro. El pegamento que mantiene unida a una pareja, puede ser precisamente la fisura para otra. 

Después de varios análisis estadísticos, estos fueron los 4 factores principales que, independientemente de los demàs, pueden ayudar a predecir los rompimientos. 

1. Insatisfacción en la relación - Pero sólo de las mujeres

No es una sopresa que la insatisfacción resulte ser el factor número uno. Pero más interesante aun es saber si tiene mayor peso la insatisfacción del hombre o de la mujer. En un estudio conducido por Røsand, el cumplimiento de las expectativas de la mujer en la relación tiene tres veces más importancia. 

El equipo noruego de investigadores cree que esto refleja la creciente independencia económica de las mujeres. Comparando sus resultados con otro estudio similar de los años 80, en el cual la insatisfacción masculina tuvo más peso, los investigadores creen que las mujeres pueden sentirse más libres para elegir estar o no en una relación: al no verse atadas por circunstancias económicas, privilegiarían el sentirse emocionalmente recompensadas. 

2. Malestar emocional

El malestar emocional, provenga de conflictos intrínsecos de la pareja, o de uno de sus miembros, es un factor de riesgo para el futuro de la relación.

Se recomiendan las actividades relajantes, como el ejercicio, la meditación o la expresión artística. Incluso cocinar puede ser una vía para la creatividad. Cuando se realizan en pareja se acumulan experiencias positivas y se mejora el estado de ánimo. 

Si esto no funciona, se debe considerar la terapia de pareja o individual. Muchas personas se resisten a invertir tiempo, energía y dinero en buscar ayuda profesional. Pero vale la pena si ello contribuye a mantener una relación que se valora y en la que se desea continuar. 

3. Estresores prolongados

No son los eventos negativos -accidentes, robos, muerte de un familiar, etc.- los que pueden tener mas impacto en una relación, sino los estresores prolongados, como las dificultades financieras, laborales, académicas o conflictos crónicos con otros miembros de la familia. 

El apoyo mutuo es de gran ayuda para mantener la estabilidad en estos casos. La terapia para resolución de conflictos es a veces la mejor alternativa cuando los miembros tienen dificultad para llegar a acuerdos del tipo gana-gan, o evitar patrones perniciosos que deterioran la relación.

4. Bajos niveles de escolaridad

Posiblemente, las personas con estudios universitarios están mayormente dispuestas a buscar ayuda psicológica en casos de conflictos, pueden tomar vacaciones o periodos para desestresarse, y tendrían mejores habilidades para comunicarse. Por ello, un nivel de educación es un factor de riesgo para la estabilidad en pareja.

A pesar de que estos son sólo unos factores, y las parejas asì como las personas varían enormentemente de una a otra, el estudio de Røsand puede dejar entrever importantes sugerencias que valdrìa la pena implementar.

K. Jaspers: Conciencia de la extensión del tiempo del pasado reciente


"Es comprensible que, después de un día de mucho trabajo y de ricos acontecimientos, se tenga la conciencia de un día largo, mientras que un día vacío, que pasó lentamente, es imaginado por la conciencia restrospectiva como breve. Cuanto más vivaces imaginemos los acontecimientos pasados, tanto más corto nos parece el tiempo transcurrido; cuanto más acontecimientos nos hayan afectado desde entonces, tanto más largo. Sin embargo hay un modo de recordar el transcurso del tiempo, que de esa manera no es de ningún modo comprensible, sino que tiene por base algo nuevo, elemental. 

Después de una psicosis aguda rica en acontecimientos, escribe un paranoico: "De la totalidad de mis recuerdos se ha establecido en mí la impresión de que el espacio de tiempo, que abarca, según la admisión humana ordinaria, sólo 3-4 meses, en realidad tuvo que haber abarcado un tiempo enormemente largo, como si noches aisladas hubiesen tenido la duración de siglos."

En la embriaguez de mezcalina experimentó Serko una sobreestimación subjetiva del tiempo transcurrido. El tiempo le pareció extendido. Incluso lo experimentado le parecía en la lejanía. 

Se ha informado sobre una abundancia dominante de acontecimientos en algunos segundos, por ejemplo, en la caída o en el sueño. Un investigador francés de los sueños comunica (citado según Winterstein): Soñaba con el dominio del terror de al revolución, con escenas de asesinato y de tribunales, con condenas, con el viaje al lugar de la ejecución, con la guillotina, sentía cómo era separada su cabeza del tronco y despertó: las colgaduras de la cama habían caído y le habían dado en las vértebras del cuello"."El fin del sueño es su origen."

La credibilidad de informes semejantes no puede ser puesta en duda. Pero no es posible que en un segundo se haya experimentado sucesivamente lo que en el recuerdo es consciente como una sucesión. Tiene que haber actos que resumen la actualización momentánea intensiva y que luego son descompuestos en el recuerdo en una sucesión. 

Psicasténicos y esquizofrénicos informan sobre experimentos sublimes de pocos minutos como si hubiesen tenido duración eterna. 

"En el aura del epiléptico, un segundo es vivido como eternidad o como sin tiempo" (Dostoievski)" (Jaspers, 2006, p. 99).


Bibliografía: 

Jaspers, K. (2006). Psicopatología general. México: Fondo de Cultura Económica. 

B. Bettelheim: Los cuentos de hadas estimulan el desarrollo del yo del niño


“A través de los siglos (si no milenios), al ser repetidos una y otra vez, los cuentos se han ido refinando y han llegado a transmitir, al mismo tiempo, sentidos evidentes y ocultos; han llegado a dirigirse simultáneamente a todos los niveles de la personalidad humana y a expresarse de un modo que alcanza la mente no educada del niño, así como la del adulto sofisticado. Aplicando el modelo psicoanalítico de personalidad humana, los cuentos aportan importantes mensajes al consciente, preconsciente e inconsciente, sea cual sea el nivel de funcionamiento de cada uno en aquel instante. Al hacer referencia a los problemas humanos universales, especialmente aquellos que preocupan a la mente del niño, estas historias hablan a su pequeño yo en formación y estimulan su desarrollo, mientras que, al mismo tiempo, liberan al preconsciente y al inconsciente de sus pulsiones. A medida que las historias se van descifrando, dan crédito consciente y cuerpo a las pulsiones del ello y muestran los distintos modos de satisfacerlas, de acuerdo con las exigencias del yo y del super-yo” (Bettelheim, 1986, p. 12-13).


Bibliografía:

Bettelheim, B. (1986). Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Barcelona: Grijalbo.

K. Lorenz: Eliminar el desagrado elimina el disfrute


"El progreso tecnológico y farmacológico origina una creciente intolerancia contra todo cuanto ocasione el menor desagrado. Con ello desaparece la capacidad humana para el disfrute, que sólo es posible después de haberse superado con esfuerzo los impedimentos. El movimiento ondulatorio natural de los contrastes entre pesar y alegría decrece en oscilaciones imperceptibles hasta ocasionar un indecible aburrimiento."

Konrad Lorenz. Los ocho pecados mortales de la humanidad civilizada.

B. Pascal: Sobre el aburrimiento


"Lo único que nos consuela de nuestras miserias es la diversión, que, no obstante, es la mayor de nuestras miserias. Ya que ella es lo que más nos impide pensar en nosotros y nos hace degenerar insensiblemente. Sin la diversión, nos sentiríamos descontentos, y el descontento nos impelería a buscar un medio más sólido de salir de él. Pero la diversión nos entretiene y nos conduce insensiblemente hacia la muerte."

R. Chemama: El sujeto depresivo muestra una renuncia radical al deseo


En el sujeto depresivo "lo que predomina no es un síntoma como expresión de un deseo reprimido. Su tristeza corresponde más bien a una renuncia radical al deseo. Pero ¿cómo se presenta esta renuncia? Podríamos decir que con frecuencia el sujeto depresivo denuncia la vanidad de los bienes comúnmente buscados. 

Esto, después de todo, no necesariamente carece de pertinencia. Sabemos que la búsqueda de la satisfacción, la búsqueda del goce, conduce muchas veces a nuestros contemporáneos -y a nosotros mismos también- a buscar placeres muy nimios o molestos. En este sentido hay una verdad en la posición del sujeto depresivo. Dicha verdad atestigua una parte de nuestra realidad. El problema, sin embargo, es que son todos los bienes, es todo lo que se podría desear lo que se le presenta despojado de todo interés . Y él mismo se juzga poco interesante, malo, inútil, vacío... muerto" (Chemama, 2007, p. 68). 


Bibliografía:

Chemama, R. (2007). Depresión: La gran neurosis contemporánea. Argentina: Nueva Visión.

K. Jaspers: "Comprender es esclarecer y poner en evidencia"


"La psicología comprensiva tiene en su procedimiento una duplicidad singular. Puede aparecer a menudo como maligna al poner en evidencia engaños, y puede en cambio aparecer generosa en al afirmación por el esclarecimiento de un algo esencial. Ambas cosas le corresponden. En el impulso de hecho aparece a menudo la parte maligna. Escépticamente u odiando, se piensa constantemente sólo en "descubrir algún secreto". La verdad de esta comprensión quiere ser una penetración en la inverosimilitud universal. Las oposiciones sólo son utilizadas en la maligna psicología de la oposición, para cambiar todo lo que hace un hombre, lo que dice, lo que quiere, en lo contrario del fenómeno como su motivo verdadero. La interpretación de los símbolos sirve así para buscar el sentido de todo impulso en vulgaridades inconscientes reprimidas. La psicología del estar-en-el-mundo hace al individuo estrecho y limitado en su mundo, del que no conoce una salida para esa psicología. La psicología del instinto pone en evidencia todos los instintos superiores como fenómenos más elementales, que sólo se ocultan en ellos. El que comprende cae frente a sí mismo en desesperación, "falso ante ti mismo entre cien espejos" -parece hallar en sí la nada-. contra todo eso, va la comprensión esclarecedora en una actitud básica afirmativa. Va amorosamente a la esencia, actualiza, ahonda su visión, ve crecer lo existente substancial ante sus ojos. La psicología "que pone en evidencia" es el purgatorio ineludible en donde el hombre tiene que probarse y conservarse, purificarse y transformarse. la psicología esclarecedora es el espejo en donde es posible la conciencia afirmativa de sí mismo y la visión amorosa de la realidad extraña" (Jaspers, 2006, pp. 402-403).


Bibliografía: 

Jaspers, K. (2006). Psicopatología general. México: FCE.

K. Jaspers: "La interpretabilidad infinita"



"Así se trate de mitos, de contenidos de sueños y de contenidos de la psicosis, todo se ha demostrado como infinitamente interpretable. Cuando se piensa establecer una significación, aparece pronto otra distinta. Este hecho, de la infinitud de todas las interpretaciones de los símbolos, advertible desde la antigüedad (...), y luego en las interpretaciones de los sueños y en los psicoanálisis de la época moderna, no es casual y no es error, sino que yace en el principio de la comprensividad. Lo que es comprensible y el comprender mismo están en movimiento. También en la autointerpretación de la propia vida se transforma el sentido de los hechos típicos exteriormente fijo o va en otras honduras, de las que puede quedar la comprensión anterior como comprensión provisoria, parcial y anticipada. Así también en la comprensión de los mitos, sueños y contenidos delirantes. Por eso en la comprensión el objetivo del conocimiento no se puede orientar en la medida de las ciencias naturales y de la lógica formal nacida de las matemáticas. Más bien está la verdad de la comprensión en otros criterios, como la intuibilidad, la relación, la profundidad, la riqueza. La comprensión queda en la esfera de lo posible, se ofrece constantemente como provisoria, es en la frialdad del saber racional siempre una mera propuesta; pero estructura los hechos típicos significativos objetivos, que son fijables como simples hechos típicos, cuando quedan abiertos en su sentido a aquella interpretabilidad infinita. Por otra parte, es también más decisiva la comprensión con el crecimiento del material empíricamente accesible. Ambigüedad no equivale a arbitrariedad ni a imprecisión, sino a movimiento en la amplitud de lo posible por el camino de la contemplación cada vez más precisa" (Jaspers, 2006, p. 402).


Bibliografía:

Jaspers, K. (2006). Psicopatología general. México: FCE.

K. Jaspers: Relaciones causales y relaciones psicológicas


"Mientras en las ciencias naturales sólo pueden ser halladas relaciones causales, en psicología, el conocer encuentra su satisfacción en otra especie muy distinta de relaciones. Lo psíquico "surge" de lo psíquico de una manera comprensible para nosotros. El atacado se vuelve colérico y realiza actos de defensa, el engañado se vuelve desconfiado. Este surgir uno tras otro de lo psíquico lo comprendemos genéticamente. Así comprendemos reacciones vivenciales, el desarrollo de pasiones, la aparición del desvarío, comprendemos el contenido del sueño y del delirio, de los efectos de la sugestión, comprendemos una personalidad anormal en su propia relación esencial, comprendemos el curso fatal de una vida, comprendemos cómo el enfermo se comprende a sí mismo, y cómo la manera de esa comprensión de sí mismo se vuelve un factor del desarrollo psíquico ulterior" (Jaspers, 2006, p. 342-343).


Bibliografía:

Jaspers, K. (2006). Psicopatología general. México: FCE.

Descripción conceptual de la noción de "objeto transicional"


(Linus con su mantita.)



Con la noción de “objeto transicional” se refería Winnicot a aquel objeto tangible “preferido” por un niño pequeño, como puede serlo: una manta, un "chupete”, un osito de felpa, la esquina de una almohada o cualquier otro que no es fácilmente abandonado por el infante y con el que establece una relación oral (el objeto es chupado, mordido, etc.). 

Es "transicional" pues se encuentra "en el camino": entre la relación con la madre (percibida por el niño narcisísticamente como parte de sí mismo) y la “verdadera relación” con el mundo externo. 

Durante dicha fase, en un primer momento se presentan fenómenos ilusorios. El niño casi “alucina” el seno, y cuando una madre “suficientemente buena” satisface esta ilusión, el niño lo toma como obra de su propia voluntad, como si el pecho hubiese sido “creado” por él (narcicismo). Luego se hace presente el chupeteo del pulgar o de los dedos (autoerotismo). Posteriormente, el niño se “aficiona” por cierto objeto, alentado, en ocasiones, por la madre. Este objeto carga entonces con el simbolismo del cuidado materno, pero es ya distinto de la madre, y es distinto del propio niño. 

La relación con él estaría caracterizada por cierto tipo de fenómeno, a saber, una “experiencia intermedia” entre el yo y el no-yo: el objeto pertenece al niño, y es como “parte inseparable de él”, pero a la vez es externo; está entre esas dos zonas, entre lo subjetivo y lo objetivo. El objeto transicional sirve al niño para separarse paulatinamente de la madre. 

Se podría decir que, durante este tipo de experiencia, el niño se encuentra "preparándose" para entrar en contacto con el mundo, y para hacer la diferenciación entre el yo y el no-yo. Esta llamada “(zona de) experiencia intermedia” no queda revocada del todo, sino que en ella se dan posteriormente fenómenos como la creación científica, el arte o la religión. 

Es bastante claro si se considera que, en la ciencia, el yo no entra en contacto directamente con el mundo, sino que es a través de instrumentos y una metodología cuidadosa como se procura el conocimiento del mismo: al final, la actividad científica es la relación con datos de los instrumentos, mas no con la realidad en sí, aunque se halle representada. En la creación artística, la obra figura como puente entre el sujeto, espectador o creador, y lo que es simbolizado, que se plasma o se vehicula. En la religión, algunos ritos son concebibles como experiencias transicionales. Winnicot inclusive realizó afirmaciones polémicas acerca de la eucaristía descrita como uno de estos fenómenos: sin proponerse tratar especialmente sobre su sacralidad, vio en la transustanciación, de la ostia al cuerpo de Jesús, y en la posterior comunión, la intermediación característica de un objeto a otro.



Bibliografía:

Laplanche, J. y Pontalis, J. (1994). Diccionario de psicoanálisis. España: Paidós.

Roudinesco, E. y Plon, M. (1998). Diccionario de psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós.