4 factores clave que pueden predecir el futuro de tu relación


Predecir qué relaciones durarán es la pregunta del millon de dólares en los estudios de pareja. Este conocimiento tendría un valor incalculable sobre todo para quienes planean un compromiso a largo plazo. No obstante, un estudio de esta naturaleza resulta increíblemente difìcil de conducir. No sólo se presentan múltiples variables demográficas -edad, sexo, etnia, religión, etc.- sino que las dinámicas relacionales varían de un vínculo a otro. El pegamento que mantiene unida a una pareja, puede ser precisamente la fisura para otra. 

Después de varios análisis estadísticos, estos fueron los 4 factores principales que, independientemente de los demàs, pueden ayudar a predecir los rompimientos. 

1. Insatisfacción en la relación - Pero sólo de las mujeres

No es una sopresa que la insatisfacción resulte ser el factor número uno. Pero más interesante aun es saber si tiene mayor peso la insatisfacción del hombre o de la mujer. En un estudio conducido por Røsand, el cumplimiento de las expectativas de la mujer en la relación tiene tres veces más importancia. 

El equipo noruego de investigadores cree que esto refleja la creciente independencia económica de las mujeres. Comparando sus resultados con otro estudio similar de los años 80, en el cual la insatisfacción masculina tuvo más peso, los investigadores creen que las mujeres pueden sentirse más libres para elegir estar o no en una relación: al no verse atadas por circunstancias económicas, privilegiarían el sentirse emocionalmente recompensadas. 

2. Malestar emocional

El malestar emocional, provenga de conflictos intrínsecos de la pareja, o de uno de sus miembros, es un factor de riesgo para el futuro de la relación.

Se recomiendan las actividades relajantes, como el ejercicio, la meditación o la expresión artística. Incluso cocinar puede ser una vía para la creatividad. Cuando se realizan en pareja se acumulan experiencias positivas y se mejora el estado de ánimo. 

Si esto no funciona, se debe considerar la terapia de pareja o individual. Muchas personas se resisten a invertir tiempo, energía y dinero en buscar ayuda profesional. Pero vale la pena si ello contribuye a mantener una relación que se valora y en la que se desea continuar. 

3. Estresores prolongados

No son los eventos negativos -accidentes, robos, muerte de un familiar, etc.- los que pueden tener mas impacto en una relación, sino los estresores prolongados, como las dificultades financieras, laborales, académicas o conflictos crónicos con otros miembros de la familia. 

El apoyo mutuo es de gran ayuda para mantener la estabilidad en estos casos. La terapia para resolución de conflictos es a veces la mejor alternativa cuando los miembros tienen dificultad para llegar a acuerdos del tipo gana-gan, o evitar patrones perniciosos que deterioran la relación.

4. Bajos niveles de escolaridad

Posiblemente, las personas con estudios universitarios están mayormente dispuestas a buscar ayuda psicológica en casos de conflictos, pueden tomar vacaciones o periodos para desestresarse, y tendrían mejores habilidades para comunicarse. Por ello, un nivel de educación es un factor de riesgo para la estabilidad en pareja.

A pesar de que estos son sólo unos factores, y las parejas asì como las personas varían enormentemente de una a otra, el estudio de Røsand puede dejar entrever importantes sugerencias que valdrìa la pena implementar.

K. Jaspers: Conciencia de la extensión del tiempo del pasado reciente


"Es comprensible que, después de un día de mucho trabajo y de ricos acontecimientos, se tenga la conciencia de un día largo, mientras que un día vacío, que pasó lentamente, es imaginado por la conciencia restrospectiva como breve. Cuanto más vivaces imaginemos los acontecimientos pasados, tanto más corto nos parece el tiempo transcurrido; cuanto más acontecimientos nos hayan afectado desde entonces, tanto más largo. Sin embargo hay un modo de recordar el transcurso del tiempo, que de esa manera no es de ningún modo comprensible, sino que tiene por base algo nuevo, elemental. 

Después de una psicosis aguda rica en acontecimientos, escribe un paranoico: "De la totalidad de mis recuerdos se ha establecido en mí la impresión de que el espacio de tiempo, que abarca, según la admisión humana ordinaria, sólo 3-4 meses, en realidad tuvo que haber abarcado un tiempo enormemente largo, como si noches aisladas hubiesen tenido la duración de siglos."

En la embriaguez de mezcalina experimentó Serko una sobreestimación subjetiva del tiempo transcurrido. El tiempo le pareció extendido. Incluso lo experimentado le parecía en la lejanía. 

Se ha informado sobre una abundancia dominante de acontecimientos en algunos segundos, por ejemplo, en la caída o en el sueño. Un investigador francés de los sueños comunica (citado según Winterstein): Soñaba con el dominio del terror de al revolución, con escenas de asesinato y de tribunales, con condenas, con el viaje al lugar de la ejecución, con la guillotina, sentía cómo era separada su cabeza del tronco y despertó: las colgaduras de la cama habían caído y le habían dado en las vértebras del cuello"."El fin del sueño es su origen."

La credibilidad de informes semejantes no puede ser puesta en duda. Pero no es posible que en un segundo se haya experimentado sucesivamente lo que en el recuerdo es consciente como una sucesión. Tiene que haber actos que resumen la actualización momentánea intensiva y que luego son descompuestos en el recuerdo en una sucesión. 

Psicasténicos y esquizofrénicos informan sobre experimentos sublimes de pocos minutos como si hubiesen tenido duración eterna. 

"En el aura del epiléptico, un segundo es vivido como eternidad o como sin tiempo" (Dostoievski)" (Jaspers, 2006, p. 99).


Bibliografía: 

Jaspers, K. (2006). Psicopatología general. México: Fondo de Cultura Económica. 

B. Bettelheim: Los cuentos de hadas estimulan el desarrollo del yo del niño


“A través de los siglos (si no milenios), al ser repetidos una y otra vez, los cuentos se han ido refinando y han llegado a transmitir, al mismo tiempo, sentidos evidentes y ocultos; han llegado a dirigirse simultáneamente a todos los niveles de la personalidad humana y a expresarse de un modo que alcanza la mente no educada del niño, así como la del adulto sofisticado. Aplicando el modelo psicoanalítico de personalidad humana, los cuentos aportan importantes mensajes al consciente, preconsciente e inconsciente, sea cual sea el nivel de funcionamiento de cada uno en aquel instante. Al hacer referencia a los problemas humanos universales, especialmente aquellos que preocupan a la mente del niño, estas historias hablan a su pequeño yo en formación y estimulan su desarrollo, mientras que, al mismo tiempo, liberan al preconsciente y al inconsciente de sus pulsiones. A medida que las historias se van descifrando, dan crédito consciente y cuerpo a las pulsiones del ello y muestran los distintos modos de satisfacerlas, de acuerdo con las exigencias del yo y del super-yo” (Bettelheim, 1986, p. 12-13).


Bibliografía:

Bettelheim, B. (1986). Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Barcelona: Grijalbo.

K. Lorenz: Eliminar el desagrado elimina el disfrute


"El progreso tecnológico y farmacológico origina una creciente intolerancia contra todo cuanto ocasione el menor desagrado. Con ello desaparece la capacidad humana para el disfrute, que sólo es posible después de haberse superado con esfuerzo los impedimentos. El movimiento ondulatorio natural de los contrastes entre pesar y alegría decrece en oscilaciones imperceptibles hasta ocasionar un indecible aburrimiento."

Konrad Lorenz. Los ocho pecados mortales de la humanidad civilizada.

B. Pascal: Sobre el aburrimiento


"Lo único que nos consuela de nuestras miserias es la diversión, que, no obstante, es la mayor de nuestras miserias. Ya que ella es lo que más nos impide pensar en nosotros y nos hace degenerar insensiblemente. Sin la diversión, nos sentiríamos descontentos, y el descontento nos impelería a buscar un medio más sólido de salir de él. Pero la diversión nos entretiene y nos conduce insensiblemente hacia la muerte."

R. Chemama: El sujeto depresivo muestra una renuncia radical al deseo


En el sujeto depresivo "lo que predomina no es un síntoma como expresión de un deseo reprimido. Su tristeza corresponde más bien a una renuncia radical al deseo. Pero ¿cómo se presenta esta renuncia? Podríamos decir que con frecuencia el sujeto depresivo denuncia la vanidad de los bienes comúnmente buscados. 

Esto, después de todo, no necesariamente carece de pertinencia. Sabemos que la búsqueda de la satisfacción, la búsqueda del goce, conduce muchas veces a nuestros contemporáneos -y a nosotros mismos también- a buscar placeres muy nimios o molestos. En este sentido hay una verdad en la posición del sujeto depresivo. Dicha verdad atestigua una parte de nuestra realidad. El problema, sin embargo, es que son todos los bienes, es todo lo que se podría desear lo que se le presenta despojado de todo interés . Y él mismo se juzga poco interesante, malo, inútil, vacío... muerto" (Chemama, 2007, p. 68). 


Bibliografía:

Chemama, R. (2007). Depresión: La gran neurosis contemporánea. Argentina: Nueva Visión.

K. Jaspers: "Comprender es esclarecer y poner en evidencia"


"La psicología comprensiva tiene en su procedimiento una duplicidad singular. Puede aparecer a menudo como maligna al poner en evidencia engaños, y puede en cambio aparecer generosa en al afirmación por el esclarecimiento de un algo esencial. Ambas cosas le corresponden. En el impulso de hecho aparece a menudo la parte maligna. Escépticamente u odiando, se piensa constantemente sólo en "descubrir algún secreto". La verdad de esta comprensión quiere ser una penetración en la inverosimilitud universal. Las oposiciones sólo son utilizadas en la maligna psicología de la oposición, para cambiar todo lo que hace un hombre, lo que dice, lo que quiere, en lo contrario del fenómeno como su motivo verdadero. La interpretación de los símbolos sirve así para buscar el sentido de todo impulso en vulgaridades inconscientes reprimidas. La psicología del estar-en-el-mundo hace al individuo estrecho y limitado en su mundo, del que no conoce una salida para esa psicología. La psicología del instinto pone en evidencia todos los instintos superiores como fenómenos más elementales, que sólo se ocultan en ellos. El que comprende cae frente a sí mismo en desesperación, "falso ante ti mismo entre cien espejos" -parece hallar en sí la nada-. contra todo eso, va la comprensión esclarecedora en una actitud básica afirmativa. Va amorosamente a la esencia, actualiza, ahonda su visión, ve crecer lo existente substancial ante sus ojos. La psicología "que pone en evidencia" es el purgatorio ineludible en donde el hombre tiene que probarse y conservarse, purificarse y transformarse. la psicología esclarecedora es el espejo en donde es posible la conciencia afirmativa de sí mismo y la visión amorosa de la realidad extraña" (Jaspers, 2006, pp. 402-403).


Bibliografía: 

Jaspers, K. (2006). Psicopatología general. México: FCE.

K. Jaspers: "La interpretabilidad infinita"



"Así se trate de mitos, de contenidos de sueños y de contenidos de la psicosis, todo se ha demostrado como infinitamente interpretable. Cuando se piensa establecer una significación, aparece pronto otra distinta. Este hecho, de la infinitud de todas las interpretaciones de los símbolos, advertible desde la antigüedad (...), y luego en las interpretaciones de los sueños y en los psicoanálisis de la época moderna, no es casual y no es error, sino que yace en el principio de la comprensividad. Lo que es comprensible y el comprender mismo están en movimiento. También en la autointerpretación de la propia vida se transforma el sentido de los hechos típicos exteriormente fijo o va en otras honduras, de las que puede quedar la comprensión anterior como comprensión provisoria, parcial y anticipada. Así también en la comprensión de los mitos, sueños y contenidos delirantes. Por eso en la comprensión el objetivo del conocimiento no se puede orientar en la medida de las ciencias naturales y de la lógica formal nacida de las matemáticas. Más bien está la verdad de la comprensión en otros criterios, como la intuibilidad, la relación, la profundidad, la riqueza. La comprensión queda en la esfera de lo posible, se ofrece constantemente como provisoria, es en la frialdad del saber racional siempre una mera propuesta; pero estructura los hechos típicos significativos objetivos, que son fijables como simples hechos típicos, cuando quedan abiertos en su sentido a aquella interpretabilidad infinita. Por otra parte, es también más decisiva la comprensión con el crecimiento del material empíricamente accesible. Ambigüedad no equivale a arbitrariedad ni a imprecisión, sino a movimiento en la amplitud de lo posible por el camino de la contemplación cada vez más precisa" (Jaspers, 2006, p. 402).


Bibliografía:

Jaspers, K. (2006). Psicopatología general. México: FCE.

K. Jaspers: Relaciones causales y relaciones psicológicas


"Mientras en las ciencias naturales sólo pueden ser halladas relaciones causales, en psicología, el conocer encuentra su satisfacción en otra especie muy distinta de relaciones. Lo psíquico "surge" de lo psíquico de una manera comprensible para nosotros. El atacado se vuelve colérico y realiza actos de defensa, el engañado se vuelve desconfiado. Este surgir uno tras otro de lo psíquico lo comprendemos genéticamente. Así comprendemos reacciones vivenciales, el desarrollo de pasiones, la aparición del desvarío, comprendemos el contenido del sueño y del delirio, de los efectos de la sugestión, comprendemos una personalidad anormal en su propia relación esencial, comprendemos el curso fatal de una vida, comprendemos cómo el enfermo se comprende a sí mismo, y cómo la manera de esa comprensión de sí mismo se vuelve un factor del desarrollo psíquico ulterior" (Jaspers, 2006, p. 342-343).


Bibliografía:

Jaspers, K. (2006). Psicopatología general. México: FCE.

Descripción conceptual de la noción de "objeto transicional"


(Linus con su mantita.)



Con la noción de “objeto transicional” se refería Winnicot a aquel objeto tangible “preferido” por un niño pequeño, como puede serlo: una manta, un "chupete”, un osito de felpa, la esquina de una almohada o cualquier otro que no es fácilmente abandonado por el infante y con el que establece una relación oral (el objeto es chupado, mordido, etc.). 

Es "transicional" pues se encuentra "en el camino": entre la relación con la madre (percibida por el niño narcisísticamente como parte de sí mismo) y la “verdadera relación” con el mundo externo. 

Durante dicha fase, en un primer momento se presentan fenómenos ilusorios. El niño casi “alucina” el seno, y cuando una madre “suficientemente buena” satisface esta ilusión, el niño lo toma como obra de su propia voluntad, como si el pecho hubiese sido “creado” por él (narcicismo). Luego se hace presente el chupeteo del pulgar o de los dedos (autoerotismo). Posteriormente, el niño se “aficiona” por cierto objeto, alentado, en ocasiones, por la madre. Este objeto carga entonces con el simbolismo del cuidado materno, pero es ya distinto de la madre, y es distinto del propio niño. 

La relación con él estaría caracterizada por cierto tipo de fenómeno, a saber, una “experiencia intermedia” entre el yo y el no-yo: el objeto pertenece al niño, y es como “parte inseparable de él”, pero a la vez es externo; está entre esas dos zonas, entre lo subjetivo y lo objetivo. El objeto transicional sirve al niño para separarse paulatinamente de la madre. 

Se podría decir que, durante este tipo de experiencia, el niño se encuentra "preparándose" para entrar en contacto con el mundo, y para hacer la diferenciación entre el yo y el no-yo. Esta llamada “(zona de) experiencia intermedia” no queda revocada del todo, sino que en ella se dan posteriormente fenómenos como la creación científica, el arte o la religión. 

Es bastante claro si se considera que, en la ciencia, el yo no entra en contacto directamente con el mundo, sino que es a través de instrumentos y una metodología cuidadosa como se procura el conocimiento del mismo: al final, la actividad científica es la relación con datos de los instrumentos, mas no con la realidad en sí, aunque se halle representada. En la creación artística, la obra figura como puente entre el sujeto, espectador o creador, y lo que es simbolizado, que se plasma o se vehicula. En la religión, algunos ritos son concebibles como experiencias transicionales. Winnicot inclusive realizó afirmaciones polémicas acerca de la eucaristía descrita como uno de estos fenómenos: sin proponerse tratar especialmente sobre su sacralidad, vio en la transustanciación, de la ostia al cuerpo de Jesús, y en la posterior comunión, la intermediación característica de un objeto a otro.



Bibliografía:

Laplanche, J. y Pontalis, J. (1994). Diccionario de psicoanálisis. España: Paidós.

Roudinesco, E. y Plon, M. (1998). Diccionario de psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós.

E. Roudinesco: "Cada ser humano se acerca enmascarado a su relación con su semejante"


B. Bettelheim: "Edipo no sabía lo que estaba haciendo"


"Si nosotros creyéramos, como creen muchos de mis estudiantes, que el término "complejo de Edipo" sólo implica que los niños pequeños desean matar al hombre que saben que es su padre y casarse con la mujer que saben que es su madre, entonces nuestra interpretación descansaría en una extremada simplificación del mito. Después de todo, Edipo no sabía lo que estaba haciendo cuando mató a Layo y se casó con Yocasta, y su mayor deseo era que le fuese imposible perjudicar a quienes consideraba sus padres" (Bettelheim, 1986, p. 42).


Bibliografía: 

Bettelheim, B. (1986). Freud y el alma humana. Barcelona: Crítica-Grijalbo.

El pago del dinero en la terapia


El pago que se hace en la terapia es distinto a los demás, pues tiene una importancia que va más allá de la transacción misma. Sin embargo, es un tema tabú... Probablemente, dicen algunos, por la relación inconsciente del dinero con los excrementos (son equivalentes simbólicamente dinero = regalo = heces, básicamente, en tanto que son "dones"). De lo que más cuesta hablar es de sexualidad, excrementos y dinero.

Freud dejó establecido que el pago del análisis, o más bien el establecimiento de los honorarios, le indicaba al paciente que el mismo analista se había liberado de su "falsa vergüenza" respecto al dinero. Una cuestión de ejemplo, digamos, sobre la actitud que se quería practicar. Afirmaba también que el tratamiento gratuito resultaba en que las mujeres jóvenes se mantuvieran en el vínculo transferencial, y que los hombres jóvenes se negaban al agradecimiento por una transferencia de la imago paterna. 

La principal razón para el cobro del dinero, según Isidoro Vegh, es que, al pagar, el paciente se libera de sentirse comprometido para el goce (disfrute) del otro, del analista en este caso, pues de eso se sufre. 

Otros consideran que el dinero, en la sesión, no solo es un significado sino un significante. Indicaría simbólicamente una "responsabilización": que al paciente "le cuesta" su cura. El sacrificio económico le llevaría a responsabilizarse, a esforzarse por tomar parte activa en el tratamiento. El pago, siguiendo este discurso, sería como un modo sugestivo de motivar al paciente. Incluso hay quienes señalan, que un mayor costo induce a la idea de una mayor efectividad. 

También se piensa que el pagar, indicaría que la "hora", la sesión, es del paciente, y que por lo tanto puede hablar en ella lo que él desee, puede decidir quedarse callado, llegar tarde o temprano, etc. 

Hasta acá solo se trazan ventajas: el establecimiento del pago serviría para hacer parecer más genuina y desembarazada la relación con el dinero, liberaría al paciente de sentirse comprometido para el goce del otro, o indicaría una responsabilización del paciente en el tratamiento, sugestionándole en favor del análisis para hacer su parte. 

No obstante, pienso que también tiene sus desventajas, por ejemplo: el paciente tiene comúnmente un sentimiento de falta de autenticidad en la relación; puede llegar a pensar que se lo trata con consideración solo "porque paga", que el analista o psicoterapeuta es como un "amigo pagado", o que, al contrario de lo que se espera, paga para que se le dé una cura o una solución a sus problemas (compra-satisfacción), lo cual le exime a él de ser una parte más activa en su propio tratamiento: le pago para que me cure.

No creo que haya, por lo tanto, una solución única para que el pago de la terapia pueda efectuarse sin el menor riesgo de compromiso para el tratamiento. Por otra parte, la inaccesibilidad al análisis para los más pobres no se podría solucionar sosteniéndose dicho discurso, no necesariamente conveniente. Freud afirmaba que muy poco podrían hacer los psicoanalistas para cambiar dicha situación desde sus condiciones de trabajo, las cuales no les permitirían brindar gratuitamente sus servicios. Habría que considerar para ese fin, plantean algunos, la opción del pago a través de la seguridad social, como se practica en Alemania, por ejemplo, y habría que estudiar comparativamente la transferencia y contratransferencia en ambas modalidades de transacción. 

En cualquier caso, me parece, contrario a la presunta ortodoxia freudiana, que el establecimiento del contrato de pago no da una solución única a todos los problemas o situaciones que pueden surgir de la transferencia y contratransferencia en la relación con el dinero -pues el psicoanalista tampoco se libera, por ejemplo, del sentido moral de cobrar menos en casos de necesidad, o cobrar más según, su criterio y disposición, posiblemente con motivos inconscientes-, por lo cual, como todo lo que ocurre en el marco del análisis, la transacción del dinero es algo que debe ser considerado también en función de la subjetividad del paciente y la del terapeuta, tal como plantea Kaufmann:
"En definitiva, será entonces en la singularidad de cada experiencia donde podremos precisar la significación del pago, su magnitud, así como la periodicidad y las condiciones en que se realizará."

Ver también: P. Kaufmann: El pago (en las sesiones psicoanalíticas)

P. Kaufmann: El pago (en las sesiones psicoanalíticas)

"El pago de las sesiones de psicoanálisis plantea problemas teóricos, deontológicos y técnicos estrechamente solidarios, en la medida en que comprometen la posición del analista ante el paciente, la naturaleza de las motivaciones que introducen y mantienen al paciente en la cura, la función integrativa de esta última, y la objetividad de los criterios implicados en su concepción, Desde el punto de vista de la objetividad de los criterios, la cuestión consistirá en saber si la fórmula de Lacan según la cual «el psicoanalista no se autoriza de nadie más que de sí mismo» abarca la suma de los honorarios que fija en sus pacientes, o si en este sentido existen reglas de conveniencia social o moral. Los criterios de apreciación del principio serán con toda seguridad muy diferentes según que la cura psicoanalítica siga más o menos próxima a la cura catártica, en la cual la influencia personal del terapeuta, y en consecuencia el ejercicio de su poder de seducción, eran admitidos como factores esenciales del tratamiento, cuyos honorarios podrían eventualmente verse afectados por la sugestionabilidad del paciente. No obstante, esta situación no suscita ninguna cuestión propia de la psicología. Por el contrario, la discusión de la significación del pago es llevada a su campo; se impondrá de entrada la alternativa de las motivaciones subyacentes: que se considere que el pago remunera la satisfacción de una necesidad, y desde esta perspectiva no será menos susceptible de la evaluación del paciente que aceptable para la conciencia más puntillosa del analista. En una perspectiva tal, estamos en efecto ante una relación de intercambio, a la que sólo se le pide que obedezca a una regla de reciprocidad. En síntesis, y precisamente en términos psicoanalíticos, mientras que la interpretación de la cura como asistencia prestada a una necesidad nos ofrece una representación «oral», la asignación de una suma «equitativa», en función de una regla social, presta al análisis el valor obsesivo de un contrato. En definitiva, será entonces en la singularidad de cada experiencia donde podremos precisar la significación del pago, su magnitud, así como la periodicidad y las condiciones en que se realizará. Desde el punto de vista teórico, en efecto, según lo ha hecho comprender Lacan, en la línea ya indicada por Freud, si el psicoanálisis se desarrolló más allá de la cura catártica, ha dejado de definirse sobre la base supuesta de la satisfacción de la necesidad, y la acción del psicoanalista aparece como correlato de su deseo, en respuesta al deseo del paciente."

Bibliografía:

P. Kauffmann. Elementos para una enciclopedia del psicoanálisis. El aporte Freudiano.