Mostrando entradas con la etiqueta Artículos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Artículos. Mostrar todas las entradas

Comparación entre Weber y Durkheim

 

Durkheim y Weber han sido acreditados como dos de los más grandes sociólogos de la historia, sin embargo, sus metodologías son totalmente opuestas una con otra en diversos aspectos, los cuales algunos de ellos serán abordados en el presente ensayo. Así, en primera instancia contrastaremos las discrepancias de los pensadores en cuanto al carácter científico del conocimiento (I), después sus posturas acerca de los entes cognoscibles por la sociología (II)…

Carácter científico del conocimiento

Durkheim

Para Durkheim, el conocimiento científico debería de ser verificable y objetivo y no debía de estar manchado con la subjetividad del investigador u observador. El investigador debía de estar libre de preconcepciones y prejuicios. También criticaba a sus contemporáneos por tener más exclusividad y empeño en dar conceptos y no en las cosas a estudiar, pues para él el conocimiento debía de ser funcional. Criticó los trabajos de Auguste Comte; los llamó demasiado especulativos y vagos.

Según Durkheim, la sociología para ser científica debía de estar basada en hechos reales, debía estudiar hechos sociales, es decir aspectos de la vida social (como el estado de la economía o la influencia de la religión) que configuran nuestras acciones individuales. Creía que se debía estudiar la vida social con la misma objetividad con que los científicos se ocupan de la naturaleza. Durkheim inclusive llegó a decir: “estudia los hechos sociales como si fueran cosas”. Con ello lo que quería decir era que la vida social podría ser analizada con el mismo rigor que los objetos o acontecimientos de la naturaleza. Además, consideraba que la sociología debía ser una ciencia autónoma. Se basaba en estudios estadísticos y observables.

Weber

Para Weber la sociología es la ciencia que pretende entender, interpretándola, la acción social para explicarla causalmente en su desarrollo y efectos, entendiendo por acción como una conducta humana en la que el individuo o individuos de la acción la enlacen con un sentido subjetivo. Además para Weber, los prejuicios y preconceptos no eran simplemente un factor imposible de anular en el observador, sino que no tenía sentido anularlo, puesto que el observador selecciona los datos que mejor explican para el y para su cultura y sociedad el fenómeno que está tratando de explicar. Tomaba como base de estudio la acción social, y la misma no puede ser entendida, descrita o analizada sin la referencia de los significados subjetivos. Weber se caracterizaba también por su enfoque teorético del conocimiento. Se basaba en el uso de los tipos ideales para la comprensión del hecho social.

Entes cognoscibles por la sociología

Ambos sociólogos estaban de acuerdo en el estudio de la acción social para el conocimiento sociológico sin embargo, el mismo ente cognoscible, representaba para cada uno de ellos algo distinto…

Durkheim

Para Durkheim, el hecho social era un hecho que iba más allá del individuo, que lo trascendía en tiempo y en número. Era por lo regular anterior al individuo (cultura) y además era colectivo (exterior). Durkheim hablaba incluso de una conciencia colectiva la cual moldea a los individuos.  También pone énfasis en distinguir el propósito individual de la acción y la función social que ésta cumple. En este sentido ha observado que el significado de la acción individual es algo que escapa a quién la ejecuta, que se suma como una fuerza integradora del orden social, una fuerza moral…

Durkheim insiste en el principio según el cuál los fenómenos sociales deben ser estudiados según sus funciones que son específicamente sociológicas y que podrían ser distintas de los propósitos que guiaban a los individuos que las realizasen, merced a lo cuál la función de un hecho social debería siempre buscarse en relación con algún fin social cuya orientación es la de armonizar a la sociedad y la relación de ésta con su medio ambiente.

Weber

Definía el hecho social como toda aquella acción llevada a cabo por un individuo la cual repercute en su entorno social o que está hecha para o dirigida hacia el mismo. Weber se centra en la orientación subjetiva que posee la acción individual y su aporte principal para la comprensión de la acción consiste en ubicar a las pasiones como una variable definida del proceder social. Weber decía que el hecho social estaba dado debido a causalidades culturales, dándole así un papel fundamental a las ideas y valores de los individuos y de la cultura de los mismos.

Opinión

No me parece que haya un sistema más apropiado que otro para estudiar la sociedad, simplemente responden a distintas interrogantes. El sistema de Durkheim aborda al individuo desde la sociedad, como esta restringe su acción mediante la fuerza de la moral y la conciencia colectiva, mientras que la perspectiva weberiana hace lo contrario: aborda a la sociedad desde el individuo, como la cultura de este, sus valores e ideas lo llevan a actuar socialmente. Es por ello que el estudio de Durkheim funciona para la comprensión de la acción social colectiva mientras que el sistema de durkheim funciona para la acción social individual.

E. Campang: Piezas de la violencia familiar


La violencia intrafamiliar es un problema real, cercano a todos; la conocemos en carne propia, familiares, amigos o en las noticias. Las víctimas son muchas y los ganadores ninguno. Es un proceso destructivo que deja secuelas entre quienes no se pueden defender.

La dinámica resulta compleja, como piezas de un rompecabezas. Así que estas son las que he encontrado a lo largo del contacto con la gente, personas que me han confiado sus problemas o relatos presentados en los medios de comunicación. 

Para el lector unas piezas le podrán parecer crudas o sorprendentes, sin embargo al recorrer el bajo mundo de la violencia familiar, se dará cuenta que son reales; y posiblemente falten algunas.

Las noticias no siempre presentan a cabalidad el cuadro de la violencia intra familiar, pasan por alto unas piezas. Al estudiar con cuidado la relación se pueden descubrir detalles importantes, que hacen que el escándalo de la violencia sea solo la pieza final de una serie de agravios. 

No se puede establecer con certeza estadística la frecuencia o combinación de factores. Lo que si es cierto es que se dan. La gravedad del caso depende de la cantidad e interacción entre las piezas.

Estas piezas también pueden producir estallidos de violencia en el ambiente laboral, escolar o social, sin los elementos de la intimidad sexual o familiar.

Las piezas de la violencia intra familiar pueden ser:

  • Relaciones inmaduras, formadas entre machos y hembras, niños y niñas emocionalmente, que responden a impulsos y no a la conciencia, ni sentimientos de amor. Visión infantil o ingenua de la familia, como algo divertido, nada en serio..
  • En parejas integradas precipitadamente por embarazo, deseo de fuga del hogar, los estudios o el trabajo; visión exclusivamente sexual de la relación sin amor ni madurez. Pánico a la soltería. Relación que depende del atractivo físico y la aprobación social. 
  • Poca comprensión del hombre de lo que es la mujer, y de la mujer de lo que es el hombre.
  • Exigencia de mantener de prácticas sexuales inaceptables para uno de la pareja, en formas y frecuencia. Considerar que la pareja es un objeto sexual, sin dignidad ni sentimientos.
  • Egodistonía, pretender amar a quién no se ama de verdad; homosexualidad encubierta; o amor falso por apariencias. Amores prohibidos. 
  • Conflictos en el manejo del dinero, gastos sin control, destino oculto del gasto. Incapacidad productiva; ausencia de prioridades, vivir una vida material alejada de la realidad. Crisis económica, 
  • desempleo, alto costo de la vida. Altos gastos médicos por enfermedades catastróficas o prolongadas. 
  • Insatisfacción de las expectativas de estabilidad económica, irresponsabilidad en el mantenimiento del hogar. Considerar que el cónyuge es una máquina de hacer dinero. Chantaje sexo por dinero. Gasto basura: gasto emotivo o impulsivo, sin relación a la realidad ni a la necesidad, gasto sin límites. 
  • Amenazas económicas en caso de divorcio, disputa por la custodia de los hijos. Alto costo del juicio por la separación. Intervención de abogados. 
  • Alcoholismo, consumo de drogas, conducta inmoral, malos ejemplos. Vicios, adicción a juegos, prostitución. 
  • Demandas sociales, acompañamiento forzado a reuniones incómodas con familiares políticos, amistades desagradables, incompatibilidad en actividades sociales o públicas. 
  • Conflicto moral, cultural, religioso; choque de valores. Descalificación, burla o agresión contra la identidad del cónyuge. Complejo de superioridad, racismo, intolerancia. 
  • Proceso de hostigamiento mutuo, humillaciones públicas, terquedad, oposición sistemática a la opinión de la pareja. Poner en duda la hombría del esposo, descalificación de su virilidad o feminidad como insulto. 
  • Deterioro del ambiente doméstico, suciedad, mala alimentación, desperfectos, falta de colaboración en las tareas del hogar, negligencia. Abandono del cuidado personal, niños descuidados, obesidad o desnutrición. 
  • Impuntualidad, desorden en el manejo del tiempo, falta de consideración de los demás, llegar tarde, dejarlos plantados. 
  • Descarga incontrolada de la cólera por acumulación de desechos mentales y resentimientos provenientes del pasado, trabajo o del medio. Respuesta violenta ante niveles insoportables de hostigamiento. Usar a la familia como inodoro o basurero mental. 
  • Acusaciones falsas o verdaderas contra el esposo en los tribunales, para meterlo a la cárcel, que luego se retiran. Uso de los familiares y la policía para agredir al cónyuge. 
  • Restricción de los espacios privados individuales dentro del hogar. Creer que su pareja es una sombra, que pierde su individualidad en la casa. Eso puede llevar a la fuga al trabajo, la cantina, los estadios o actividades fuera de la casa, como espacios alternos para recuperar el Yo prohibido en casa. 
  • Ambiente de susceptibilidad aguda, toda mirada, palabra o gesto, es considerado como hostil, y motivo de discusión o riña. Tener la piel demasiado delgada, desconfianza severa de los móviles del (la) otro(a); todo se supone que es con mala intención. Pérdida del sentido del humor, enojo permanente. 
  • Negativismo, obsesión por encontrar defectos, exceso de críticas y regaños, ambiente de recriminación permanente. 
  • Malos ejemplos no superados de los padres de la pareja, que se repiten. Lecciones no aprendidas del pasado. Repetición generacional de la violencia y abuso. 
  • Celos por falta de comunicación transparente, inseguridad en el afecto, temores de infidelidad. Juegos infantiles de competencia entre la pareja. Usar la infidelidad como castigo, para herir. Desconfianza total en la palabra empeñada. 
  • Agotamiento de la relación, aburrimiento, carencia de motivaciones para seguir juntos, pérdida de interés. 
  • Sentimiento de tiempo perdido por mantener una relación insatisfactoria y problemática. Opción a otras oportunidades de recuperar ese tiempo. Deseo de estar solo y reconstruir la vida.
  • Heridas al orgullo al ver que su pareja se interesa por otra persona. Celos y ofuscación de ver a su pareja con otro u otra. Descubrimiento in fraganti de la pareja con un o una amante.
  • No aceptación de la responsabilidad en el fracaso de la relación, todo es culpa de la otra persona. 
  • Codependencia, temor patológico a perder la pareja. Incapacidad de vivir solo(a). Terquedad de mantener la relación a pesar del daño que se causan entre ellos. No aceptar la separación bajo ninguna circunstancia. 
  • Obligatoriedad de mantener la relación, por la prohibición del divorcio, incapacidad de salir de una relación problemática por la indisolubilidad del matrimonio religioso. 
  • Presión social que ve mal a las parejas separadas. Temor a “que dirán”. Conservación de una imagen social de “pareja y familia perfecta....” a cualquier precio. 
  • Juegos psicológicos, trampas, engaños, actitudes infantiles, competencias, unas aprendidas en telenovelas o programas de televisión. Convertir al hogar en un espectáculo público donde todos pueden opinar, las decisiones se toman por los aplausos o chiflidos de la audiencia. Sustituir el diálogo privado por un show abierto. Exceso de opiniones de familiares, amigos o curiosos. 
  • Atacar a la pareja por sus familiares, amigos, relaciones del pasado antes de conocerse, celos. No aceptar el pasado del otro, aunque este ya no influya sobre la relación actual. No respetar el límite del pasado y el presente. Recriminaciones sobre ello. 
  • Juego de victimización; hacerse la sufrida(o) y exagerar la maldad del villano, búsqueda de un salvador. Violencia provocada para causar lástima. Presentación de una imagen tergiversada del conflicto. 
  • Crueldad y perversión en hacer el mal sin medir las consecuencias. Sadismo, venganza, destructividad., lesiones graves. Tormento. Placer por destruir a la pareja o hijos. 
  • Chantaje emocional con los hijos, usarlos como escudo en las riñas; amenaza de escándalo, bochorno, contárselo al jefe, al trabajo, a los amigos. 
  • Sensación de desesperación al estar encerrado en una jaula con el enemigo, sin poder escapar, y la única solución que le queda es matar, matarse o ambas.

En los casos de violencia contra los hijos se pueden presentar las siguientes situaciones: 
  • No soportar el ruido, desorden, juegos de los niños, castigos violentos para disciplinarlos, uso excesivo de fuerza. Destinatarios del desahogo emocional. 
  • Responsabilizar a los hijos por la mala condición económica o por la mala relación con su pareja. 
  • Comparaciones molestas entre hermanos, rivalidad. Riñas entre hermanos para obtener la atención de los padres. Celos por las preferencias de la madre por determinado hijo, o del padre por una hija. 
  • Rivalidad madre – hija. “No pueden haber dos reinas en el mismo panal de abejas”. Rivalidad padre – hijo. “No pueden haber dos gallos en el mismo gallinero”. 
  • En hogares hacinados, sin privacidad, consideran a los hijos como un estorbo a la sexualidad de los padres, los mandan a la calle, son agredidos o desterrados de la casa. 
  • El macho ataca a los hijos porque la madre lo rechaza sexualmente mientras los cría. Conducta común de los osos.
  • La hembra abandona, arremete, o mata a los hijos porque los hace responsables de la pérdida de su pareja. Le es más importante el posicionamiento de ser esposa de…. que ser madre de….
  • Enojo contra los hijos porque ellos no llenan sus expectativas, producto de sus frustraciones personales. “No hacen lo que ellos quisieron ser.” 
  • Esclavitud de los hijos, que son considerados como sirvientes o recurso económico para que los mantengan. Inducción al trabajo infantil, mendicidad o prostitución; privación de la educación.
  • Descalificación, destrucción de la autoestima, bloqueos al desarrollo, para que los hijos no superen a los padres. “No servís para nada, nunca vas a ser como yo.” 
  • Maltrato, abuso sexual o incesto sobre los hijos, como castigo o relacionado con las frustraciones sexuales con su pareja. 
  • La madre recurre al aborto porque pone en riesgo su posicionamiento social o económico. Ni el hombre ni el hijo le conviene a sus intereses.
  • El hombre obliga al aborto porque la relación con la mujer, pone en riesgo su posicionamiento sexual, social o económico No se quieren o pueden casar por apariencias sociales. El aborto es el caso más grave de violencia, contra una criatura indefensa e inocente, con el consentimiento de la madre y (o) del padre. 
  • La cultura del machismo tolera prácticas abusivas en contra de la mujer y los hijos. Mientras que el hembrismo lleva a la hembra a que busque en el macho un posicionamiento económico o social por medio de la oferta sexual. Costumbres anacrónicas. 
No siempre la gente está consciente del daño que provoca su actitud; unas son toleradas por las costumbres. En otros casos si hay mala intención de causar daño o hay pérdida de control de los factores externos. 

La acumulación de piezas de violencia intra familiar puede provocar un estallido violento, como la gota de rebalsa el vaso de agua. Unas familias coexisten con piezas problemáticas sin darse cuenta, hasta que se hartan y estallan. 

La identificación de las piezas presentes en la relación familiar es importante; permite irlos reduciendo a un nivel manejable, para diseñar sobre ellas, estrategias de solución. 

Las secuelas de la violencia son los hogares desintegrados, traumas y vidas destruidas. Niños que sienten que la calle es más segura que la casa. Mareros y criminales, cuya escuela de violencia vino de sus propios padres. 

No es posible conciliar los conflictos familiares, si se mantiene la inmadurez entre los padres. Se trata de superarla, para desarrollar niveles superiores de relación; madurando como hombre y como mujer. Entre personas inmaduras, no hay reconciliación que dure mucho; se recae, vuelven las viejas costumbres En unos casos se tiene que romper con juegos y esquemas tradicionales. 

La pobre concepción de la familia hace que esta sea un experimento peligroso, que puede costarle la vida. La vida familiar y de pareja puede ser muy satisfactoria, combinado a niveles adecuados de autorrealización y madurez.

Qué es la autorregulación


V. Van Gogh, El sembrador. 

Hay varias formas de definir la autorregulación. Una de ellas es la de Schunk (1997): un conjunto de pensamientos, sentimientos y conductas originados por los individuos y que están orientados sistemáticamente a la consecución de sus metas. También podemos formular su definición como: regulación voluntaria de los procesos mentales y conductuales, la cual orienta hacia un fin buscado.

Hablando en el sentido del autocontrol de las emociones, la autorregulación es un concepto que va muy de la mano con la mencionada teoría de la inteligencia emocional. Es por ello, que en el presente ensayo, utilizaremos el anterior concepto de autorregulación para luego mencionar la importancia y algunos de los beneficios que tiene la autorregulación junto con la inteligencia emocional y cómo estas se nos presentan como fundamentales para la persecución y alcance de las metas en nuestras vidas. También, abordaremos el cómo se lleva a cabo la autorregulación dentro de la inteligencia emocional, cómo la influye. El presente ensayo trata de la autorregulación y más específicamente de la autorregulación emocional…

La inteligencia emocional

Es cierto que la capacidad del intelecto no es suficiente para conseguir el éxito en la vida. Según la teoría de la inteligencia emocional, aparte de factores extrínsecos a la persona (suerte, oportunidades, etc.), lo que más influye en su eficacia para alcanzar sus propias metas es la propia capacidad para comprender y controlar sus emociones y reconocer las emociones en las demás personas, es decir para adaptarse emocionalmente a su entorno y para incrementar la eficiencia de su esfuerzo mediante la supresión de emociones y reacciones indeseados (Goleman, 1995). La buena inteligencia emocional consiste en ser más activo que reactivo, más controlado que impulsivo, más autorregulado en pocas palabras… 

Beneficios de la inteligencia emocional

Según la teoría, las personas que poseen una buena inteligencia emocional son más hábiles para responder y pensar fríamente en situaciones de crisis, son capaces de sobreponerse a las derrotas, son más eficientes para las relaciones sociales, tienen mejores y más estables relaciones de pareja, inclusive llegan a tener una vida más saludable (Märtin & Boeck, 1997).

La autorregulación: camino a la inteligencia emocional

Ahora que ha sido expuesto el concepto de inteligencia emocional y los beneficios que esta puede ofrecernos, cabrá preguntarnos ¿De qué forma la autorregulación influye en la inteligencia emocional?

Uno de los conceptos de empalme entre la autorregulación y la inteligencia emocional es el de los modelos de autorregulación emocional, los cuales se entienden como el manejo y direccionalidad para buscar las emociones agradables y evitar las situaciones que causen emociones desagradables. 

Los siguientes son algunos modelos de autorregulación emocional los cuales son parte de la inteligencia emocional (Madrid, 2000):

Modelos de Bonnano
  • Regulación de control: se refiere a comportamientos automáticos e instrumentales dirigidos a la inmediata regulación de respuestas emocionales que ya habían sido instigadas. Dentro de esta categoría se incluyen los siguientes mecanismos: disociación emocional, supresión emocional, expresión emocional y la risa.
  • Regulación anticipatoria: si el equilibrio está satisfecho por el momento, el siguiente paso es anticipar los futuros desafíos, las necesidades de control que se puedan presentar. Dentro de esta categoría se utilizarían los siguientes mecanismos: expresión emocional, la risa, evitar o buscar personas, sitios o situaciones, adquirir nuevas habilidades, revaloración, escribir o hablar acerca de sucesos angustiosos. 
  • Regulación exploratoria: en el caso que no tengamos necesidades inmediatas o pendientes podemos involucrarnos en actividades exploratorias que nos permitan adquirir nuevas habilidades o recursos para mantener nuestro equilibrio emocional. Algunas de estas actividades pueden ser: entretenimiento, actividades, escribir sobre emociones. 

Modelos de Higgins, Grant y Shah
  • Anticipación regulatoria: basándose en la experiencia previa, la gente puede anticipar el placer o malestar futuro. De esta forma, imaginar un suceso placentero futuro producirá una motivación de acercamiento, mientras que imaginar un malestar futuro producirá una motivación de evitación.
  • Referencia regulatoria: ante una misma situación, se puede adoptar un punto de referencia positivo o negativo. Por ejemplo, si dos personas desean casarse, una de ella puede anticipar el placer que significaría estar casados, mientras que la otra persona podría imaginar el malestar que les produciría no casarse. Por tanto la motivación sería la misma, pero una de ellas estaría movida por un punto de referencia positivo y la otra por un punto de vista negativo.
  • Enfoque regulatorio: los autores hacen una distinción entre un enfoque de promoción y un enfoque de prevención. Por tanto se distingue entre dos diferentes tipos de estados finales deseados: aspiraciones y autorrealizaciones (promoción) vs. responsabilidades y seguridades (prevención).


Bibliografía


Madrid, R. (2000). La autorregulación emocional como elemento central de la inteligencia emocional. Psicología online. Consultado el día 16 de agosto de 2013 de: http://www.psicologia-online.com/colaboradores/nacho/emocional.shtml

Märtin, D. y Boeck, K. (1997). Qué es inteligencia emocional. Madrid: Edaf.

Schunk, D. (1997). Teorías del aprendizaje. (2ª. ed.). México: Pearson Educación.

Simbolizaciones de los síntomas, su persistencia y límites de su interpretación



Dado que los símbolos, el lenguaje, son condiciones que no pueden faltar en el psiquismo humano, para trabajar el síntoma en la terapia psicológica se pregunta por su significado, se piensa que éste significa algo, que es un símbolo de “algo más” a interpretar.

Muchas veces se ha caído en la tentación teórica de decir de qué se trata ese “algo más”. Sin embargo, en la relación empírica con el problema del síntoma, en muchas ocasiones eso que el síntoma simboliza no se dejará delimitar por especulaciones teóricas a priori. Y aunque se ha propuesto formalmente, y en ocasiones se ha comprobado, que mediante cierto tipo especial de interpretación o desciframiento se puede tratar o aliviar el síntoma, también son numerosos los casos en donde los síntomas persisten a pesar de la “interpretación”.

Por dichos casos desafortunados donde la “interpretación” de los síntomas no da resultados o alivio, habría que revisar, sino la utilidad práctica de la interpretación (¿por qué funciona o no?), al menos sus límites, empezando por lo que se piensa que simbolizan los síntomas, y tratando de concebir algo propio de los síntomas que ayude a entender su persistencia…

Simbolizaciones de los síntomas

Lo que simbolizan los síntomas es visto de varias maneras teóricas, pero comúnmente en ellas simbolizan oposiciones, opuestos o conflictos. Algunas tomadas de Singer (1994):
  • Freud: “un impulso y al mismo tiempo un esfuerzo por oponerse a ese impulso” (p.86).
  • Arieti, Fromm-Reichmann, Sullivan: “compromiso entre el deseo de supervivencia y de progreso y las fuerzas originalmente externas (finalmente interiorizadas) que se oponen a este desarrollo” (p.86).
  • Fromm: “Todas las simbolizaciones, incluyendo en ellas los síntomas, contienen (…): facetas simbólicas universales, convencionales y accidentales” (p. 98).
Nuevamente, para Freud, lo simbólico de los síntomas es también varias posibilidades contradictorias: “indicio y sustituto de una satisfacción pulsional interceptada” (Freud, 1926, 22), por lo tanto símbolo contradictorio de satisfacción y frustración; una presentación de un resto mnémico traumático, lo presente del pasado (Negro, 2009); una formación de compromiso con un deseo traicionado (Zizek, 1994); una expresión de algo encubierto (Singer, 1994).

También Jung presenta cierta antítesis en su interpretación de los símbolos. Su postulación de los arquetipos contiene las imágenes más primitivas del hombre pero también las más trascendentes y espirituales, “lo mas hermoso y grande que la humanidad pudo pensar, y también las peores infamias y diabluras de que fueron capaces los hombres” (Jaspers, 2006, p. 381).

Singer (1994) respecto a su propia psicopatología piensa en los síntomas como “oscuras simbolizaciones” (p. 82) de seudoactividad o inactividad, pero “paradójicamente expresivas”. “Ver los símbolos como expresivos, más bien que como represivos (…) Lleva a comprender que (…) son representación de la situación interna del paciente. (…) Expresión de su estado interior” (p. 86).

En general toda la psicología está llena de oposiciones, pero todas estas oposiciones, estos contrarios en cuanto a los síntomas, sugieren “la cualidad peculiar de la mayor parte de las simbolizaciones, (…) su capacidad para representar tanto la tesis como la antítesis” (Singer, 1994, 102). Los síntomas y símbolos pueden representar cosas opuestas simultáneamente.

Y entre extremos opuestos caben posibilidades infinitas, dos fuerzas opuestas apuntan a ambos lados de lo infinito. Así es el símbolo del Ouroboros, el dragón o serpiente que engulle su propia cola: es símbolo de la integración de contrarios y también de infinito. Los símbolos y síntomas, por lo tanto, simbolizan oposiciones, pero de innumerables posibilidades.

Algo más: los símbolos pueden representar en primera instancia una cosa y luego esto que representan puede representar algo más. Jaspers (2006) afirma sobre las leyes de la vida de los símbolos, que los contenidos que aparecen en los sueños o en imágenes ópticas intuitivas, no son alcanzados a comprender mediante reglas, pero dado que la pretensión de un comprender significativo busca siempre reglas y relaciones, éstas podrían ser, si se quiere hacer interpretación de los contenidos como símbolos:
“En primer lugar, la interpretación es infinita, no se puede rematar, las ramificaciones del sentido no cesan.


Jung escribe: “En cuanto se investigan los tipos en sus relaciones con otras formas arquetípicas, se ensanchan a relaciones de tal modo frecuentes, histórico-simbólicas, que se llega a la conclusión de que los elementos psíquicos básicos son de una multiformidad reluciente, imprecisa, que sobrepasa la capacidad humana de representación”.

En segundo lugar, la interpretación misma es un vivenciar como continuación de la vida de los símbolos, un crecer e iluminarse de contenidos, un proceso productivo. No se encuentra apoyo alguno en la traducción de símbolos” (pp. 378-379).

Persistencia de los síntomas

Zizek (2003, pp. 108-109), señala cómo a pesar de que el síntoma es una comunicación simbólica fallida, reprimida, a interpretar, a veces persiste a pesar de la interpretación:
“El síntoma surge donde la palabra falla, donde el circuito de la comunicación simbólica se ha roto: es una especie de “prolongación de la comunicación por otros medios”; la palabra fallida, reprimida, se articula en una forma codificada, cifrada. (…) Precisamente como un enigma, el síntoma, por así decirlo, anuncia su disolución por medio de la interpretación: la meta del psicoanálisis es restablecer la red rota de comunicación permitiendo al paciente verbalizar el significado de su síntoma: a través de esta verbalización, el síntoma se disuelve automáticamente. (…) Pero aquí empezaron los problemas: ¿por qué, a pesar de la interpretación, el síntoma no se disuelve, por qué persiste? La respuesta lacaniana es, claro está, goce”.
Acá presenta Zizek un problema de la persistencia del síntoma ante la interpretación: el goce, el placer del dolor y el dolor del placer. Dado que como señala Freud el síntoma es sustituto de una satisfacción frustrada, es también sustituto del displacer de un placer, y del placer de un displacer. Cuando el placer y el displacer se encuentran equilibrados en un síntoma, se podría dar lugar a una característica de la conversión histérica opuesta al placer y al displacer: la belle indifference. El síntoma puede ser un recurso ante la angustia para no experimentarla y evitar conocer su objeto.

Otra forma de goce podría ser la del trastorno facticio, donde se producen o fingen síntomas con la intención de asumir el papel de enfermo, de paciente, en el pleno sentido de la palabra, evitando “las ansiedades más punzantes del hombre, que giran en torno a los problemas de la libertad y de la responsabilidad, del crecimiento y del cambio” (Singer, 1994, 106).

Ahora, prescindiendo de poner en el síntoma mismo todo el problema de su persistencia ante la interpretación, está también el problema del uso inadecuado y límites de la misma…

Límites de la interpretación

En primer lugar, la interpretación de los síntomas es limitada cuando se limita a sí misma, pues la interpretación puede ser infinita y es infinita, primero, en el sentido de que la comprensión es interminable, holística y no puede ser “traducción” de un fragmento aislado, y segundo, en el sentido de que “todo se ha demostrado como infinitamente interpretable. Cuando se piensa establecer una significación, aparece pronto otra distinta” (Jaspers, 2006, p. 402). La comprensión o interpretación no se pueden fijar a prejuicios, sino que tiene que moverse. “Lo que es comprensible y el comprender mismo están en movimiento” (Jaspers, 2006, p. 402).

Las interpretaciones reduccionistas hacen todo lo contrario: fijarse en fragmentos y restringirse en prejuicios. Olvidando casi por completo que el símbolo es representante de “algo más”, dicen con sus prejuicios que todos los símbolos son representantes de “mucho menos”. Esto pasa frecuentemente en el psicoanálisis cuando se pretende reducir todo a símbolos de la sexualidad (el trauma sexual de la infancia, vulgaridades reprimidas, la castración, falos y oquedades), o a Edipo y el secreto de familia.

Una segunda limitación de la interpretación se da cuando, por prejuicios y consideraciones fragmentarias, no se atiende a las expresiones manifiestas, o a la propia comprensión que tiene el hombre sobre sí mismo. La interpretación de un mensaje es sólo la recepción parcial y no la emisión, ni el mensaje, ni su código, por lo que el comprender aisladamente el mensaje, símbolo o síntoma, se limita enormemente si no se verifica con las propias comprensiones del emisor. Es una tarea constante, tanto de la terapia como de la comprensión psicopatológica, el evitar “malentendidos”, abarcando al “emisor” y su propio entendimiento.

En tercer lugar hay tres limitaciones para la comprensión que Jaspers (2006) señala:
“Los límites de toda psicología comprensiva son necesariamente también los límites del psicoanálisis comprensivo. Esta comprensión cesa primeramente ante la realidad del carácter empírico congénito. Éste no es en verdad nunca definitivamente reconocible y no es fijable. Pero lo comprensible choca por decirlo así en él como lo impenetrable, como lo que no se puede alterar. Los hombres no han nacido iguales, sino nobles y comunes en graduaciones múltiples por las más diversas dimensiones. La comprensión cesa en segundo término ante la realidad de las enfermedades orgánicas y de las psicosis, ante lo elemental en ello. Ésta es la realidad decisiva, aun cuando en sus manifestaciones muestren un aspecto de la comprensividad tantos contenidos especiales. La comprensión cesa en tercer lugar ante la realidad de la existencia, de aquello que el hombre es propiamente como él mismo. La manera del esclarecimiento psicoanalítico se convierte aquí en esclarecimiento aparente. Pero cuando la existencia no se tiene precisamente para el conocer psicológico, se hace sensible a la comprensión psicológica como el límite en el que hay algo que, sin embargo, se muestra únicamente en lo comprensible como su imperfectibilidad. El psicoanálisis ha quedado ciego ante todos esos límites. Lo quería comprender todo” (pp. 406-407).
Los límites dados en las psicosis y las enfermedades orgánicas tienen cierta analogía con lo que Singer (1994) indica como algunas de las necesidades de la terapia:
“El paciente espera recibir de la terapia algo nuevo, (…) tiene que haber cierto núcleo de racionalidad en esas esperanzas; de lo contrario, el trabajo terapéutico sería imposible. Freud (…) concluyó que las llamadas neurosis de transferencia eran susceptibles de tratamiento, en tanto que las psicosis no respondían a la terapia analítica. Sugirió que entre las “condiciones necesarias y suficientes para la terapia” figuraba de modo prominente la capacidad del paciente de entablar relaciones racionales con otros” (p. 105).
En analogía con el límite de la comprensión dado por la existencia del hombre, por la incapacidad para abarcar lo que el hombre es, Singer (1994) señala una esperanza irracional en la terapia: perpetuar la pasividad evitando la actividad creadora, la libertad, la responsabilidad, el crecimiento, el cambio, propiedades de la existencia humana. La psicología del estimulo-respuesta o la psiquiatría que apunte a dichas esperanzas, buscando el “ajuste”, no logrará comprender tampoco la realidad del hombre, ni aproximarse a su límite o ampliarlo, sino que querrá explicarla toda como un funcionamiento maquinal común a todos los hombres, lo cual es un prejuicio “burdamente desorientador” (p. 106) y cerrado a toda comprensión individual.



Resumen

El siguiente resumen abarca lo que se intentó plantear en el presente ensayo:
  • Aunque se ha propuesto que algunos síntomas mejoran con cierto tipo de interpretación, existen muchos casos en donde no hay alivio a pesar de la misma.
  • Por los casos donde los síntomas persisten a pesar de la interpretación habría que atender, sino a la funcionalidad de la interpretación, al menos a sus límites, a los significados posibles asignados, y a la propia naturaleza del síntoma para encontrar el porqué de esa persistencia.
  • Las simbolizaciones de los síntomas son comúnmente conflictos, pero de infinitas posibilidades que no se han logrado agotar con múltiples teorías.
  • Los síntomas y los símbolos pueden representar una cosa, un conflicto entre dos opuestos, o más. Luego lo que representan en conjunto puede representar a su vez algo más, haciendo en lo sucesivo una cadena infinita.
  • Los síntomas pueden persistir por el goce, por su naturaleza de ser sustitutos de satisfacciones frustradas, y por ser sustitutos de insatisfacciones a veces resultan preferibles a las verdaderas angustias frente a objetos, o ante las ansiedades “más punzantes del hombre” (Singer, 1994, 106).
  • Los síntomas pueden persistir a pesar de la interpretación, por un uso inadecuado y las limitaciones de la misma.
  • Los límites de la interpretación son: los que se impone a sí misma por prejuicios, la exclusión de la propia interpretación del emisor, los ceses en cuanto al carácter congénito, las enfermedades orgánicas y las psicosis, la existencia, la libertad y lo dado del hombre.


Referencias

Freud, S. (1926). Inhibición, síntoma y angustia. [Documento en PDF].

Jaspers, K. (2006). Psicopatología general. (3a. ed.). México: Fondo de Cultura Económica.

Negro, M. (2009). Función del síntoma en la estructura psíquica. Affectio Societatis, 10, 1-7. Recuperado 14 de septiembre del 2010, dehttp://aprendeenlinea.udea.edu.co/revistas/index.php/affectiosocietatis/article/viewFile/5308/4666

Singer, E. (1994). Conceptos y fundamentos de psicoterapia. México: FCE.

Zizek, S. (1994). ¡Goza tu síntoma! Jacques Lacan dentro y fuera de Hollywood. Buenos Aires: Nueva Visión.

Zizek, S. (2003). El sublime objeto de la ideología. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.

El descubrimiento de Freud

El descubrimiento de Freud, no fue solo que lo inconsciente es algo real, sino el hecho de que éste también determina y se impone a nuestras elecciones "voluntarias", por lo que podría decirse que marca nuestro destino.

¿Quieres agilidad mental? La Técnica Pomodoro

jim carrey working wired typing caffeine

¿Buscas agilidad mental? Quizá la Técnica Pomodoro es para ti. 

Consiste en los siguiente: en lugar de trabajar, por ejemplo, 2 horas seguidas, a costa de estrés y una progresiva fatiga mental, puedes trabajar por intervalos de 25 minutos con 5 minutos de receso entre cada lapso. 

De acuerdo a investigaciones, esta sucesión de descansos permite que tu cerebro se relaje lo suficiente para mantener un nivel alto de actividad por más tiempo, y facilitar la asimilación de información. 

Además, el hecho de que los intervalos de tiempo de trabajo sean cortos, te alivia de sentirte abrumado por tener que trabajar mucho tiempo, y el contar cada intervalo de tiempo puede ser una herramienta útil para llevar un mejor registro de cuanto tiempo te demoras en cada actividad. 

La técnica fue desarrollada por Francesco Cirillo en los 80's, y actualmente es muy utilizada en diferentes ámbitos. Se llama "Pomodoro" en honor al tomate Pomodoro, puesto que el temporizador utilizado para medir los 25 minutos de trabajo y 5 de descanso tenía la forma de un tomate. A cada intervalo de 25 minutos se le llama "Pomodoro"

Estos son los 4 pasos para implementar la técnica:

1. Decide la tarea en la que te vas a enfocar. 
2. Coloca tu temporizador en un tiempo deseado de trabajo (usualmente de 25 minutos).
3. Trabaja en la tarea hasta que el temporizador suene. Si una distracción viene a tu mente, escríbela en papel y continúa trabajando. 
4. Apunta una raya en una hoja cada vez que termines un "Pomodoro". Si son menos de 4 rayas, descansa 5 minutos; cuando llegues a 4 toma un descanso de 15 a 30 minutos.

También puedes utilizar una aplicación como temporizador para medir tus intervalos de tiempo o "Pomodoros". Para Android:


---------------------------

Referencias


3 tips para alcanzar tus metas


¿Quieres alcanzar tus metas? Aquí hay 3 de los mejores tips que puedes utilizar para lograrlo:

  1. Cuéntales a tus amigos y familiares lo que estás intentando alcanzar. Esto puede ayudarte a sentirte apoyado, y animado a lograrlo. 
  2. Crea un plan, desmenuzando tu meta en una serie de pequeños pasos concretos. Por ejemplo, no digas "ire más al gimnasio", sino programa que irás al gimnasio los días lunes, jueves y viernes, exactamente a las 6:00 PM. 
  3. Registra tu progreso. Puedes usar un diario para registrar lo que vas haciendo. La idea es que puedas ver más claramente los avances que has logrado, los errores o dificultades que has tenido.



8 recomendaciones para estar motivado


1. Dormir bien: Te ayudará a mantener elevada tu "fuerza de voluntad" y tener ganas de hacer las cosas. 
2. Sólo empieza: El sólo empezar una actividad hace más probable que la termines. 
3. Deja que te "presionen": Si las demás personas están recordándote que debes hacer algo, eso puede serte de mucha ayuda. 
4. Técnica de Pomodoro: Si necesitas agilidad mental, en lugar de trabajar dos horas seguidas, trabaja por intervalos de 25 minutos, y date descansos de 5. 
5. Evita el exceso de azúcar o grasas: las comidas grasosas o con mucha azúcar pueden provocar una sensación de fatiga o un rápido descenso de la motivación. 
6. Convierte tus metas en hábitos: Piensa en cosas específicas que podrías hacer para alcanzar una meta abstracta, y realízalas. 
7. Efectúa actividades que demanden una sola cosa a la vez: por ejemplo, durante una hora y media deberás hacer lo que necesite ser creativo (dibujar, diseñar, pensar soluciones creativas), otra hora y media lo que requiera que te comuniques (llamadas telefónicas, cartas, publicar anuncios, etc.), por otro periodo de tiempo investigar (leer, recopilar, o analizar resumir información), etc. 
8. Empieza en días lunes: si empiezas a seguir metas o hábitos días lunes, es más probable que perseveres a lo largo de la semana, ya que la delimitación temporal permite que separemos de nosotros los fracasos temporales. 

¿Todos tenemos algo de "psicólogos"?

En efecto, todos conocemos lo psíquico –percepciones, recuerdos, actos volitivos, fantasías, sentimientos, etc.-; lo conocemos porque lo hemos experimentado en nosotros mismos, y podemos tener también opinión sobre lo psíquico en los demás. Lo mismo ocurre en otros campos de la experiencia: por ejemplo, todo el mundo ha dejado caer un objeto o ha prendido una estufa... pero no se es físico por conocer que los objetos caen, o químico al saber que el propano enciende fácilmente. Hace falta poder explicar, decir cómo y bajo qué condiciones ocurren estos hechos: que los objetos caen de forma acelerada por una atracción entre dos masas, y que el propano enciende fácilmente puesto que su composición le permite reaccionar con el oxígeno bajo una menor cantidad de energía (calor). Y esto no basta. También hay que dominar los “cómos” del conocer: tanto en la psicología, como en las demás ciencias, se requiere de cierta sistematización y método en la aprehensión de los hechos, ciertas formas de obtener resultados similares independientemente de quién sea el investigador (muestreos, instrumentos, operacionalización de variables, criterios, métodos estadísticos o cualitativos, casuísticas, etc.).

Es así que un verdadero psicólogo necesitará, como en cualquier otra ciencia, de un adiestramiento, una fundamentación en el saber alcanzado, pero sobre todo una actitud científica que le preserve de arbitrios o simples opiniones.

Descripción conceptual de la noción de "objeto transicional"


(Linus con su mantita.)



Con la noción de “objeto transicional” se refería Winnicot a aquel objeto tangible “preferido” por un niño pequeño, como puede serlo: una manta, un "chupete”, un osito de felpa, la esquina de una almohada o cualquier otro que no es fácilmente abandonado por el infante y con el que establece una relación oral (el objeto es chupado, mordido, etc.). 

Es "transicional" pues se encuentra "en el camino": entre la relación con la madre (percibida por el niño narcisísticamente como parte de sí mismo) y la “verdadera relación” con el mundo externo. 

Durante dicha fase, en un primer momento se presentan fenómenos ilusorios. El niño casi “alucina” el seno, y cuando una madre “suficientemente buena” satisface esta ilusión, el niño lo toma como obra de su propia voluntad, como si el pecho hubiese sido “creado” por él (narcicismo). Luego se hace presente el chupeteo del pulgar o de los dedos (autoerotismo). Posteriormente, el niño se “aficiona” por cierto objeto, alentado, en ocasiones, por la madre. Este objeto carga entonces con el simbolismo del cuidado materno, pero es ya distinto de la madre, y es distinto del propio niño. 

La relación con él estaría caracterizada por cierto tipo de fenómeno, a saber, una “experiencia intermedia” entre el yo y el no-yo: el objeto pertenece al niño, y es como “parte inseparable de él”, pero a la vez es externo; está entre esas dos zonas, entre lo subjetivo y lo objetivo. El objeto transicional sirve al niño para separarse paulatinamente de la madre. 

Se podría decir que, durante este tipo de experiencia, el niño se encuentra "preparándose" para entrar en contacto con el mundo, y para hacer la diferenciación entre el yo y el no-yo. Esta llamada “(zona de) experiencia intermedia” no queda revocada del todo, sino que en ella se dan posteriormente fenómenos como la creación científica, el arte o la religión. 

Es bastante claro si se considera que, en la ciencia, el yo no entra en contacto directamente con el mundo, sino que es a través de instrumentos y una metodología cuidadosa como se procura el conocimiento del mismo: al final, la actividad científica es la relación con datos de los instrumentos, mas no con la realidad en sí, aunque se halle representada. En la creación artística, la obra figura como puente entre el sujeto, espectador o creador, y lo que es simbolizado, que se plasma o se vehicula. En la religión, algunos ritos son concebibles como experiencias transicionales. Winnicot inclusive realizó afirmaciones polémicas acerca de la eucaristía descrita como uno de estos fenómenos: sin proponerse tratar especialmente sobre su sacralidad, vio en la transustanciación, de la ostia al cuerpo de Jesús, y en la posterior comunión, la intermediación característica de un objeto a otro.



Bibliografía:

Laplanche, J. y Pontalis, J. (1994). Diccionario de psicoanálisis. España: Paidós.

Roudinesco, E. y Plon, M. (1998). Diccionario de psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós.

El pago del dinero en la terapia


El pago que se hace en la terapia es distinto a los demás, pues tiene una importancia que va más allá de la transacción misma. Sin embargo, es un tema tabú... Probablemente, dicen algunos, por la relación inconsciente del dinero con los excrementos (son equivalentes simbólicamente dinero = regalo = heces, básicamente, en tanto que son "dones"). De lo que más cuesta hablar es de sexualidad, excrementos y dinero.

Freud dejó establecido que el pago del análisis, o más bien el establecimiento de los honorarios, le indicaba al paciente que el mismo analista se había liberado de su "falsa vergüenza" respecto al dinero. Una cuestión de ejemplo, digamos, sobre la actitud que se quería practicar. Afirmaba también que el tratamiento gratuito resultaba en que las mujeres jóvenes se mantuvieran en el vínculo transferencial, y que los hombres jóvenes se negaban al agradecimiento por una transferencia de la imago paterna. 

La principal razón para el cobro del dinero, según Isidoro Vegh, es que, al pagar, el paciente se libera de sentirse comprometido para el goce (disfrute) del otro, del analista en este caso, pues de eso se sufre. 

Otros consideran que el dinero, en la sesión, no solo es un significado sino un significante. Indicaría simbólicamente una "responsabilización": que al paciente "le cuesta" su cura. El sacrificio económico le llevaría a responsabilizarse, a esforzarse por tomar parte activa en el tratamiento. El pago, siguiendo este discurso, sería como un modo sugestivo de motivar al paciente. Incluso hay quienes señalan, que un mayor costo induce a la idea de una mayor efectividad. 

También se piensa que el pagar, indicaría que la "hora", la sesión, es del paciente, y que por lo tanto puede hablar en ella lo que él desee, puede decidir quedarse callado, llegar tarde o temprano, etc. 

Hasta acá solo se trazan ventajas: el establecimiento del pago serviría para hacer parecer más genuina y desembarazada la relación con el dinero, liberaría al paciente de sentirse comprometido para el goce del otro, o indicaría una responsabilización del paciente en el tratamiento, sugestionándole en favor del análisis para hacer su parte. 

No obstante, pienso que también tiene sus desventajas, por ejemplo: el paciente tiene comúnmente un sentimiento de falta de autenticidad en la relación; puede llegar a pensar que se lo trata con consideración solo "porque paga", que el analista o psicoterapeuta es como un "amigo pagado", o que, al contrario de lo que se espera, paga para que se le dé una cura o una solución a sus problemas (compra-satisfacción), lo cual le exime a él de ser una parte más activa en su propio tratamiento: le pago para que me cure.

No creo que haya, por lo tanto, una solución única para que el pago de la terapia pueda efectuarse sin el menor riesgo de compromiso para el tratamiento. Por otra parte, la inaccesibilidad al análisis para los más pobres no se podría solucionar sosteniéndose dicho discurso, no necesariamente conveniente. Freud afirmaba que muy poco podrían hacer los psicoanalistas para cambiar dicha situación desde sus condiciones de trabajo, las cuales no les permitirían brindar gratuitamente sus servicios. Habría que considerar para ese fin, plantean algunos, la opción del pago a través de la seguridad social, como se practica en Alemania, por ejemplo, y habría que estudiar comparativamente la transferencia y contratransferencia en ambas modalidades de transacción. 

En cualquier caso, me parece, contrario a la presunta ortodoxia freudiana, que el establecimiento del contrato de pago no da una solución única a todos los problemas o situaciones que pueden surgir de la transferencia y contratransferencia en la relación con el dinero -pues el psicoanalista tampoco se libera, por ejemplo, del sentido moral de cobrar menos en casos de necesidad, o cobrar más según, su criterio y disposición, posiblemente con motivos inconscientes-, por lo cual, como todo lo que ocurre en el marco del análisis, la transacción del dinero es algo que debe ser considerado también en función de la subjetividad del paciente y la del terapeuta, tal como plantea Kaufmann:
"En definitiva, será entonces en la singularidad de cada experiencia donde podremos precisar la significación del pago, su magnitud, así como la periodicidad y las condiciones en que se realizará."

Ver también: P. Kaufmann: El pago (en las sesiones psicoanalíticas)

¿Existen las enfermedades mentales?


Siempre que se pregunta si las enfermedades mentales existen, lo que se quiere decir en realidad es si las enfermedades mentales existen como existen las enfermedades orgánicas. La respuesta en ese caso es no: los trastornos como el TOC por ejemplo, no existen como una entidad, como lo es el VIH, que es un virus. Pero ya no debería ser cuestionado que existen realmente alteraciones funcionales de la conducta y la mente, en las que intervienen factores ambientales y sociales, y en las que influyen en mayor medida las elaboraciones del pensamiento y los procesos psicológicos, no necesariamente ligados a alteraciones orgánicas.

¿Están "locos" los psicólogos?


("En realidad me hice psiquiatra porque las voces me dijeron que lo hiciera.")

Frecuentemente se plantea, a veces en tono de broma, a veces de forma agraviante, que los psicólogos están "locos", que estudiaron psicología como una forma "inconsciente" de "resolver sus propios problemas"; con "sus propios problemas" entiendo que se quiere decir sus propias locuras, trastornos o conflictos psíquicos. Eso es un tanto cierto, pero no es propio de los psicólogos. Según algunas investigaciones, los psicólogos no son más propensos a padecer trastornos mentales en comparación con el resto de la población. Pero, en cuanto a los supuestos "conflictos" que padecen y buscan solucionar, caben dos interrogantes:
  • ¿Qué acto humano no está cargado, influido en menor o mayor medida por lo inconsciente?
  • ¿Qué acto humano, realizado dentro de un rango de cordura más o menos "normal", no involucra la consecución de un deseo entre conflictos y posibilidades, es decir la resolución de un problema, la disminución de tensiones o conciliación de tendencias opuestas?
Todo lo que el ser humano realiza, sea comer, vestirse, estudiar esto o aquello, elegir a esta o a aquella persona como pareja, todo lo que realizamos tiene el peso del inconsciente; entraña algo de automático, instintivo  o conlleva motivaciones más o menos ocultas. Asimismo, toda conducta se realiza, en la medida de lo posible (tanto como lo permite el predominio de lo inconsciente), como opción entre oposiciones, entre conflictos o exigencias irregulares. Y si en eso consiste la "locura", ¿quién no está "loco"? ¿quién no vive algo de conflictivo o "trastornado"?

Así, pues, la pregunta deja de ser si los psicólogos están "locos", y pasa a ser ¿cuál es la "locura" propia de los psicólogos? O bien, ¿qué conflictos se "resuelven" mediante la consecución más o menos inconsciente de estudiar psicología y ejercerla? ¿Qué motivaciones para estudiar psicología se relacionan con conflictos personales, conscientes o inconscientes del sujeto? Esta es una pregunta sólo replanteada. No es posible contestarla definitivamente: en cada caso habría una respuesta singular. ¿Qué piensa el lector? ¿Es psicólogo o estudia psicología? ¿Cuáles fueron sus motivaciones?


--->Ver también: El análisis del analista

Un raro amor: el amor de transferencia


En la intimidad del consultorio del psicoanalista, este aislamiento de dos, los secretos confesados por uno, la escucha atenta del otro, la creencia en el alivio, la invitación, en ocasiones, a recostarse en un diván… es, más que teatral, una situación que por sí misma revela el engaño del amor.

El descubrimiento de un sentimiento amoroso del paciente hacia el analista, que nacía casi al inicio de los tratamientos, fue una sorpresa para Freud. Este amor sucede sin que se haga mucho en ese sentido, pues (adiós ilusiones), poco importa la gracia o atractivo de la persona del analista, este es un amor incondicional, “que prescinde de todo”.

Cuando alguien acude a consulta porque quiere que se le desembarace de su malestar y recibe la relajante conminación: “Diga Ud. todo lo que le viene a la mente sin ejercer ninguna crítica sobre lo que dice”, se dan, con mayor o menor intensidad, ciertas consecuencias lógicas.

Primera suposición de saber: El analista sabe acerca de lo que me pasa; Segunda suposición de saber: Eso de lo que me quejo, mi síntoma, quiere decir algo, encierra un saber a descifrarse. Esta condición (supuesta al analista) de “intérprete” del sentido inconsciente del malestar, está en los cimientos del surgimiento de un amor, de un enamoramiento, que fue llamado en la clínica “amor de transferencia”. En un giro del más puro estilo freudiano, se traduce en que el paciente transfiere a la persona del analista aquellos sentimientos que dirigía hacia sus padres y demás personas de su infancia.

Pero el amor, a la vez que lanza el trabajo en análisis, es también obstáculo… demasiadas ganas de agradar, demasiadas ganas de decir todo de la buena manera para ser amado, a su vez, por quien es objeto de amor…Sólo la infatuación de un mal analista pudiera torcer el buen destino de este amor, y equivocarse al condescender a amar, en fatal reciprocidad, a su paciente…

Un raro amor...