Descubriendo la Psicología (1990)


Destacando los principales avances en el campo, esta edición actualizada de Descubriendo la Psicología ofrece a estudiantes de secundaria y universitarios, y a profesores de psicología de todos los niveles, una visión general de las teorías históricas y actuales del comportamiento humano.

Philip Zimbardo, expresidente de la American Psychology Asociation (APA), profesor y autor de la Universidad de Stanford, narra mientras destacados investigadores, profesionales y teóricos investigan los misterios de la mente y el cuerpo. Basado en una extensa investigación y erudición autorizada, este curso de introducción a la psicología presenta demostraciones, experimentos y simulaciones clásicos, investigaciones actuales, material documental y animación por computadora. Esta serie también es valiosa para los profesores que buscan revisar la materia.

La serie fue producida por WGBH Boston con la Asociación Estadounidense de Psicología en 1990 y actualizada en 2001.

Descripciones de los episodios

01. Pasado, presente y promesa

Esta introducción presenta la psicología como una ciencia en la encrucijada de muchos campos del conocimiento, desde la filosofía y la antropología hasta la bioquímica y la inteligencia artificial. Con el Dr. Mahzarin Banaji de la Universidad de Harvard y el Dr. Emanuel Donchin de la Universidad de Illinois. Episodio actualizado.

02. Comprender la investigación

Este programa examina el método científico y las formas en que se recopilan y analizan los datos, en el laboratorio y en el campo, con énfasis en agudizar el pensamiento crítico en la interpretación de los hallazgos de la investigación. Con la Dra. Christina Maslach de la Universidad de California, Berkeley, y el Dr. Daryl Bem de la Universidad de Cornell. Actualizado.

03. El cerebro que se comporta

Este programa analiza la estructura y composición del cerebro: cómo funcionan las neuronas, cómo se recopila y transmite la información y cómo las reacciones químicas determinan cada pensamiento, sentimiento y acción. Con el Dr. John Gabrieli de la Universidad de Stanford y la Dra. Mieke Verfaellie del Hospital Médico de Veteranos de Boston, Massachusetts. Actualizado.

04. El cerebro responsivo

El enfoque de este programa es cómo el cerebro controla el comportamiento y, a la inversa, cómo el comportamiento y el entorno influyen en la estructura y el funcionamiento del cerebro. Con el Dr. Michael Meaney de la Universidad McGill y el Dr. Russell Fernald de la Universidad de Stanford. Actualizado.

05. El niño en desarrollo

Este programa rastrea el debate entre naturaleza y crianza, revelando cómo los psicólogos del desarrollo estudian las contribuciones de la herencia y el medio ambiente al desarrollo infantil. Con la Dra. Renee Baillargeon de la Universidad de Illinois y la Dra. Judy De Loache de la Universidad de Illinois.

06. Desarrollo del lenguaje

El desarrollo del lenguaje tiene muchas facetas por explorar. Este programa analiza cómo los psicólogos del desarrollo investigan la mente humana, la sociedad y la cultura mediante el estudio del uso del lenguaje por parte de los niños en la comunicación social. Con el Dr. Jean Berko-Gleason de la Universidad de Boston y la Dra. Ann Fernald de la Universidad de Stanford.

07. Sensación y Percepción

Este programa demuestra cómo se recopila y procesa la información visual y cómo nuestra cultura, experiencias previas e intereses influyen en nuestras percepciones. Con el Dr. David Hubel de la Universidad de Harvard y la Dra. Misha Pavel del Instituto de Graduados en Ciencia y Tecnología de Oregón.

08. Aprendizaje

Destacados investigadores (Pavlov, Thorndike, Watson y Skinner) han influido enormemente en el pensamiento actual sobre cómo se produce el aprendizaje. Este programa examina los principios básicos del condicionamiento clásico y operante elaborados por estas reconocidas figuras. Con el Dr. Howard Rachlin de la Universidad Estatal de Nueva York en Stony Brook y el Dr. Robert Ader de la Universidad de Rochester. Actualizado.

09. Recordando y Olvidando

Este programa analiza el complejo proceso llamado memoria: cómo las imágenes, las ideas, el lenguaje e incluso las acciones físicas, los sonidos y los olores se traducen en códigos, se representan en la memoria y se recuperan cuando es necesario. Con el Dr. Richard Thompson de la Universidad del Sur de California y la Dra. Diana Woodruff-Pak de la Universidad de Temple. Actualizado.

10. Procesos cognitivos

Este programa es una exploración de los procesos mentales superiores (razonamiento, planificación y resolución de problemas) y de por qué la 'revolución cognitiva' está atrayendo a investigadores tan diversos, desde filósofos hasta informáticos. Con el Dr. Howard Gardner de la Universidad de Harvard y el Dr. Michael Posner de la Universidad de Oregon.

11. Juicio y toma de decisiones

En la toma de juicios y decisiones intervienen procesos extremadamente complejos. Este programa examina cómo y por qué las personas hacen buenos y malos juicios, y la psicología de asumir riesgos. Con el Dr. Daniel Kahneman de la Universidad de Princeton y el fallecido Dr. Irving Janis de la Universidad de Yale.

12. Motivación y Emoción

Este programa revisa lo que los investigadores están descubriendo sobre por qué actuamos y sentimos como lo hacemos, desde el regocijo del amor hasta la agonía del fracaso. Con el Dr. Norman Adler de la Universidad Yeshiva y el Dr. Martin Seligman de la Universidad de Pennsylvania.

13. La mente despierta y dormida

Nuestros distintos niveles de conciencia nos permiten interpretar, analizar y dirigir nuestro comportamiento de manera flexible. En este programa se explora la naturaleza del sueño, los sueños y los estados alterados de conciencia. Con el Dr. Ernest Hartman, anteriormente de la Universidad de Tufts, y el Dr. Robert McCarley de la Facultad de Medicina de Harvard.

14. La mente oculta y dividida

Este programa muestra cómo las experiencias que tienen lugar por debajo del nivel de conciencia alteran nuestro estado de ánimo, sesgan nuestras acciones y afectan nuestra salud, como se demuestra en la represión, los síndromes de memoria falsa y descubierta, la hipnosis y los casos de cerebro dividido. Con el Dr. Jonathan Schooler de la Universidad de Pittsburgh y el Dr. Michael Gazzaniga del Dartmouth College. Actualizado.

15. El Sí Mismo

Los psicólogos estudian sistemáticamente los orígenes de la identidad propia y la autoestima, los determinantes sociales de las autoconcepciones y las consecuencias emocionales y motivacionales de las creencias sobre uno mismo. Este programa explora sus métodos de descubrimiento. Con la Dra. Hazel Markus de la Universidad de Stanford y la Dra. Teresa Amabile de la Universidad de Harvard. Actualizado.

16. Pruebas e inteligencia

Este programa profundiza en el campo de la evaluación psicológica: los esfuerzos de los psicólogos y otros profesionales para asignar valores a diferentes habilidades, comportamientos y personalidades. Con el Dr. Claude Steele de la Universidad de Stanford y el Dr. Robert Sternberg de la Universidad de Yale. Actualizado.

17. Sexo y género

Este programa explora las formas en que hombres y mujeres son similares y diferentes, y cómo los roles de género reflejan valores sociales y conocimientos psicológicos. Con el Dr. Michael Meaney de la Universidad McGill y la Dra. Eleanor Maccoby de la Universidad de Stanford.

18. Maduración y envejecimiento

¿Qué sucede realmente, física y psicológicamente, a medida que envejecemos? Este programa analiza cómo reacciona la sociedad ante las últimas etapas de la vida. Con la Dra. Laura Carstensen de la Universidad de Stanford y la Dra. Sherry Willis de la Universidad Penn State. Actualizado.

19. El poder de la situación

Este programa examina cómo nuestras creencias y comportamiento pueden ser influenciados y manipulados por otras personas y fuerzas situacionales sutiles, y cómo los psicólogos sociales estudian el comportamiento humano dentro de su contexto social más amplio. Con la Dra. Ellen Langer de la Universidad de Harvard y el Dr. Philip Zimbardo de la Universidad de Stanford.

20. Construyendo la realidad social

Muchos factores contribuyen a nuestra interpretación de la realidad. Este programa demuestra cómo comprender los procesos psicológicos que gobiernan nuestro comportamiento puede ayudarnos a convertirnos en miembros más empáticos e independientes de la sociedad. Con Steven Hassan, M.Ed., del Freedom of Mind Resource Center y el Dr. Robert Cialdini de la Universidad Estatal de Arizona. Actualizado.

21. Psicopatología

Se presentan los principales tipos de enfermedades mentales. Se describen la esquizofrenia, las fobias y los trastornos afectivos, junto con los principales factores que los afectan, tanto biológicos como psicológicos. Con el Dr. Irving Gottesman de la Universidad de Virginia y el Dr. E. Fuller Torrey del Instituto Nacional de Salud Mental. Actualizado.

22. Psicoterapia

Este programa examina las relaciones entre la teoría, la investigación y la práctica, y cómo el tratamiento de los trastornos psicológicos ha sido influenciado por fuerzas históricas, culturales y sociales. Con el Dr. Hans Strupp de la Universidad de Vanderbilt y el fallecido Dr. Rollo May.

23. Salud, mente y comportamiento

Este programa presenta un replanteamiento de la relación entre mente y cuerpo. Un nuevo modelo biopsicosocial está reemplazando al modelo biomédico tradicional. Con la Dra. Judith Rodin de la Universidad de Pennsylvania y el Dr. Neal Miller de la Universidad de Yale. Actualizado.

24. Aplicar la psicología en la vida

Actualmente, la psicología se aplica de manera innovadora a situaciones prácticas en las áreas de factores humanos, derecho y negociación de conflictos. Con el Dr. Malcolm Cohen del Centro de Investigación Ames de la NASA, el Dr. Stephen Ceci de la Universidad de Cornell y el Dr. James Maas de la Universidad de Cornell. Nuevo.

25. Neurociencia cognitiva

La neurociencia cognitiva representa el intento de comprender los procesos mentales al nivel del funcionamiento del cerebro y no simplemente a partir de modelos y teorías de procesamiento de información. Se basa en gran medida en un análisis empírico de lo que sucede en el cerebro y dónde, cuando una persona piensa, razona, decide, juzga, codifica información, recuerda información, aprende y resuelve problemas. La neurociencia cognitiva une a psicólogos, biólogos, investigadores del cerebro y otros en lo que quizás sea el avance más dramático en la última década de la investigación psicológica. Con el Dr. John Gabrieli de la Universidad de Stanford y el Dr. Stephen Kosslyn de la Universidad de Harvard. Nuevo.

26. Psicología Cultural

Este campo recientemente emergente está integrando la investigación transcultural con la psicología social y de la personalidad, la antropología y otras ciencias sociales. Su principal nueva perspectiva se centra en cómo las culturas se construyen a sí mismas y otros aspectos centrales de la personalidad, las creencias, los valores y las emociones individuales (gran parte de lo que somos y hacemos). Esta área se ha vuelto más importante tanto en la psicología como en la sociedad estadounidense con la globalización de nuestro planeta, la creciente interacción de personas de diferentes orígenes culturales y las cuestiones emergentes de diversidad. Con la Dra. Hazel Markus de la Universidad de Stanford, el Dr. Kaipeng Peng de la Universidad de California, Berkeley, y el Dr. Ricardo Muñoz de la Universidad de California, San Francisco y el Hospital General de San Francisco. Nuevo.

Dr. Rodolfo Kepfer: Conversatorio sobre Paul Ricoeur

(En memoria del Dr. Rodolfo Kepfer)

El psiquiatra e investigador social Rodolfo Kepfer y el antropólogo Felipe Girón compartieron una conversación en el año 2005 dedicada a Paul Ricoeur, uno de los filósofos más influyentes del siglo XX. Ambos abordaron su pensamiento desde sus propios campos, mostrando cómo la reflexión ricoeuriana sigue siendo relevante para comprender al ser humano en su complejidad.

Kepfer inició evocando su primer acercamiento a Ricoeur a través de El conflicto de las interpretaciones y sus trabajos sobre Freud. Se refirió a la imaginación como un fenómeno esencial de la experiencia humana, y de importancia conceptual en la hermenéutica de Ricoeur. Señaló que la imaginación no es una mera fantasía ni una ilusión totalmente desapegada de la realidad, sino una capacidad mediadora que permite al sujeto proyectar posibilidades y reconducirse en medio de la confusión, representarse lo ausente y ensayar nuevos modos de comprensión de sí mismo y del mundo. La imaginación nos permite habitar simultáneamente un relato entre la realidad y la ficción. Lo imaginario social (el miedo colectivo a la inseguridad, la esperanza política, la crisis permanente) no es un mero telón de fondo psicológico, sino una visión que estructura la acción colectiva y da sentido a la experiencia cotidiana.

En su intervención, Felipe Girón explicó el aporte de la hermenéutica de Ricoeur para la antropología, ya que la interpretación como la concibe no es un acto unilateral, un desciframiento objetivo desde un lugar ajeno, sino una construcción dialógica, que se da en los siguientes pasos:
  1. Delimitar el “texto” y "apropiarse de él": establecer un lugar, un tiempo, un grupo, etc.; trasladarse al mundo del otro, sentirlo, dejarse afectar en "carne propia", para lo cual se requiere un trabajo de campo prolongado; posteriormente recopilar el conjunto empírico a trabajar (de textos, obras, chistes, etc.).
  2. Traducir el texto, escribirlo en mi propio lenguaje, desde mi conjunto original de significados, sabiendo que toda traducción es creativa, subjetiva y nunca perfecta o definitiva.
  3. Regresar al otro para que él lea mi interpretación: el pueblo o la persona interpretada la lee, verifica, corrige o rechaza.
Así pues, la interpretación en antropología (como en psicología) no es una decodificación con base en un conjunto preestablecido de significados, como buscar en un diccionario lo que algo significa, sino que la interpretación es un ejercicio de acercamiento a la experiencia del otro y un diálogo, una construcción intersubjetiva en torno a un texto, un tejer puentes entre dos orillas, un tercer lugar mestizo que no es de uno u otro. 

La conversación sobre Ricoeur invita a reflexionar sobre lo humano como texto, es decir, como entramado de significados y sentidos, siempre abierto a la interpretación y reescritura, y más que como mero texto, como narración viva, es decir, no solo como un registro de acciones concluidas que se quedan en un plano simbólico, sino que se abren nuevas posibilidades o sentidos en la realidad.

Ensayos de Enrique Campang

 
Enrique Chong Shing Campang Chang (1951-2025)

En memoria de Enrique Campang, con especial dedicación a sus familiares, amigos y alumnos, se presenta la siguiente compilación de sus ensayos.

Fue profesor en el Instituto Modelo y en la Universidad Rafael Landívar de Guatemala, en donde se licenció como Psicólogo Clínico. Impartió los cursos de Ética y Psicología Social en la Facultad de Humanidades. También se desempeñó como Psicólogo Deportivo con atletas de alto rendimiento en el Comité Olímpico de Guatemala.

Sus intereses y conocimientos, tan amplios como profundos, abarcaron la biología, arqueología, antropología, sociología, astronomía, filosofía y teología. Le apasionaba la naturaleza, el cosmos y las cumbres -aun en sus últimos años frecuentaba a menudo el Volcán de Pacaya-. En su juventud también escribió teatro (quizá desde ese entonces empezó a captar y retratar algunas personalidades típicas como personajes de libreto: el clavero, la pelosopera). Su obra "Un niño llamado Paz" fue premiada en el Certamen Centroamericano de Bellas Artes en 1976. A lo largo de su vida conoció países y culturas de América, Europa, África y Asia. Su pensamiento se nutría de todo ese bagaje.

No obstante, pese a su vastedad intelectual, evitaba el academicismo en sus escritos; desestimaba las normas APA y la fundamentación bibliográfica como garantes de rigor. Prefería remitirse a su experiencia y observación directa, cristalizadas en pensamientos creativos que luego plasmaba en lenguaje sencillo y textos breves con vocación pedagógica y humanista.

El siguiente listado es el conjunto preliminar de sus textos, que será ampliado progresivamente. Se invita a los lectores a volver a este sitio para conocer las actualizaciones: 

Medard Boss: ¿El ego? ¿Motivación humana?

Medard Boss (1903-1990). Psiquiatra suizo.

La palabra motivación viene del latín "movere". Cada movimiento requiere dos elementos: el movedor y el movido. No obstante, ¿quién o qué mueve a qué o quién en la esfera de la motivación humana? Sobre todo, ¿cuál es la verdadera naturaleza de un movimiento en general?

En el pensamiento moderno, el movimiento es imaginado como un evento causado por algún tipo de fuerzas. Por lo tanto la psicología tradicional también ha imaginado el movimiento de la motivación humana como efectuado por fuerzas. Para este propósito asume la presencia de fuerzas instintivas o impulsos e imagina que estos deben tener su fuente en el interior de a psique humana o de un sujeto, pero en el análisis final, en los procesos metabólicos del cuerpo. Los instintos dentro de la psique, se sostiene, impelerían entonces al ego hacia estos o aquellos deseos, voliciones o acciones. El instinto del hambre impele al ego a cortar y comer un manzana, por ejemplo. El ego es el conducido, el movido; el instinto del hambre motiva al ego para comer la manzana, en el sentido de la causa de un movimiento. 

No obstante, si yo veo a un mendigo harapiento acuclillado a la orilla del camino, la imaginación de su miseria que la visión de él ha liberado en la consciencia de mi ego se vuelve el motivo que me mueve posiblemente a dar limosna. Ahora la situación está revertida, el ego con la representación del sufriente mendigo en su consciencia sería el conductor, el movedor: una imaginación específica del ego se ha convertido en un motivo, en una razón para el movimiento, lo cual motiva a la persona a lograr una ayuda externa, o en nuestro caso, el alivio de un sufrimiento. Sin embargo, esta concepción final o teleológica de la motivación humana no s separada de su aspecto causal. Dado que la representación subjetiva en el ego puede motivar a una persona a realizar un acto solo hasta donde pueda despertar los instintos dentro de su psique y guiarlos a una dirección específica. También ambas formas de ver el asunto, la causal y la final, permanecen dentro del mismo marco de referencia mecanicista en el cual prevalecen las ideas de fuerzas conductivas. Pues ahí donde se imaginan impulsos, los principios rectores son la presión y el empuje como en las máquinas. 

Mucho más decisivo, por lo tanto, que cualquier diferenciación de la motivación en sus aspectos finales o causales es el carácter cuestionable de todas las concepciones de fuerzas en la antropología en general: sean las fuerzas sicológicas llamadas impulsos causales instintivos o impulsos del ego dirigidos teleológicamente. En ninguna medida, nadie ha sido capaz alguna vez de percibir instintos de alguna clase como inmediatamente presente. Siendo esto así, que incluso Freud, seguramente el más grande de todos los psicólogos de los instintos después de Nietzsche, fue suficientemente honesto para reconocer que su doctrina de los instintos era la parte más oscura de toda su teoría, y tras una observación más cercana incluso vio a las pulsiones disiparse en entidades mitológicas de origen desconocido.

Sin embargo, la situación presente de nuestra ciencia se vuelve aun más crítica, si la concepción psicológica del ego conductor o conducido es minuciosamente examinada, encontramos que el ego se define como un conjunto sin sustancia de percepciones, representaciones y experiencias psíquicas, a veces definido como una sustancia intelectual o pensante, otras veces como un nexo o como un centro de actos psíquicos intencionales. Entonces nuevamente se dice que el Ego es la unidad e individualidad de la persona humana que se experimenta a sí mismo como sujeto en oposición al ámbito de los objetos y como portador de una relación responsable con el Otro. En particular, la psicología del yo de la escuela psicoanalítica designa al yo como "la organización coherente de los procesos psíquicos". Sin embargo, era Freud especialmente quien gustaba imaginarse el ego como una autoridad psíquica (instancia). Como tal autoridad se dice ser capaz de representarse a sí misma percepciones internas y externas y ser un mediador entre las otras autoridades dentro del aparato psíquico, así como también entre este último en conjunto y el mundo externo. 

Muchas de estas definiciones del ego todavía se pueden encontrar en los libros de texto de psicología moderna. Todas ellas, sin embargo, por eso mismo, pueden tener muy poco que ver con la realidad del hombre, porque básicamente ni una sola de ellas nos permite comprender, aunque sea parcialmente, lo que asigna al ego en el sentido de las funciones. En ninguna parte se explica la naturaleza real y la constitución básica de todos estos elementos psicológicos llamados ego, de una manera que nos permitiría tener incluso un indicio de cómo estos podrían hacer posible la percepción y conciencia humana de las cosas, criaturas y semejantes que encontramos como las cosas, criaturas y semejantes que son: y mucho menos cómo a partir de estas definiciones del ego se harían comprensibles otras cosas diferentes de la posibilidad del hombre de tener una relación de percepción con lo que encuentra.

Para todas las nociones del ego del tipo de una instancia psíquica del ego, un conjunto psíquico de experiencias, un campo de conciencia, un factor complejo, un impulso de participación, un centro desde el cual los actos proceden, hasta el de una subjetividad y una persona, presuponen básicamente la idea de una inmanencia. En otras palabras, el ser humano está definido, se admita abiertamente o no, como un recinto principalmente autónomo y delimitado frente al mundo exterior. Incluso la suposición de representaciones motivadoras de objetos no disipa el carácter inmanente de estas concepciones del yo.

También representaciones de objetos se toman como imaginaciones de un sujeto y son, por así decirlo, pensadas hacia el interior de una conciencia del ego. Sin embargo, ¿cómo podría cualquier entidad de carácter principalmente inmanente alguna vez conceder la admisión a las cosas que enfrenta un ser humano en el sentido de que, perceptibles como las cosas que son, puedan penetrar en un ego pensado como constituido de esta manera? Incluso, en sentido contrario, ¿cómo estaría un ego humano en la posición de trascender su propia inmanencia y cruzar, comprensivamente, a los objetos que llenan el mundo?

Después de todo, los psicólogos críticos han reconocido y demostrado desde hace mucho tiempo la naturaleza confusa y contradictoria de todas estas nociones del ego. Konstantin Oestreich, por ejemplo, ya en 1910 en su “Fenomenología del Yo en sus Problemas Fundamentales”, expresamente llamó al ego un algo enigmático. C. G. Jung, nuevamente, dice del sustrato que porta al ego, algo llamado por él el Self, que permanece envuelto en una oscuridad metafísica.

En eso todavía están obviamente interesados sólo por un Algo meramente presente, no importa cuán enigmático ese Algo pueda ser, incluso las indagaciones de estos críticos no han estado en correspondencia con la naturaleza del ser humano de una manera que podrían haber arrojado alguna luz real sobre el problema del así llamado ego.

Aun más sospecha sobre la idoneidad de las nociones modernas del ego es suscitada, sin embargo, por aquellos psicólogos modernos que en perplejidad atraen la atención sobre lo que llaman el "problema no resuelto", por ejemplo, al hecho de que la Antigüedad no conocía en absoluto un problema del ego, y ni siquiera tal problema en relación con la motivación. Muchos de ellos, es claro, quisieran explicar este importante descubrimiento lo antes posible gracias a la suposición de que el conocimiento de la psicología de los antiguos griegos era todavía inadecuado. Sin embargo, sería menos arrogante si de este hecho se dedujera el indicio de la posibilidad de que la naturaleza humana pudiera, claramente, entenderse de una manera completamente diferente, tal vez en una manera mucho más adecuada que con la ayuda de nociones de un ego psíquico de instancias e impulsos motivacionales.

Para tomar conciencia de tales posibilidades, sólo necesitamos entregarnos a nuestra propia experiencia inmediata. Entonces de inmediato no hay ninguna duda de una instancia del yo que decide sobre algo fuera de sí misma. A esta noción del ego siempre se llega, por así decirlo, con una rebelión del ser del hombre contra un no-yo como objeto. Entonces el ego se convierte, se imagina devenir sujeto, lo que se opone a un objeto. Cuando, por el contrario, estamos conversando unos con otros de manera perfectamente natural, a ninguno de nosotros se le ocurrirá decir que el ego en mí o mi ego percibe esto o aquello, hace esto o aquello. Más bien lo que experimentamos es siempre meramente esto: hago algo o soy consciente de algo.

En este sentido, cuando decimos "yo", este decir "yo" nunca se refiere a una entidad psíquica, una instancia dentro de mí. Porque, después de todo, cuando decimos "yo" veo o hago algo, siempre nos referimos simplemente a una forma presente, pasada o futura de percibir lo que se encuentra y de afrontarlo. La pequeña palabra "yo" es siempre, correctamente entendida, simplemente una referencia del ser humano a las relaciones con un mundo, a la manera en que un mundo se dirige a nosotros y al modo en que pertenecemos a un mundo, en el que una persona con sus semejantes se encuentra en un momento determinado, en el que se ha encontrado o se encontrará.

Es evidente que la emisión explícita de la palabra "yo" está restringida a aquellos modos de conducta que una persona ha considerado expresamente y reconocido como las posibilidades de vida propias de su propia existencia. Está, sin embargo, en tan poca correspondencia con la realidad del hombre hacer la abstracción personificada de una instancia del ego psíquico a partir de estas relaciones a un mundo, así como es engañoso hipostasiar las posibilidades de vida, que no son deliberadamente apropiadas por un ser auténtico o incluso son negadas, en instancias psíquicas de un inconsciente o un preconsciente, para permitir entonces que impulsos, pulsiones y concepciones específicos sigan su curso en tales "localidades psíquicas".

En realidad, nada parecido se encuentra en el ser humano. Más bien el hombre está en todas sus relaciones con el mundo exterior, tanto en las apropiadas como en las que todavía no son apropiadas: "afuera" por así decirlo; "afuera", es decir, con las cosas que aparecen a la luz de sus relaciones con el mundo exterior. 

Sin embargo, si este es el caso de mi expresión "yo", entonces la psicología, al pensar en términos de una instancia del ego -o del ello-, una instancia del inconsciente y un superyó, haría uso de la vieja mecánica del cuento de hadas. Porque también éstos están acostumbrados a aislar los modos de comportamiento, por ejemplo los de la madre de un niño, que son deseados y queridos por ella y condensarlos en la noción de una instancia individual, en la figura de un hada buena, y por otro lado, personificar lo desagradable , aquellos de los que el niño no quiere saber nada, que son temidos, en la figura imaginada de una bruja.

Sin embargo, es tan poco posible para un niño mantener la creencia en estos personajes de cuentos de hadas durante toda su vida como lo será presumiblemente para un psicólogo conservar para siempre las nociones psicológicas de una instancia. Y no sólo esto último, con el tiempo tendremos que abandonar la noción misma de "psique", que de manera igualmente inadmisible cosifica el ser del hombre. En esta manera, sin duda, la psicología se vería privada del objeto de de estudio, la "psique" de hecho, y ya no podía continuar como ciencia con este nombre. Y, sin embargo, ¿sería lamentable que la psicología tuviera que superarse y abrirse camino para convertirse en antropología adecuada?

Pero si lo que existe en realidad como ser del hombre no consiste en entidades psíquicas, ni en instancias sino siempre meramente en las posibilidades de comportamiento frente a lo que se encuentra, que se muestran en cualquier momento dado, la naturaleza fundamental del ser del hombre debe consistir en una capacidad totalmente primaria e inmediata para comprender y dilucidar las cosas terrenales y divinas encontrándolas como los fenómenos que son. ¿De qué otra manera podría el hombre comportarse de esta u otra manera frente a lo que le encuentra, a menos que su ser mismo como un todo y según su constitución misma no hubiera residido siempre en una comprensión tan primaria e iluminadora?

¿Cómo podría ser posible que, por ejemplo, ustedes, distinguidos colegas, se hayan revelado y mostrado inmediatamente a mí como los semejantes que son en el momento en que pude conocerlos? Porque ni por un momento me he percibido como un sujeto primero que hubiera tenido que trascenderse para poder llegar a ustedes. Por el contrario, desde el comienzo de nuestro encuentro aquí, he estado con todo mi ser con ustedes en este auditorio y he estado junto con ustedes ocupándome del mismo tema de interés mutuo, motivación humana y en ningún otro lugar. ¿Esta experiencia ha sido diferente en su caso? ¿Realmente han tenido que salir del caparazón de una instancia o bien, de un ego, de una persona, para poder oírme, comprenderme o malinterpretarme? Más bien, ¿no habéis estado también vosotros conmigo, no hemos estado todos desde el principio, aquí mismo, en todo el ámbito de esta sala y, sobre todo, involucrados en una relación comprensiva con el mismo tema que se debate en la misma sala, incluso si cada uno de nosotros tiene su propia manera de entenderlo?

Sin embargo, ¿de dónde pueden venir entonces las motivaciones, los impulsos humanos, si tenemos que abandonar las nociones psicológicas de ego y ello? ¿Qué pasaría si el ser del hombre nunca hubiera sido impulsado de sí mismo hacia algo, si, por el contrario, siempre hubiera sido atraído por lo que encuentra y enganchado por ello como si fuéramos llamados y convocados por lo que aparece a la luz de nuestra existencia? Entonces lo que tendríamos que hacer sería claramente responder a esta llamada y convocatoria en los niveles de percepción, oído y acción para que las cosas destinadas a nosotros pudieran desplegarse en la plenitud de su ser.

Sin embargo, muchas personas, especialmente en el ámbito de la llamada sexualidad, ¿no tienen la experiencia de que, sin embargo, son conducidas desde dentro hacia ciertas cosas, hasta tal punto que su impulso interior puede crecer hasta un estado de esclavitud y adicción? Sin embargo, una adicción, de hecho, en el más alto grado, ¿no presupone una escucha y ésta la conciencia de una llamada e invocación? Sólo que, con tal relación, se produciría una sumisión servil a la cosa convocante. Por lo tanto, frente al estado de esclavitud se encuentra ese auténtico ser propio del hombre que podría establecer una relación libre con todos los fenómenos de su mundo que lo encuentran.

Sin embargo, ¿no vendría en ambos casos lo que motiva, lo que mueve al hombre, de mucho más lejos que el mero yo humano, sus representaciones objetales, sus instintos y sus fuerzas impulsoras? Incluso las nociones hasta ahora corrientes en nuestra psicología sobre el yo, así como las determinaciones causales y finales de la motivación, ¿no producirían desde el inicio una interpretación falsa del estado real de los asuntos? Éstas serían sobre todo las preguntas que, mediante los signos de interrogación colocados en nuestro título, nos gustaría ver planteadas ante nosotros para su discusión.

Leopold Bellak: Una nota sobre algunos conceptos básicos de psicoterapia


El término psicoterapia ha adquirido un amplio y poco definido significado en la literatura psiquiátrica y en el habla cotidiana. En su sentido más amplio, podría ser definida como cualquier cosa que no sea primariamente de naturaleza somática que se crea que pueda ser benéfica de cualquier forma para el estado mental de cualquier persona. En este sentido general se incluye cualquier acción, desde una amistosa palmada en la espalda y un alegre "buenos días", para el cual tenga tiempo el psiquiatra del hospital en la conversación de cinco minutos de su rutina diaria, hasta una amonestación o psicoanálisis prolongado. Como el término puede ser usado con una connotación tan amplia, conduce, sin duda, a mucha hipocresía.

Proponemos una más detallada conceptualización de la psicoterapia. Aunque probablemente poco de lo que digamos sea completamente nuevo, la justificación para esta presentación se deriva del encuentro con la confusión en el uso del término.

Aunque hablemos de tres formas básicas de psicoterapia, nuestro principal interés está dirigido a una de ellas, denominada psicoterapia dinámica y sus conceptos subyacentes.

Psicoterapia dinámica

Esta es la que usualmente es referida como "psicoterapia profunda", o lo que uno quisiera llamar psicoterapia propiamente. Para todos menos para la mayoría de los problemas superficiales, debería ser el método de elección, si todas las circunstancias lo permiten. En esta aproximación, las situaciones de vida del paciente son estudiadas en detalle. 

La psicoterapia dinámica consiste esencialmente en comunicación, interpretación, introspección y elaboración. 

Comunicación.- Esta denota alguna manera en la que el paciente relata sus situaciones de vida al terapeuta. Esto puede ser hecho por asociación libre, como en el proceso de psicoanálisis clásico, o de otra forma. Aunque el primer método mencionado es el científicamente más seguro, más exhaustivo y productivo, cierta selectividad en la comunicación, como la empleada en formas abreviadas de terapia, puede estar indicada. 

Interpretación.- Cuando el terapeuta se ha familiarizado con un número de situaciones de vida del paciente, podría percibir un cierto denominador común en los patrones de comportamiento e indicárselos al paciente en tales dosis que parezcan ser adecuadas para él en cualquier momento. 
  • Estudio horizontal: Principalmente, el terapeuta puede encontrar un denominador común de patrones de comportamiento y de relaciones interpersonales la situación de vida contemporánea, y podríamos hablar de esta tarea como un estudio horizontal de patrones. 
  • Estudio vertical: Tarde o temprano, será posible trazar por asociación libre o de otra forma el desarrollo histórico de estos patrones n la historia de vida del paciente, conduciendo a un conjunto más o menos definido. Podemos hablar de esta parte de la investigación terapéutica como el estudio vertical de las relaciones de los patrones de vida. Frecuentemente, será necesario señalar ambos, los denominadores comunes verticales y horizontales del comportamiento actual del paciente para conducir a una solución de sus problemas. 
  • Relación con el terapeuta: Como un caso especial de situaciones de vida actuales de los patrones horizontales en su relación con los históricamente más tempranos, la relación con el terapeuta puede ser discutida específicamente, lo que en psicoanálisis se conoce como análisis de la situación de transferencia.
Interpretación, entonces, significa señalar por el terapeuta al paciente los denominadores comunes en sus patrones de comportamiento - horizontalmente, verticalmente y en su relación con el terapeuta. 

Un breve ejemplo puede ser de ayuda aquí: el paciente puede haber llegado con el problema presente de vagos ataques de ansiedad. Puede parecer tarde o temprano que estos aparentemente desconcertantes ataques ocurren típicamente cuando el paciente está en contacto con una autoridad estricta que produce hostilidad en él. Después de que este patrón horizontal ha aparecido, en un momento u otro, un patrón vertical podría ser encontrado - el paciente tuvo una relación más o menos específica con su padre quien originalmente produjo esos sentimientos de hostilidad en él y la resultante ansiedad. Un estudio posterior revelaría una completa historia de relaciones con autoridades similares previo a la situación actual, y una actitud similar hacia el terapeuta.

Introspección.- El siguiente paso en el proceso terapéutico está constituido por el insight. El término insight es uno tan mal utilizado como el mismo de psicoterapia. Frecuentemente es usado para decir simplemente que el paciente está consciente de estar mentalmente enfermo. Así es usado más a menudo en la discusión sobre psicóticos, usualmente sin querer sin implicar más que eso. En un contexto de psicoterapia dinámica, insight debe tener este significado: la capacidad del paciente para ver la relación entre un síntoma dado y los previamente inconscientes patrones que subyacen en sus síntomas. Más estrictamente hablando, podemos definir insight como la apercepción (percepción significativa) de los denominadores comunes de su comportamiento, como señalados por el terapeuta.

Este proceso puede desglosarse en dos partes: 
  • Insight intelectual: El paciente puede ver la interrelación de sus diferentes patrones horizontales y verticales; el puede verlos como casos especiales de una clase general, o, en lenguaje gestáltico, él aprende por introspección, y el cierre de experiencias - las piezas de acontecimientos aislados se convierte en un todo significativo; una remodelación de patrones y reaprendizaje toma lugar. 
  • Insight emocional: El paciente reproduce el afecto perteneciente al insight intelectual - alivio, ansiedad, culpa, felicidad, etc. 
Si solo se produce el insight intelectual, limitados o ningún resultado terapéutico puede ser alcanzado, porque la remodelación de patrnoes emocionales es algo esencial para el proceso terapéutico, sea este concebido como un proceso libidinal-metapsicológico o como un proceso de aprendizaje en términos académicos convencionales. El afecto debe ser parte de la gestalt de una experiencia terapéutica. 

Elaboración.- El siguiente paso consiste en la elaboración del nuevo insight:
  • Intelectualmente: El paciente ahora aplica lo que ha aprendido en relación con algunas situaciones, como fue señalado por el terapeuta, a un número de otras situaciones para las cuales el mismo denominador general aplica. Si un patrón fue señalado de existir con su presente empleador, su maestro, su analista y su padre, él puede ahora recordar situaciones involucrando a su tío, a un oficial superior en el ejército, un hermano mayor, etc. pues ha reaccionado con ellos similarmente. 
  • Terapéuticamente (emocionalmente): En la situación terapéutica, psicoanalíticamente conocida como situación de transferencia, el paciente originalmente "transfiere" los patrones emocionales los cuales ha aprendido previamente hace con el terapeuta tanto como reaccionaría con ellos hacia cualquier otra persona. De hecho, debido a que las capas más tempranas de comportamiento son discutidas y el terapeuta se vuelve una persona más importante que la mayoría de personas y juega un rol parental, estos patrones de comportamiento aprendidos más temprano son particularmente expuestos. Cuando estos patrones aparecen son interpretados y luego el paciente elabora sus problemas reaprendiendo su patrón de acción con el terapeuta primero, y luego  una transferencia del entrenamiento también cambia su comportamiento en la situación de vida real. Esta no es la única manera - otras formas de reaprendizaje en la situación real son discutidas abajo. La situación de transferencia y su rol terapéutico, no obstante, puede ser reformulada como sigue: por transferencia de entrenamiento, el paciente acciona hacia el terapeuta como reaccionaba hacia sus padres. El reaprendizaje toma lugar en la situación terapéutica por insight y recondicionamiento, y luego hay una transferencia de entrenamiento de la situación terapéutica a la situación de la vida real. 
  • Conductualmente: Fuera de la sesión terapéutica, el paciente continúa encontrando situaciones discutidas y similares a las escudriñadas. Mientras que en las situaciones reales, el está consciente del insight que ganó recientemente. Bajo la influencia de esta nueva "disposición mental" reacciona de forma diferente, en medida progresiva, a esas situaciones en la dirección correctiva sugerida por el análisis de la situación. Nuevos problemas emergentes son re-analizados, y el problema es elaborado por el persistente ajuste y reajuste entre la disposición mental y la realidad. 
Aunque el proceso de insight y los aspectos puramente intelectuales de la elaboración son mejor explicados por la teoría de aprendizaje Gestalt, la elaboración terapéutica y conductual son mejor vistos como cuestión de condicionamiento y recondicionamiento, y como un problema en el cual el ensayo y error y la recompensa y castigo conducen al mejor resultado final.

Psicoterapia directiva

Proponemos usar este término para denotar cualquier método mediante el cual una persona hace un intento consciente por ayudar a otra persona con un conflicto o problema, y trata de mejorar su estado emocional activamente guiándolo, persuadiéndolo, sugestionándolo, reafirmándolo y apoyándolo. Es posible referirse a este método como orientación o consejería. La psicoterapia directiva, entonces, consiste en que el terapeuta arrive a la solución del problema y se la dé al paciente con direcciones sobre qué hacer. 

Psicoterapia expresiva

En esta forma de tratamiento, el paciente puede en parte transmitir sus dificultades en palabras. Si eso es imposible o no deseable, puede expresar las cosas que lo perturban consciente o inconscientemente mediante terapia de juego, psicodrama, baile y otros medios. Aquí pertenece, en cierta medida, actuar bajo hipnosis, ciertas formas de terapia con esquizofrénicos que simbolizan más en acciones que en términos convencionales reconocidos, y la catarsis bajo amital sódico. La psicoterapia expresiva está basada en la hipótesis de que manifestar las propias dificultades puede ser catártico, que eso disminuye la carga emocional relacionada con cierto contenido. Por otro lado, los métodos no verbales pueden ser usados para comunicación, y frecuentemente este método expresivo es usado en conjunción con la interpretación como en la psicoterapia dinámica.

En la psicoterapia expresiva, entonces, las operaciones pueden ser similares a las de la terapia analítica, excepto que el paciente puede plantear sus problemas simbólicamente y la reorganización de patrones puede llevarse a cabo sin el recurso de un nivel consciente, por manipulación emocional. 

Resumen y conclusiones

Uno debe estar consciente de que intentamos examinar solamente unos cuantos de los principales conceptos de psicoterapia. No hace falta decir que el proceso involucra muchos problemas más, algunos de los cuales son intrincados detalles psicodinámicos y técnicos para nada ajustables a la discusión en este particular marco de referencia. El objetivo de nuestro artículo fue establecer tan claramente como sea posible y tan brevemente como sea posible algunas operaciones básicas generalmente inteligibles de la psicoterapia. Esta fue nuestra intención debido a la frecuente experiencia de que es pensado como un proceso que va desde algo vago y charlatán por parte de timadores, a algo místico y maravilloso para el ingenuo, y siendo practicado por otros como un arte con el cual supuestamente tiene algo que ver con entender la naturaleza humana o tener un buen trato con enfermos y comportamiento tranquilizador.

Queremos señalar que las manipulaciones básicas de la psicoterapia pueden ser exitosamente reformuladas en términos académicos e incluso experimentales como un proceso de aprendizaje. El paciente relata sus situaciones de vida en las cuales el terapeuta encuentra denominadores comunes para sus patrones de comportamiento y los señala, interpreta. El paciente puede entonces experimentar un insight intelectual, por ejemplo viendo las interrelaciones percibiendo la gestalt (aprender) y reproduciendo la sensación emocional relacionada con esa situación. Puede el paciente entonces, al encontrar instancias específicas con el mismo denominador común, elaborar sus problemas intelectualmente, emocionalmente en la situación de transferencia y, fuera del cuarto de tratamiento, conductualmente, modificando su comportamiento al encontrar la situación real mediante ensayo y error y condicionamiento.

En distinción a estos procesos de la terapia no directiva, hay psicoterapia directiva y expresiva. La terapia directiva consiste en que el terapeuta llegue a la solución del problema y se la dé al paciente con direcciones sobre qué hacer. En la psicoterapia expresiva, las operaciones pueden ser similares a la terapia no directiva, excepto que el paciente puede expresar sus problemas simbólicamente y la reorganización de patrones puede llevarse a cabo sin el curso del nivel consciente, por manipulación emocional.

Marcel Eck: La verdad acerca de mentir

Marcel Eck, psiquiatra y psicoanalista francés. Este artículo es un extracto de su libro "Lies and truth" publicado en 1970.

Cuando los adultos hablan de mentir, siempre dan la impresión de que sólo los niños son culpables de ello. Los padres coinciden fácilmente en que el deber hacia la verdad es diferente para los adultos y los niños, pero están convencidos de que en la práctica sólo los niños incumplen este deber. Los adultos juzgan sin pensar ni por un momento que ellos también mienten y, más frecuentemente, crean el clima en el que es imposible no mentir.

Mentir es tener la intención de engañar. Pero hay situaciones en las que la intención de engañar se convierte en una obligación casi apremiante. Una sociedad en la que todas las verdades fueran expuestas sin rodeos sería más un infierno que un paraíso.

El niño no está tan inclinado a ver circunstancias justificativas y exoneradoras como lo está un adulto. Los niños sólo adquieren la necesidad de justificar sus mentiras más tarde. Su conciencia embrionaria no hace mucha distinción entre los diferentes grados de mentira. El niño dice algo que no es cierto. Eso es todo. No busca más explicaciones. Esto se debe a cierto formalismo moral que tiene en cuenta sólo el acto y no su intención ni sus consecuencias. El sentido moral más fino que se requiere aquí es obviamente difícil de adquirir.

Un estudio muestra que la noción de maldad se asocia con la mentira relativamente tarde en el desarrollo del niño, no antes de los siete años. Si bien el niño considera la mentira como un acto inmoral, la acepta como una forma de vida necesaria para protegerse y vivir en paz. Considera que mentir más es una violación de las convenciones sociales que una verdadera falta.

Permitámonos considerar algunos ejemplos:

  1. Robert niega haber roto el jarrón de la sala aunque no hay duda de que lo hizo. Éste es el tipo de mentira utilitaria destinada a evitar el castigo. Será más o menos hábil, más o menos convincente, más o menos teñida de perversidad, según pretenda o no exonerar o sospechar de otra persona. De todas las mentiras, la mentira para evitar el castigo es, con diferencia, la más común.
  2. John sabe muy bien que Robert rompió el jarrón en un ataque de ira. Sin embargo, les dice a sus padres que Robert es inocente. Esta es una mentira altruista, una mentira de solidaridad. Es posible que más tarde John le dé un sermón a Robert sobre la importancia de decir la verdad; pero por el momento predomina la solidaridad fraterna.
  3. Christine se jacta ante sus amigos de su popularidad entre los chicos, una popularidad que nunca disfrutó. Miente, se jacta y fanfarronea para no parecer inferior a los demás.
  4. Charles es un miembro dedicado de un equipo atlético, que gana un partido decisivo en una jugada dudosa. Charles es muy consciente de que el veredicto emitido es muy discutible. Pero afirma que todo fue normal, que no hay ningún problema. Charles miente para defender los intereses del grupo al que pertenece, como lo haría para defender los intereses de su familia o de su país.
  5. Pierre es tímido. Decir todo lo que pensaba lo haría vulnerable. No quiere aparecer como es ante sus amigos. No tiene la convicción de sus mejores intenciones ni el coraje de admitir su debilidad y miente para ocultar lo que es. Se jacta de una buena fortuna que nunca ha tenido y niega sus fracasos.
  6. Raymond cree que nunca conseguirá el dinero que quiere para ir al cine. Por eso dice que lo necesita para unirse a una organización bien considerada por sus padres o para suscribirse a una revista que, según él, es indispensable para sus estudios.

Estos son los tipos de mentiras más frecuentes. La experiencia nos muestra, sin embargo, que el mentiroso habitual puede operar en una amplia variedad de condiciones y mentir por todo tipo de motivos, por lo que es imposible establecer una clasificación absoluta de las mentiras.

Se puede juzgar al niño por la frecuencia, la importancia y los motivos de mentir más que por sus otros defectos como la desobediencia, la ira y el orgullo. Mentir también sirve como base para juzgar el valor educativo de los padres. Parecería haber un paralelo directo entre las mentiras de los jóvenes y la mala fe de los adultos, las mentiras del niño y la mala fe de los padres.

No se deben subestimar las mentiras de los adultos a los niños. La mentira del adulto, por sutil que sea, a menudo conduce inevitablemente a la mentira del niño. La astucia del adulto para engañar es una lección de pericia para el niño. Cuando los padres son sorprendidos mintiendo, es poco lo que pueden decir cuando sus hijos mienten.

Es cierto que cuando un padre hace trampa en sus negocios y se jacta abiertamente de ello ante sus hijos, tendrá grandes dificultades para lograr que sean perfectamente sinceros o se sientan culpables de su propia deslealtad. Hace algunos años traté a un chico de 17 años. Sus padres me lo habían recomendado debido a sus constantes mentiras. El niño me dijo que trabajaba con su padre.

"¿Qué hace tu padre?"

"Él vende autos".

“¿Cómo lo ayudas?”

“Yo renuevo los autos”.

Le pregunté cómo hizo esto. Luego me dijo que hizo retroceder el velocímetro, usó un gas especial de alta potencia y cosas por el estilo. Sin embargo, su padre, que le hizo hacer este trabajo, se disgustó mucho cuando su hijo le mintió.

Una madre me trajo a su hija para que la consultara porque mentía constantemente, inventando historias muy imaginativas para explicar sus tardanzas y ausencias en la escuela. Cuando hablé con ella, la niña me dijo que su madre estaba engañando a su padre y a menudo le pedía que inventara coartadas. La niña se quejaba con su madre pero ésta la desanimaba diciéndole: “Verás cómo es cuando tengas mi edad y hayas vivido un poco”.

Recientemente traté a un niño adoptado. Todos sus problemas surgieron de una situación que sospechaba pero de la que sus padres nunca habían hablado. Le habían dicho que era su hijo natural e hicieron todo lo posible para hacérselo creer. Pero dudaba que ese fuera el caso. Cuando hablé con él tuve la impresión de que sabía exactamente quién era. Se lo dije a sus padres. En mi presencia interrogaron al niño, quien respondió: “Lo sé desde hace mucho tiempo”. Los padres enojados exclamaron: “¡Qué! ¡Pequeño mentiroso! ¡Sabías que no te estábamos diciendo la verdad y no nos lo dijiste!"

El límite de la obligación hacia la verdad suele ser difícil de especificar en las relaciones entre padres e hijos (que son bilaterales más que unilaterales). La obligación de decir toda la verdad pronto resulta en una violación de la conciencia del niño y conduce a esa forma de mentira cuya intención principal es preservar la propia persona y su intimidad.

Los padres que actúan como inquisidores casi necesariamente hacen que sus hijos disimulen, porque sólo a este precio pueden ser ellos mismos.

Hay otra actitud que anima a los niños a mentir. Consiste en sospechar sistemáticamente que mienten. “¿Por qué debería decir la verdad, si no importa lo que diga nadie me cree?” Me preguntó recientemente un chico de 16 años. Su madre siempre dudaba de todo lo que decía y lo interrogaba incluso en cosas sin importancia. Trataba la verdad y la falsedad de la misma manera.

En muchos casos, la relación entre padres e hijos existe únicamente en el plano de acusación y defensa. Estas familias son como tribunales de policía. Cuando el niño sabe que inevitablemente será acusado y condenado, que la confesión de sus errores y pecadillos traerá automáticamente el castigo, se refugiará en la mentira. A menudo sorprendido en sus intentos de ocultar o falsificar la verdad, dará lugar a nuevas sanciones, y así continúa el círculo infernal.

Mi padre era el mejor y el menos curioso de los padres. Respetaba la autonomía de sus hijos y nunca hacía preguntas indiscretas. Pero si oía a uno de sus hijos llegar a casa a altas horas de la noche, no podía evitar preguntar: “¿Qué hora es?” Esta pregunta siempre me molestó aunque en realidad mi padre quería saber cuánto tiempo le quedaba para dormir en lugar de controlar las actividades nocturnas de sus hijos. Al final dejé de darle una respuesta precisa y le decía: “Son las menos cuarto” o “Es la hora y media”. Mi padre se tranquilizó con esa respuesta y volvió a dormir. Al día siguiente él sería el primero en reír.

Muchos padres se resisten a conceder a sus hijos el derecho a no decirlo todo y no comprenden la necesidad de respetar su privacidad. Hay una manera de no decir todo que salvaguarda perfectamente el derecho de los padres a la verdad. Hay una jerarquía entre las verdades que hay que decir y las que es posible no decir. Deberíamos inculcarle al niño que es deshonesto al ocultar algunas cosas aunque las exigencias de la lealtad no le obliguen a decir otras. Mis hijos no me muestran sus notas escolares todas las semanas pero cada vez que uno de ellos ha tenido mala nota me lo ha dicho voluntariamente.

Mi experiencia como psiquiatra, que comenzó hace más de 25 años, incluyó la ocupación alemana de Francia. Durante esa época, los niños que no podían distinguir entre la autoridad legal y la verdad ciertamente veían distorsionado su sentido moral emergente. ¡Qué familia no escuchó la radio prohibida en inglés! Pero esto nunca podría admitirse. ¿Qué familia no podría jactarse de haber obtenido alimentos sin cupones de racionamiento? Los más escrupulosos con el dinero porque abiertamente laxos con ese otro dinero conocido como libretas de racionamiento. Los niños no podían distinguir entre estas dos monedas. Recuerdo haber visto, en la víspera de Navidad de 1944, a mi pequeña admirando una preciosa muñeca en el escaparate de una tienda. Agarró a su madre por las mangas del abrigo y le dijo: “Ve a buscar algo de dinero y unos cupones”.

Es importante sopesar el clima en el que se establece la comunicación entre el mentiroso y el engañado. Con bastante frecuencia, la mentira se debe directamente a la mala calidad de este clima. Antes de acusar a nuestros hijos de mentirosos perpetuos deberíamos examinar nuestra conciencia y preguntarnos si hemos creado o no un clima en el que la verdad es posible. En algunos climas la verdad es natural; en otros, la verdad es imposible.

Arte esquizofrénico

Dibujos de Louis Wain. Cuando se encontraba mentalmente sano se dedicaba a ilustrar historias infantiles sobre gatos. A medida que su esquizofrenia avanzaba los adornos repetitivos se hacían más enfáticos. 

Hans Prinzhorn, psiquiatra e historiador del arte alemán, llevó a cabo una descripción detallada de la actividad plástica de esquizofrénicos y documento algunas de las más importantes manifestaciones objetivas.


Hanz Prinzhorn (1886-1933).

Las manifestaciones objetivas o hechos objetivos significativos, los define Karl Jaspers como: fenómenos comprendidos en el mundo sensible como manifestación del alma. Los dibujos, la fisiognomía, el lenguaje, los productos literarios, artísticos, el movimiento mímico y las acciones con finalidad consciente.

Signos característicos del arte esquizofrénico son las repeticiones: rasgos del mismo tipo, del mismo objeto, desde el garabateo aparentemente absurdo al casi ordenado; “verbigeración dibujada”, diría Prizhorn (verbigeración = repetición desordenada de frases o palabras). Podemos comparar esos dibujos más bien al garabateó involuntario que dan accesoriamente individuos sanos durante un periodo de atención concentrada, por ejemplo, en una conferencia.

Más allá del signo objetivo, es posible comprender la intención quizá desesperada por enfatizar algo que se considera incomprendido.

El mundo espiritual surgido en la esquizofrenia se expone con mayor claridad cuando existe habilidad y cultura técnica, y “donde los signos esquizofrénicos no sofocan la imagen entera”.

Algunos contenidos característicos: figuras mixtas de hombres y animales (zooantropomorfas), muecas deformes, órganos genitales enfatizados, variaciones de sus formas. Ocasionalmente son hechos dibujos de máquinas, que serían a causa de los delirios de influencias alucinatorias fisicocorporales.

Dibujo "sin título" (1916) de Robert Gie, artista hospitalizado con diagnóstico de esquizofrenia. Los personajes representados están unidos por un sistema de flujo eléctrico.

La forma, a veces más reveladora que el contenido, se caracteriza por el esmero, la necesidad de efectos llamativos; la reproducción de curvas y ángulos, que dan similitud a los dibujos de un mismo individuo. En la conversación sobre los dibujos con su creador, se encuentra que lo simple “está diversamente impregnado de significación simbólica y de enriquecimiento fantástico”.

Sus dibujos no dejan de impresionar por “la intuición de significaciones sombrías”, pues es claro que sus autores intentan representar algo aterrador.

Cuando los esquizofrénicos están en posesión de ricos medios materiales y su condición no se vuelve tan grave como para que la autoridad pública les impida una intervención, pueden ser llevadas a cabo las obras más raras, como las esculturas del príncipe de la Villa de Palagonia, en Bagheria, Italia, y la casa de junker o junkerhaus, en Lemgo, Alemania. Esta última es una casa con paredes entramadas en que el propietario ha construido toda una vida, repleta de tallas hechas por él mismo, recargada de imágenes fantásticas de repeticiones infinitas, sin una sola superficie lisa; sin ningún lugar vacío.

Las esculturas de la Villa de Palagonia fusionan seres fantásticos, humanos y animales. También es conocida como "villa de los monstruos". Se dice que Goethe quedó fascinado por ellas.

Interior de la Junkerhaus en Lemgo, Alemania.

Figuras talladas en los entramados de las paredes de la casa de Junker. 
 
Referencias

Jaspers, Karl. Psicopatología General. (2006). México: Fondo de Cultura Económica.