¿Todos tenemos algo de "psicólogos"?

En efecto, todos conocemos lo psíquico –percepciones, recuerdos, actos volitivos, fantasías, sentimientos, etc.-; lo conocemos porque lo hemos experimentado en nosotros mismos, y podemos tener también opinión sobre lo psíquico en los demás. Lo mismo ocurre en otros campos de la experiencia: por ejemplo, todo el mundo ha dejado caer un objeto o ha prendido una estufa... pero no se es físico por conocer que los objetos caen, o químico al saber que el propano enciende fácilmente. Hace falta poder explicar, decir cómo y bajo qué condiciones ocurren estos hechos: que los objetos caen de forma acelerada por una atracción entre dos masas, y que el propano enciende fácilmente puesto que su composición le permite reaccionar con el oxígeno bajo una menor cantidad de energía (calor). Y esto no basta. También hay que dominar los “cómos” del conocer: tanto en la psicología, como en las demás ciencias, se requiere de cierta sistematización y método en la aprehensión de los hechos, ciertas formas de obtener resultados similares independientemente de quién sea el investigador (muestreos, instrumentos, operacionalización de variables, criterios, métodos estadísticos o cualitativos, casuísticas, etc.).

Es así que un verdadero psicólogo necesitará, como en cualquier otra ciencia, de un adiestramiento, una fundamentación en el saber alcanzado, pero sobre todo una actitud científica que le preserve de arbitrios o simples opiniones.